Conocido popularmente como Estadio La Tropical, se construyó en las proximidades del río Almendares, en zonas de los jardines de la Cervecería La Tropical, la que incluía la fábrica de cervezas y una fábrica de hielo, cuya Compañía Nueva Fábrica de Hielo, era dueña de la Cervecería La Tropical.
Con el tiempo, allí se desarrollarían bailes muy populares, actividades acrobáticas, juegos de fútbol… La cervecería la había fundado Cosme Blanco, que la dejó en herencia a su hijo Julio Blanco Herrera, una figura prominente del acontecer deportivo de entonces.
Destaca el periodista Ciro Bianchi Ross, en su crónica En tres y dos, en el periódico Juventud Rebelde, del domingo 2 de febrero de 2014, p. 09:
“Cierra el segundo Almendares Park. Una nueva etapa de la pelota cubana se abrirá en 1929 con la inauguración del estadio de la Cervecería La Tropical. Parecía que el nuevo campo tenía capacidad suficiente para albergar a toda la fanaticada, pero crece tanto el gusto de los cubanos por la pelota en los años iniciales de la década de los 40 que se hizo imprescindible la construcción de un parque más amplio y moderno, ajustado a las necesidades del progreso y con espacio adecuado para el estacionamiento de vehículos. Durante el último campeonato que se llevó a cabo en La Tropical ocurrió lo que sucedió antes en el Almendares: quedaban, en los partidos decisivos, miles de espectadores sin asientos…”
A partir de octubre de 1946, cedería su protagonismo el Gran Stadium Cerveza Tropical, al Gran Stadium de La Habana, conocido popularmente como Estadio del Cerro. La Tropical fue una emblemática instalación deportiva cubana, donde se practicó el fútbol desde sus inicios en el país, y también el béisbol.
Se inauguró en octubre de 1929. El primer desafío amateur en esa instalación fue el 22 de febrero de 1930, en las eliminatorias para los segundos Juegos Deportivos Centroamericanos, con sede en La Habana, con el encuentro entre la Selección Habana y la Selección Oriente, resultando vencedores los de la capital, con score de 15 x 3. Lo ganó Manuel Domínguez y perdió Santiesteban. Según Santiago Prado Pérez de Peñamil, en ¿Patrimonio cultural los antiguos estadios?, periódico Trabajadores, lunes 12 de mayo de 2014, p. 12:
“En octubre de 1929 se inauguraron dos estadios que serían paradigmas en su momento. Primero, el Cerveza Tropical (hoy Pedro Marrero), subvencionado por la empresa industrial homónima, que abrió el 12 de ese mes a lleno completo, con tres partidos importantes de fútbol…”
Ocho días después quedaría inaugurado el Campo Polar, destinado al fútbol, con una inversión inicial de la fábrica de cerveza La Polar, con capacidad para 10 mil personas. Las inauguraciones de ambas instalaciones estuvieron presididas por las más altas autoridades del país.
Volvamos a Prado Pérez de Peñamil:
“El Estadio La Tropical acogió importantes eventos de atletismo, fútbol y béisbol durante la década de los 30, 40 y 50. Por su césped pasaron varios clubes internacionales, como los Cardenales de San Luis, de la pelota profesional estadounidense, y sirvió de sede a los primeros mundiales de béisbol amateur. Además, se celebraron con éxito los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1982…”
Propiedad del próspero empresario Julio Blanco Herrera, sirvió de sede en los II Juegos Deportivos Centroamericanos, en La Habana 1930. Allí se efectuaron las ceremonias de inauguración y clausura, junto al atletismo, el fútbol, el béisbol y otros deportes.
Blanco Herrera era dueño de la fábrica de hielo que llevaba ese nombre, y que después sería Cervecería La Tropical. En los inicios se conoció como el Estadio de Marianao, pero el nombre oficial fue Gran Stadium Cerveza Tropical, reconocido popularmente hasta la actualidad como Estadio La Tropical.
Según Roberto González Echevarría, las dimensiones del estadio a inicios de la década del cuarenta eran: 359 pies por el jardín izquierdo, 495 por el central y 350 por el derecho, sin dudas más accesibles para los sluggers, pues las anteriores eran de 498 por el izquierdo, 505 por el central y 398 por el derecho. Allí siempre fue muy difícil conectar jonrones.
