El acertado manejo de la COVID-19 en Cuba ha dejado al descubierto el impacto de las políticas de inversión social en el enfrentamiento a cualquier contingencia. La Isla presenta una de las más bajas tasas de contagios y fallecidos por la pandemia en el continente americano y en el mundo, resultados respaldados por la obra de años en pos de la atención médica integral a la población.
En su artículo Gestión gubernamental y ciencia cubana en el enfrentamiento a la COVID-19, los autores Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de la República de Cuba, y Jorge Núñez Jover, presidente de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Sociedad de Universidad de La Habana refieren:
“Aun en medio de circunstancias adversas, el país ha desplegado durante décadas una política de salud pública, universal y gratuita, absolutamente inclusiva. Cuba dedica el 27,5 por ciento de su presupuesto a respaldar los gastos de salud y asistencia social, lo cual permite que el sistema esté preparado para enfrentar la pandemia”.
Otros datos aportados por la publicación señalan que la Mayor de las Antillas cuenta con 479 623 trabajadores de la salud y una tasa de nueve médicos por cada 1000 habitantes.
Una industria farmacéutica sólida, centros de investigación de prestigio internacional y el potencial académico para la formación de profesionales comprometidos con el bienestar del pueblo, son otras de las características que distinguen al sector médico; logros que se sostienen en el trabajo humanista de 61 años de Revolución, pero sobre todo, en el pensamiento y la acción del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, fallecido el 25 de noviembre de 2016.
En su histórico alegato La Historia me Absolverá, el entonces joven abogado, denunció la grave situación sanitaria imperante en el país:
”El noventa por ciento de los niños del campo está devorado por parásitos que se les filtran desde la tierra por las uñas de los pies descalzos. La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos. Y cuando un padre de familia trabaja cuatro meses al año, ¿con qué puede comprar ropas y medicinas a sus hijos? Crecerán raquíticos, a los treinta años no tendrán una pieza sana en la boca. El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, solo es posible mediante la recomendación de un magnate político que le exigirá al desdichado su voto y el de toda su familia para que Cuba siga siempre igual o peor”.
Revertir esa situación solo sería posible mediante la formación masiva de médicos, idea que Fidel abrazó desde un inicio y sobre la cual volcó todas sus energías.
“Con vistas al futuro, la única, la verdadera, la definitiva solución, es la formación masiva de médicos. Y la Revolución tiene hoy fuerzas, tiene recursos, tiene organización y tiene hombres— ¡hombres!, que es lo más importante— para comenzar un plan de formación de médicos en las cantidades que sean necesarias. Y no solo muchos, sino sobre todo buenos; y no solo buenos como médicos, ¡sino buenos como hombres y como mujeres, como patriotas y como revolucionarios!”, expresó en el acto de inauguración de la Facultad de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón en octubre de 1962.
Fue visionario al fomentar la sistematización de la medicina preventiva y el afianzamiento del médico general integral como figura clave en las comunidades. Sobre este particular opinó:
“….Estos médicos tienen un código especial, un código ético especial y riguroso, ¿por qué?: por el acceso que tienen a la familia, por la confianza que la familia les brinda, al extremo que, incluso, van a necesitar conocimientos de psicología y psiquiatría también. En cierta forma muchas familias les piden consejos sobre problemas y se convierten realmente en un profesional de gran influencia, de un gran prestigio, y de un gran aporte al bienestar y a la salud del pueblo. En esa tarea los médicos de familia van a jugar un papel fundamental….”
La ayuda médica internacionalista fue otro principio sustentado por el líder indiscutible del proyecto socialista cubano.
Hoy suman más de 28 000 los colaboradores de salud que brindan servicio en 59 países del orbe y en los últimos meses, 34 brigadas médicas cubanas se formaron para asistir a 26 naciones azotadas por el nuevo coronavirus.
Fidel sembró pensamientos en tierra fértil que devinieron acciones; como sentenciara en el discurso pronunciado en Buenos Aires en mayo del 2003:
“Un día dije que nosotros no podíamos ni realizaríamos nunca ataques preventivos y sorpresivos contra ningún oscuro rincón del mundo; pero que, en cambio, nuestro país era capaz de enviar los médicos que se necesiten a los más oscuros rincones del mundo. Médicos y no bombas, médicos y no armas inteligentes”.