El joven Yoel Verbe Cordero madruga a diario para comenzar su jornada laboral en tiempo y poder asegurar con su trabajo la venta de panes y dulces en las comunidades en cuarentena del municipio de Pinar del Río, esfuerzo que acomete el colectivo del centro de elaboración y ventas Glykys, de esta ciudad.
Preparar la masa, luego cocinarla y embolsar el producto final constituye la rutina de ese operario, uno de los tres que en cada turno emprende la elaboración de alimentos, respetando el distanciamiento físico en un pequeño local de la instalación inaugurada a finales de 2017.
Donde antes laboraban seis personas, la situación epidemiológica de la provincia- en fase de transmisión autóctona limitada- obligó a reducir ese número, de ahí que la responsabilidad sea mayor.
Somos una familia, nos ayudamos mutuamente y me siento feliz por ayudar a quienes debido a la COVID- 19 no pueden salir de sus hogares, precisó.
A veces empezamos a las cuatro de la mañana, otras a las seis, pues debemos garantizar las producciones en tiempo, dijo.
Marilú Díaz Peñate, mensajera de unas de las comunidades del consejo popular Celso Maragoto, destacó la labor de los jóvenes de Glykys allí ante la presencia de casos positivos.
Estamos satisfechos con los servicios porque nos ayudan en la alimentación de los niños, adultos y de los vecinos de manera general, expuso a un equipo de prensa.
Lendys Morales Torres, dependiente, aseveró que ha sido un quehacer intenso porque no tienen muchos días de descanso. “Siempre estamos llevando los productos a los lugares, incluso en una jornada podemos ir a cinco zonas en cuarentena”.
Nos cuidamos en todos los sitios, usamos guantes, desinfectamos las manos porque tenemos familia a la cual proteger, apuntó la joven.
Aliosha Montoto Muñoz, administradora, detalló que hoy expenden a unas 16 comunidades pinareñas y las producciones responden a la cantidad de viviendas en cada una.
Son 17 trabajadores divididos en dos turnos y el resto, reubicados en otros centros, lo cual implica un esfuerzo adicional; pero nos place hacerlo. Nos queda la satisfacción de ver a la gente contenta.
No importa la hora, el día ni el lugar al que debamos ir, tengo plena confianza en estos jóvenes y hemos logrado la unión entre ellos y los de más experiencia, apuntó.
En otro espacio de Glykys, Solanh Pozo Romero, también dependiente, anota unos 30 pedidos realizados vía telefónica que sobre las 12 del día sale a distribuir a domicilio por la urbe, otra de las prestaciones del centro.
Ofertamos pizzas familiares, panes con jamón, queso o hamburguesa, croquetas al plato, y muchas personas repiten sus solicitudes complacidas con la calidad del servicio, indicó.
Además, expenden a organismos vinculados al enfrentamiento a la pandemia.
Según las fases por las que ha transitado la provincia y el territorio cabecera, en Glykys- vocablo griego que significa dulce- se han reajustado las prestaciones, pero en un año de la presencia de la COVID- 19 en Cuba nunca le han faltado el sentido de pertenencia y el empeño a su colectivo.