En Colón 12, entre Juan Gualberto Gómez y Adela Azcuy, despertaba Guerrillero un seis de julio de 1969. Las páginas diarias que al inicio surgían de láminas de plomo del añejo rotativo, conservan, aún con el paso del tiempo, el compromiso inamovible de no faltar a la cita con el lector, ahora cada semana.
En su andar durante 53 abriles, no solo recoge la historia pinareña a través de entrevistas, reportajes, informaciones… sino que atesora la rúbrica de una estela de excepcionales cronistas que han dejado entre sus muros sacrificio, sudor, sabiduría, entrega.
Guerrillero ha sido testigo de momentos trascendentales; ha formado generaciones de periodistas; se bate con huracanes, pandemias y periodos difíciles; desafía carencias de todo tipo, pero mantiene el reto constante de parecerse más a la realidad que vivimos.
Las láminas de plomo de aquel rotativo se han aligerado hasta atravesar espacios de ceros y unos y alcanzar los lugares más recónditos del planeta. Las páginas en blanco y negro quedaron atrás. Las rutinas productivas son otras, y eso de hacer más con menos lo hemos aprendido al dedillo sobre las ruedas del trabajo constante.
Hace más de medio siglo que estamos en el ojo crítico de quien nos lee y también de aquel que no. Cargamos una responsabilidad que no cree en horarios ni días de asueto, pero que asumimos como parte inherente de un oficio que, tal como acuñaba el “Gabo”, es el mejor del mundo.
Hace más de medio siglo que en Colón 12 se comenzó a forjar una familia. Este seis de julio estamos de aniversario y el colectivo retoma la celebración después de dos años difíciles, de pérdidas y encierro, pero también de solidaridad y amor. Hace más de medio siglo que desde aquí contamos historias sin poner pausa, sin estar ausentes de los estanquillos. Por eso, a los que están hoy, a los que un día estuvieron y a aquellos que partieron pero estarán siempre, ¡gracias!