Durante un domingo de carnavales hace hoy 126 años, Cuba reivindicó el grito de libertad y reinició la guerra contra España en busca de un proyecto de país que, según expertos, llegaría seis décadas después.
De acuerdo con investigaciones históricas, el patriota y conspirador cubano Juan Gualberto Gómez comunicó sobre el alzamiento al artífice de esta tercera guerra, José Martí, a través de un mensaje cifrado que solo decía: ‘giros aceptados’.
El historiador Luis Fidel Acosta explicó a Prensa Latina que tras la deposición de las armas por la mayoría de las tropas cubanas después de 10 años de lucha (1868-1878), ocurrieron varios intentos fallidos por mantener el movimiento insurreccional en la isla.
José Martí, periodista, poeta, político y patriota cubano, fue el responsable de cohesionar desde la emigración en Estados Unidos a veteranos y nuevas generaciones en torno al independentismo.
‘Fundó el Partido Revolucionario Cubano (PRC) que no distinguía raza, sector social o clases económicas entre sus afiliados; preparó las condiciones para reiniciar la guerra y limó asperezas entre principales jefes militares como Máximo Gómez y Antonio Maceo’, comentó Acosta.
El experto enfatizó que Martí abogó además por la fundación de una República justa con los humildes y para los humildes, y principalmente por una país nuevo con un proceso revolucionario y transformador de la estructura social.
‘El proyecto martiano era mucho más radical que el concepto de independencia, y pasaba también por la creación de una nación con un amplio sentido latinoamericanista y antiimperialista’, sustentó.
Según Acosta, para finales de 1894 ya existían condiciones para retomar la lucha armada y Martí había planteado la necesidad de que ocurrieran levantamientos simultáneos en todo el país.
‘A esto seguiría el desembarco de los vapores Lagonda, Amadís y Baracoa con los principales jefes y armas, tres expediciones que formaban parte del Plan de la Fernandina, el cual no pudo materializarse por una delación’, precisó.
Pese a este fracaso, Martí decide no retrasar el levantamiento en Cuba debido a que ya España estaba sobre aviso y en la isla los patriotas querían iniciar de una vez la guerra, explicó.
Además de él, el 29 de enero de 1895 firmaron la orden de alzamiento Enrique Collazo, representante de la Junta Revolucionaria de La Habana y Mayía Rodríguez, enviado personal de Máximo Gómez.
De acuerdo con el historiador Ernesto Limia, los levantamientos ocurrieron con mayor intensidad en la región de oriente.
‘Solo en el territorio que hoy comprende la provincia de Granma se consumaron 16 pronunciamientos bajo el mando del mayor general Bartolomé Masó’, aseguró.
En Guantánamo el coronel Pedro Agustín Pérez encabezó un sincrónico alzamiento que incluyó nueve barrios rurales y en Santiago de Cuba el mayor general Guillermón Moncada, enfermo de tuberculosis, también cumplió su palabra de levantarse en armas.
En occidente los alzamientos no tuvieron el mismo impacto, aunque ocurrieron algunos en la región de Matanzas, estos fueron rápidamente sofocados por las fuerzas españolas.
‘El 24 de febrero de 1895 no llegó a la isla el tsunami previsto por Martí; pero otra vez tronó en Cuba el grito de áIndependencia o muerte!’, escribió Limia.
José Martí desembarcó, junto a Máximo Gómez, por Playita de Cajobabo el 11 de abril de ese mismo año y el 19 de mayo murió en combate.
‘Tras su muerte, se da un proceso interno en la guerra del 95 de disolución del movimiento radical, pierde toda esa carga transformadora martiana y queda solo en el cascarón de una guerra de liberación nacional’, subrayó Acosta.
En opinión del historiador, los ideales del Apóstol cubano no se recuperaron hasta seis décadas después con el triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959.
‘La sociedad equitativa de la que habló Martí se empieza a construir a partir de ese momento, con todos y para el bien de todos, cuando se da un lugar preponderante a aquellos sectores subalternos que han sido preteridos desde el punto de vista económico, político y social’, dijo.
Asimismo, Acosta destacó el carácter latinoamericanista y antiimperialista del país naciente en 1959.
‘Una revolución que busca defender y otorgar las mayores cuotas de justicia social para los pobres y para los que lo necesitan, por tanto rescata y patentiza ese ideal martiano’, aseveró.