Con solo cinco años, Rachel Adriana Fort Hernández sabe que la COVID- 19 es una enfermedad peligrosa, pero sobre todo, prevenible si se siguen determinadas medidas higiénicas en centros laborales, educacionales y hogares.
En su salón de sexto año de vida en el círculo infantil Los Criollitos, de la ciudad de Pinar del Río, desde hace varios días se refuerzan las acciones para evitar el contagio de la pandemia que ha cobrado más de ocho mil vidas en el mundo.
La maestra nos enseñó cómo lavarnos las manos con agua, jabón y cloro todos los días para no enfermarnos, explicó a la ACN.
Porque ya constituye una práctica habitual conversar con los niños en esas instituciones sobre las formas de toser o estornudar usando el antebrazo, evitar saludos con besos o abrazos, entre otras precauciones.
Julia Rosa Fuegos Valdés, enfermera de Los Criollitos, apuntó que todas las mañanas revisan a los infantes en busca de síntomas respiratorios o febriles, y en caso de existir, son enviados a sus casas.
Los trabajadores refuerzan la limpieza con hipoclorito de sodio al uno por ciento de los juguetes, ventanas y mesas; el lavado de los forros de catres y se enfatiza en el uso personal de los utensilios para la alimentación.
Charlas educativas en las actividades conjuntas con la familia también marcan la cotidianidad en ese centro, de cara a prevenir el contagio igualmente en las moradas.
Frente a la amenaza que implica el nuevo coronavirus, es estrategia de la Dirección Provincial de Educación realizar sesiones de capacitación a estudiantes, trabajadores y familias acerca de los síntomas de la enfermedad y los modos de prevenirla.
Asimismo, se mantiene la vigilancia activa de los factores de riesgo vinculados a infecciones respiratorias, según Evelio Herrera Padrón, director provincial del sector.