Perú aguarda hoy con expectativa la tenue posibilidad de que el Congreso destrabe el adelanto de las elecciones como alivio a la crisis político-social, apremiado por una especie de ultimátum presidencial y una nueva muerte.
En medio de la ola de manifestaciones populares que demandan la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el Parlamento reconsiderará un proyecto de adelanto de comicios presidencial y legislativo rechazado el viernes último por el pleno congresal.
El proyecto atiende formalmente la exigencia de las protestas, de retiro de la mandataria este año y no en 2024 como aprobó el Congreso, y fija la primera ronda electoral para octubre y la instalación de los elegidos en 2024.
Los votos en contra invocaron diversas razones y la izquierda lo hizo por el descarte de su exigencia de que en las elecciones haya un referendo sobre la pertinencia de una asamblea constituyente.
Ante ello y tras la primera muerte la noche del sábado en Lima de un manifestante, la presidenta planteó en un mensaje que si no hay consenso hoy en el Congreso presentará dos iniciativas de atención inmediata.
Se trata, explicó, de una reforma para que las elecciones sean este año y prevé que el Congreso apruebe otras normas electorales antes del 28 de febrero de este año, para dejar sin efecto la que establece que no se modifiquen la reglas durante el año previo a los comicios.
Tal medida atendería la exigencia de tener tiempo para aprobar reformas electorales a su conveniencia, según la izquierda.
La propuesta de Boluarte no atiende la demanda de las protestas y de las bancadas de izquierda de un referendo sobre la constituyente, tema que, sostuvo, “es utilizado por algunas fuerzas políticas para menoscabar cualquier salida democrática a la actual situación”.
Solo planteó proponer al próximo Parlamento que debata la reforma total de la Constitución de 1993 y que el resultado sea sometido a un referendo, pese a que una encuesta arrojó hoy como resultado que 69 por ciento están a favor de una constituyente.
La presidenta solo se refirió a las protestas para atacar sus excesos y no se dirigió a los manifestantes que desde el 4 de enero mantienen una segunda ola, con un saldo desde diciembre de 47 muertes.
En el contexto del mensaje, la encuesta del Instituto de Estudios Peruanos indicó que el 71 por ciento desaprueba la gestión de Boluarte y 76 por ciento comparte la demanda de que renuncie.