Al doctor Yatson Jesús Sánchez Cabrera se le ve desde hace muchos años de aquí para allá, apenas sin parar en el hospital pediátrico Pepe Portilla, pero marzo pasado marcó un giro en su vida profesional.
Por esa fecha supimos que había pedido a sus alumnos la ayuda de 16 quijotes, muchachos locos, con vocación y alma de médicos a los que no les interesara otra cosa que salvar la vida de los niños.
Ese misma jornada tuvo al equipo completo. Empezaba así la atención a los pacientes pediátricos enfermos de COVID-19. El día 23 aparecería el caso índice y de ahí para acá solo ha habido desvelos.
DE LOS INICIOS
“Desde que se supo en diciembre de 2019 en China de la aparición de un grupo de casos con neumonía que hablaban del síndrome de distres respiratorio agudo y que se asociaron con la COVID-19 estuvimos al tanto.
“Se hizo la alerta internacional el 30 de enero y Cuba empezó con un plan integrador que abarcaba epidemiológicamente, asistencial y desde la ciencia cómo se iba a enfrentar la epidemia”, relató el también especialista en segundo grado en Pediatría, máster en Atención Integral al Niño y presidente del Capítulo Pinareño de la Sociedad Cubana de Pediatría.
El doctor recuerda como si hubiese sido ayer el primer caso positivo de la pediatría en la provincia Pinar del Río. Explica que en ese momento “todos los niños positivos se atendían en el hospital León Cuervo Rubio que era el certificado para la COVID-19, pero desde el inicio con nuestro personal. Aquí solo se quedaban los menores de 18 meses”.
OCTUBRE MARCA LA DIFERENCIA
Desde octubre el Pediátrico ostenta la categoría de hospital COVID-19 y comenzaron a atender a estos pacientes, con la diferencia de que continuó brindando la asistencia al resto de los niños enfermos que no tenían una patología respiratoria.
“No se podía descuidar el Programa de Atención Materno Infantil. Establecimos un servicio de COVID-19, que incluye desde un cuerpo de guardia que se creó al efecto para la atención de todos los pacientes pediátricos con infecciones respiratorias agudas o con sospechas de COVID-19, para dividirlos de los que entran a nuestros servicios por otras morbilidades”, especificó Sánchez Cabrera.
“Tenemos 92 camas para sospechosos y una sala para casos confirmados con 44. Ha llegado a estar al 90 por ciento de índice ocupacional, sobre todo a partir del rebrote del seis de octubre. Ante esta situación tuvimos que trasladarnos; el servicio está enclavado hoy en el bloque en L que hay a la entrada para evitar el contacto con el resto del hospital. Esa es nuestra zona roja. Dos salas de sospechosos ahí y una tercera que se mantiene en Especialidades. Hay centros de aislamiento donde van niños sin riesgo mayores de tres años y los contactos de casos positivos”, explicó el jefe de Urgencias Médicas.
Comentó que al ser una nueva enfermedad, el protocolo se adecuó en el tiempo a partir de la evidencia de la ciencia y en la actualidad va por la versión 1.6, o sea, en seis veces ha sido modificado. “Siempre con la evidencia que se acumula a nivel internacional, pero sobre todo con la experiencia que ofrece el trato a nuestros pacientes.
“Y si las cosas van bien hay poco que cambiar. De un grupo de medicamentos que usábamos al principio ya se emplean muy pocos”.
NIÑOS ENFERMOS DE COVID-19
Ayer el Pediátrico tenía 33 menores de edad en la zona roja y 11 adultos que reciben atención por parte de un equipo del “León Cuervo”. Desde octubre a la fecha suman más de 200 pacientes confirmados.
“Hasta ahora la principal forma de presentación es asintomática, generalmente no tienen síntomas y si los presentan son mínimos: fiebre; manifestaciones catarrales ligeras como tos; algún signo de dificultad respiratoria con aumento discreto de su frecuencia respiratoria, lo que se conoce como polipnea; dolor de garganta y osteomusculares; malestar general; pérdida del olfato; del gusto; lesiones en la piel; se acompaña también de signos extrarrespiratorios como síntomas digestivos, náuseas, vómitos, diarrea.
“Ninguno ha ido a la unidad de cuidados intensivos pediátricos. Eso dice bastante de las atenciones y del protocolo de actuación”, reconoció el doctor, quien no hace más que resaltar el humanismo del personal de la institución, que se ha entregado sin reservas a esta labor. En estos momentos ya está la lista de los que van a entrar a zona roja el resto de febrero y marzo.
