El gobernador de Florida, Ron DeSantis, y autoridades de salud estatales están en el caldero después de que se dio a conocer que personas mayores en un enclave adinerado en Key Largo recibieron cientos de vacunas contra el coronavirus a mediados de enero. Esto está dando munición a los críticos que dicen que el gobernador republicano favorece a los ricos del estado sobre los habitantes ordinarios.
Las revelaciones fueron el último ejemplo de floridanos adinerados que obtuvieron un acceso anticipado a las vacunas contra el coronavirus, incluso cuando el estado se ha retrasado en los esfuerzos para vacunar a los residentes más pobres.
DeSantis rechazó el jueves las críticas al decir que un hospital local, y no el estado, estaba detrás de las vacunas de más de 1.200 residentes del exclusivo Ocean Reef Club en Key Largo, Florida, y que el estado “no participó de ninguna forma”.
Funcionarios del condado de Monroe, donde se localiza Key Largo, dijeron que el centro médico del adinerado club, que es una filial de Baptist Health Hospital, recibió las vacunas a través del hospital como parte del programa del gobernador para vacunar a las comunidades con poblaciones de 65 años o más. La portavoz del condado, Kristen Livengood, dijo que las asignaciones se coordinaron a través del Baptist y el estado de Florida.
El Miami Herald fue el primero en dar la noticia sobre la vacunación de los residentes de Ocean Reef.
La distribución desigual de las vacunas contra el COVID-19 se está convirtiendo en un problema de relaciones públicas para el gobernador. De los 3,2 millones de personas que han recibido una o dos dosis de las inyecciones, menos del 6% son negras, cuando representan un 17% de la población total.