Hace unas semanas tratábamos el tema de los gentilicios y nos referíamos a aquellos más raros en España, pero también hay otros poco conocidos en todo el mundo y que sería bueno puntualizar, para no meter una patada al diccionario si en alguna ocasión existe la necesidad de designar del modo correcto a los habitantes de dicho lugar.
Por ejemplo, estoy segura de que muy pocos conocen los gentilicios de Jerusalén, Madagascar o Sri Lanka, debido precisamente porque no sigue la lógica del sufijo -ense, -eño o -ino.
En estos tres casos concretos, esta es la denominación correcta: los malgaches son los habitantes de Madagascar; los jerosolimitanos son aquellos naturales de Jerusalén y los ceilaneses son los procedentes de Sri Lanka. Otros ejemplos: los neerlandeses proceden de los Países Bajos, los kazajos de Kazajistán, los lusos de Portugal, ridzenes de Riga, los antiguanos de Antigua y Barbuda y los conejeros de Lanzarote.
Pero, aparte de los nombres oficiales, en muchas ciudades y países se les denominan a sus habitantes o naturales, sin ser oficiales, o sea, de manera coloquial: los gatos de Madrid, debido a la relación de la ciudad con este animal; los catrachos son los naturales de Honduras, un nombre que viene del pasado de las tropas xatruches asociadas al general Florencio Xatruch que estuvo en el país en el siglo XIX.
También en América del Sur se encuentran unas denominaciones similares como los boricuas de Puerto Rico, llamados así por la isla Boriken, honorífica del dios de la cosecha. Lo curioso en este caso es que boricua es el nombre oficial, pero se suele llamar a sus habitantes simplemente puertorriqueños. Es decir, en este caso sucede al contrario de lo habitual.
Los cachacos, por su parte, son los naturales de Bogotá (Colombia), que viene de la época antigua, cuando se utilizaban dos denominaciones para los bogotanos: rolos a quienes no tienen padres naturales de la ciudad y cachacos a quienes sí tenían sus raíces ciento por ciento puras.
Y por último, a los habitantes de Dubai se conocen como dubaití.