En el extremo más occidental de la isla aguarda un tesoro natural, una península con características especiales que le han valido importantes títulos a nivel mundial.
Declarado Reserva de la Biosfera en 1987 y Parque Nacional en 2001, Guanahacabibes fue el último refugio de los aborígenes que huían de los conquistadores, fue testigo de naufragios, expediciones, desembarcos… y de historias que se han convertido en leyendas de tesoros y piratas.
Llanuras carsificadas, farallones, una exquisita flora y variada fauna hacen del entorno una maravilla natural. En el Cabo puedes encontrar flores todo el año, especialmente aquellas especies melíferas que convierten el lugar en una fuente ecológica de miel con gran impacto en la economía pinareña.
Sus playas, sus exóticas especies, sus fondos marinos enriquecen las más de 120 000 hectáreas por las que se extiende. Es Guanahacabibes un lugar único, un oasis de vida y aire puro, es además por donde se guarda, cada día, el sol de Cuba.