Farmacia no es solo un proyecto para las artes; es una escuela de pensamiento, artística y pedagógica; también una escuela de amigos que entiende al arte como un proceso de sanación.
Por estos días imparte un taller de animación gracias a la colaboración del artista y profesor Eduardo Elgueta Strange de la Universidad Pontificia Católica de Chile.
La iniciativa responde a la estrategia pedagógica de este proyecto, que ha aspirado siempre a tener un laboratorio de obras animadas. Además, abre sus puertas al público la muestra colectiva Mapri: ¿un museo del siglo 21?, específicamente con Estos muros saben del futuro, del propio artista chileno, una instalación que estará disponible hasta el 14 de noviembre.
La idea es parte del ciclo expositivo Mapri, Proyección 21 al cuadrado, que festeja los 21 años del Museo de Arte de Pinar del Río.
Farmacia se apoya en la colaboración para existir y ampliar los conocimientos. En 2018 Elgueta vino a exponer en el museo y quedó prendado de la idea de poder impartir los talleres, lo cual amplía el diapasón para los estudiantes que se podrían formar en el área de las animaciones.
Juan Carlos Rodríguez, director del Mapri y coordinador de Farmacia, dijo que la intención es que más alumnos puedan formarse, con más profesores, incluso de otras partes del mundo y terminar con un festival como parte del proyecto y de la estrategia que se ha diseñado.
Las primeras sesiones de los talleres tuvieron lugar esta semana y concluyen mañana. “Las temáticas giraron en torno a técnicas básicas de animación, para crear con lo que tengan acá. Para mí es fundamental que ellos puedan trabajar con un móvil. Se da la teoría con la práctica, es un taller muy básico que he impartido a personas muy pequeñas, a adultos, con las mejores herramientas del mundo y también con las más sencillas, y siempre funcionan”, explicó el profesor.
“El segundo taller tiene que ver con la resolución de un proyecto. Deben concluir con uno que desarrollarán poco a poco, nos saltamos la parte técnica y llegamos a este momento de posproducción, en el que nos hacemos las preguntas, ¿qué queremos mostrar? y ¿cómo?. La idea es que tengan un año de trabajo”.
Señaló Elgueta que para él resulta muy importante un cambio de paradigma sobre cómo se ve la animación, no solo en Cuba sino en todos lados: “La animación no es solo para niños. La animación que se hace de forma contemporánea tiene un público que de niño vio animación, por tanto, no le molesta verla ahora, pero con temáticas mucho más complejas, que toman desde lo espiritual, lo psicológico y todos los problemas del día a día y lo que eso significa”.
Comentó que la animación en Latinoamérica es distinta y como tal se muestra, “en ella tengo la oportunidad de decir lo que quiero decir”.
Al referirse a la animación en el país y su relación con el proyecto Farmacia dijo: “Hay una intelectualidad en Cuba que es significativa, pero que ve con desdén a algunas formas de creación. Y Farmacia no tiene eso. Farmacia invita a todos y cree que todo puede entrar a las artes. No se puede anular.
“Farmacia pretende armar una identidad y amar esa identidad. Hace mucho con muy poco y eso es sorprendente. Por lo tanto, lo que ha permitido es construir espacios con lo que se tiene. Además, es un espacio de apertura a las posibilidades. Ahora mismo en el museo hay chicos tatuando en un espacio concebido para el arte, por ejemplo”.
En el contexto Latinoamericano se otorga a la animación un espacio esencial. “Es un medio muy amable y afectivo; es un medio hermoso para posicionarnos como hemisferio Sur; Latinoamérica ha sido más saqueada que las ganancias que ha obtenido, y a través de la animación se pueden decir muchas cosas que lleguen a mucha gente.
“También nos permite armar nuestras identidades, no quiere decir que no haya transformación, pero sin olvidar las cosas fundamentales; es adaptar lo que llega a mi realidad”.
Explica el artista y profesor que en Cuba está la visión del Icaic, que sigue siendo una gran productora de audiovisuales y de animación, pero es desde su visión, no la de Pinar, y eso es lo que queremos hacer acá”.
El sueño de tener un espacio para la realización audiovisual ya está hoy más cerca, precisa Juan Carlos Rodríguez, y se acariciaba desde los inicios mismos de Farmacia. Hoy se dispone de ese local y se buscan los equipos para montarlo finalmente.
“Tenemos un claustro de profesores de primera que será guiado y coordinado por Eduardo Elgueta. La posibilidad de tener dentro de Farmacia una escuela de animación y un proyecto de laboratorio audiovisual, de forma general, enriquecerá profundamente el proyecto”.
Para su director Farmacia es una concepción y una escuela que se ajusta a un pensamiento del siglo XXI, que pretende volver a ciertos instantes atrás en la humanidad e intenta integrarlo todo. “La idea de vida-arte me encanta; trato que ambos estén tan fundidos que no exista separación y esa es la propuesta de Farmacia”.