En ese terreno entrenaron varios equipos de Grandes Ligas en la primavera, especialmente el Brooklyn Dodgers. Desde 1930 hasta la inauguración del Gran Stadium de La Habana, el Gran Stadium Cerveza Tropical fue escenario de momentos sublimes del béisbol amateur, de la Liga Profesional Cubana y del acceso al Béisbol Organizado de los Estados Unidos, con los Havana Cubans de la Liga Internacional de La Florida.
A este terreno le cupo el honor de sustituir, oficialmente, para los juegos de la Liga Profesional Cubana, al célebre Almendares Park II, abandonado después del paso del tiempo y de fenómenos atmosféricos que terminaron por destruirlo, en la zona donde después se construiría la Terminal de Ómnibus Interprovinciales de La Habana.
Recinto natural para los juegos de fútbol, popular en Cuba por entonces, en temporadas como la de 1934-1935, cedió a ese deporte y la Liga Profesional Cubana, en ocasiones, tuvo que jugarse en los terrenos del Vedado Tennis Club.
El Estadio La Tropical se convirtió en el refugio oficial de los Tigres de Marianao, equipo que llevaba el nombre del municipio donde está enclavada la instalación. Por entonces, para tratar de revivir los días de gloria de la Liga Profesional Cubana, seriamente dañada por la crisis mundial y la tiranía de Gerardo Machado, Julio Blanco contrató a peloteros estelares de las Grandes Ligas para efectuar siete partidos, en la segunda semana de octubre, al final de la campaña de las Ligas Mayores.
Los 25 jugadores se dividieron en dos bandos: Estrellas de Ens y Estrellas de Bancroft (apellidos de los directores). Comenzó el 10 de octubre con bombos y platillos y fue todo un éxito, con más de 20 000 aficionados que colmaron la instalación. Con una capacidad aproximada de 15 mil fanáticos sentados, en la década del cuarenta el estadio resultaba chico para la demanda de público, así surgió la idea de construir el que después sería Gran Stadium de La Habana, conocido Estadio del Cerro, hoy Latinoamericano.
Julio Blanco, al ver que la fanaticada acudiría en masas a la nueva instalación, decidió fracturar la Liga Profesional Cubana y creó una paralela, a la que denominó Liga de la Federación, que se desarrollaría en La Tropical, y a su vez serviría de refugio a los peloteros sancionados por el Béisbol Organizado de los Estados Unidos, al irse a jugar a México tras las tentadoras ofertas de los hermanos Pasquel.
La instalación también sirvió para actividades acrobáticas y espectáculos de diferentes tipos, como aquel de 1936, cuando tendría efecto una carrera inusual entre el hombre más rápido del mundo entonces, Jesse Owens, cuatricampeón de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, contra un caballo, al que le sacó más de 20 metros de ventaja, todo un acontecimiento popular.
El 21 de diciembre de 1937 allí se efectuó, entre Almendares y Marianao el primer juego con luces en Cuba. El desafío lo ganaron los Tigres 6 x 5 ante los Alacranes. Por el Marianao abrió H. Smith y relevó Martín Dihigo, que sería el triunfador. Por el Almendares lo hizo Leon Day y lo sustituyó Silvino Ruiz, el derrotado, el mismo que había vencido en 1930 a la selección de Estrellas Americanas de las Grandes Ligas, en ese estadio.
La inauguración en 1946, del estadio del Cerro, fue un éxito y garantizó el dominio absoluto de la Liga Profesional Cubana. Julio Blanco Herrera fue el gran perdedor, a pesar de que en la campaña 1947-1948 patrocinó otro torneo paralelo, al que se denominó Liga Nacional.
En la actualidad, en los terrenos de La Tropical, bautizado como Pedro Marrero, nombre del asaltante fallecido en los combates del Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953 y que fue empleado de la cervecería, se realizan competencias de atletismo, fútbol y otras manifestaciones deportivas.
Julio Blanco Herrera, quien nació el 20 de diciembre de 188, terminó sus días en el exterior. Allí se había convertido en cazatalento para las Grandes Ligas.
(Con documentación de Roberto González Echevarría, Ángel Torres, Félix Julio Alfonso López, Andrés Pascual, Peter Bjarkman, Severo Nieto, Alfredo Santana, Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga, Gabino Delgado, Eladio Secades, Ciro Bianchi Ross, Guillermo Jiménez, Eddy Martin, Edel Casas, James D. Cockcroft, Raúl Diez Muro, Marino Martínez, Yasel Porto Gómez, Jorge Alfonso, y otras fuentes).