Federico García Lorca y Salvador Dalí eran dos de los artistas más destacados de la Generación del 27 en España. Ambos mantenían una relación amistosa y colaboraron en varios proyectos artísticos.
Una anécdota notable ocurrió en 1927, cuando Lorca visitó a Dalí en Cadaqués, un pequeño pueblo costero en Cataluña. Durante su estancia, Dalí le mostró a Lorca su famoso cuadro «La persistencia de la memoria», que más tarde se conocería como «Los relojes blandos». Lorca quedó asombrado por la originalidad y la atmósfera surrealista de la obra.
Inspirado por la pintura de Dalí, Lorca decidió escribir un poema titulado «Oda a Salvador Dalí» como una forma de homenajear al artista. El poema fue publicado en 1928 y se convirtió en una de las obras más emblemáticas de Lorca. En él, Lorca elogiaba la visión creativa y la genialidad de Dalí, destacando la influencia que su arte tenía en su propio trabajo.
Esta anécdota muestra cómo la admiración mutua y la colaboración artística existían entre estos dos grandes escritores y artistas españoles. Aunque su amistad tuvo altibajos y finalmente se distanciaron en los años posteriores, el impacto de su interacción y apoyo mutuo en el desarrollo de sus respectivas carreras artísticas es innegable.
Tomado de Historias y curiosidades del mundo