“Aquí hemos tenido pacientes embarazadas en edad pediátrica; tuvimos un neonato de 16 días de nacido que arribó a nuestro servicio con una lactancia mixta y uno de los logros fue que el equipo de trabajo rescató la lactancia materna exclusiva, el paciente salió del centro sin ninguna leche artificial. Es importante que se conozca que el protocolo llega hasta la edad neonatal”.
ALGUNAS PAUTAS PREVENTIVAS
Pero para el doctor Yatson lo más importante empieza por la prevención, por eso en cada entrada del Pediátrico hay personal sanitario y de protección. Una vez pasados los preclasificadores se debe mantener la distancia en las salas de espera, usar gel de mano, solución alcohólica al 70 por ciento o hipoclorito de sodio, no violar los pasos podálicos.
Unido a la capacitación, a la responsabilidad y a la exigencia del departamento de Higiene del hospital y de la administración, se enfrascan en estas medidas, porque si significativo es el niño que llega, lo es también la salud de los profesionales. De ello depende la asistencia continua. Evitar al máximo que haya una transmisión en las instituciones de Salud es vital.
Hay cuestiones que el especialista en segundo grado en Pediatría prefiere dejar claras y que pueden contribuir a frenar los contagios:
“Primero: hay que evitar ir a los hospitales. En la tradición cubana el niño va con casi toda la familia. Hemos pedido que venga con la madre o el padre u otra persona, pero solo una, y tratar de que nunca sea un familiar con riesgo de contraer las formas graves de la enfermedad. No deben acompañar a los niños personas mayores de 60 años; no venir con los abuelitos ni con hipertensos, diabéticos, obesos o con individuos que padezcan enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Cerrar las puertas de los hospitales es una de las principales medidas de enfrentamiento a la epidemia, porque pueden ser uno de los principales focos de infección o de contagio del virus.
“Segundo: los niños de dos años en adelante y ese acompañante deben asistir con sus nasobucos y cumplir con las medidas de distanciamiento que exige la institución. El lavado de manos es primordial.
“Tercero: el aislamiento, principal vía para evitar el contagio. El aislamiento oportuno es vital para que el país pueda enfrentar la epidemia y evitar la propagación de la enfermedad. Tiene que ser en centros institucionalizados para ello, es la política que ha tomado la nación. Nuestro protocolo ha dado resultado y si hoy Cuba muestra esas tasas de letalidad del virus, que nadie piense que es algo espontáneo, es porque posee un protocolo de atención que incluye el aislamiento social en centros destinados para ello. El aislamiento intradomiciliario no dio resultado, ahí entra la indisciplina social. No hay una percepción de riesgo de la población de la letalidad de la enfermedad.
“Cuarto: nuestro sistema está bien diseñado para la pesquisa y la atención oportuna, que también es esencial. Es la epidemia más devastadora de los últimos 50 años, los números hablan por sí solos. Ha puesto patas arriba a la humanidad; entonces no veo sensato que las personas oculten los síntomas. Es verdad que en la mayoría se manifiesta como un catarro leve, pero nadie sabe quién se va a complicar.
“Quinto: necesidad de acudir a las instancias sanitarias ante la aparición de un primer síntoma, ante el conocimiento de que alguien de la familia estuvo en contacto con algún positivo o viajó a una zona en transmisión, porque la vigilancia es de todos, no solo del sistema de Salud. Hay un grupo de niños con condicionantes que hacen que en ellos el virus no evolucione de igual forma que en los demás, pero eso está en el conocimiento de los médicos. La salud comienza por el cuidado, la responsabilidad individual.
“Sexto: hay un grupo de riesgo. No pueden quedarse en la casa bajo ningún concepto ante un síntoma los niños que padezcan cardiopatías congénitas, enfermedades crónicas respiratorias de la infancia, fibrosis quística, displasia broncopulmonar, aquellos que están inmunodeprimidos como los desnutridos, los que padecen cáncer o están bajo tratamiento de enfermedades malignas, los sicklémicos y los diabéticos”.
EL “PEPE PORTILLA” PUERTAS AFUERA
Hay que señalar que el hospital no ha limitado la atención a los pacientes con COVID-19 al interior de la institución. Varios médicos y enfermeros suyos han prestado servicios en otros países.
La capacitación en los distintos municipios ha sido una constante. Sostienen una intrínseca relación con la Atención Primaria de Salud en el seguimiento a los recuperados y se han enfocado también en la ciencia y la investigación sobre el tema.
Lo más importante es que a pesar de las limitaciones de recursos, de la cantidad de niños que pueden llegar al cuerpo de guardia de una institución como esta y de otras cuestiones perfectibles que hoy lastran el sistema de Salud, hay un grupo de profesionales cuya única prioridad es el bienestar de nuestros hijos. De ello hay garantía en el Pediátrico.