Siempre ha sido tradición para los cubanos que al llegar la jornada estival se conjuguen esfuerzos de varios sectores para intentar brindar ofertas atractivas. Se intencionan las programaciones de espacios nocturnos, las propuestas televisivas y las ofertas en unidades del comercio y la gastronomía.
A eso habría que sumar los carnavales o fiestas populares, como se han dado en llamar en los últimos tiempos, y aunque años tras año llueven las comparaciones, mejores o peores todos esperan los paseos de carrozas, las comparsas, las áreas cerradas o la cerveza de pipa.
Pero nadie con un poco de sentido común pudiera pensar que el verano que se avecina será como los de antaño, mucho menos en los tiempos que corren, cuando sabemos la compleja situación que atraviesa el país en materia de combustibles, carencia de recursos y la limitada economía doméstica.
Para la mayoría el verano es casi sinónimo de “playa, playa; piscina, piscina”, aunque la etapa sea también propicia para disímiles iniciativas que involucran a instituciones culturales y centros gastronómicos. Claro que lo ideal para muchos sería pasar unos días en un todo incluido en Varadero, disfrutar de las opciones de Rumayor u otro centro cuando algún artista ofrece un concierto.
Las opciones recreativas en instalaciones hoteleras o los covers para disfrutar de noches de cabarés o espectáculos escapan de los bolsillos de los que dependen solo del salario mensual, mucho más si priorizamos a los más pequeños y de vez en cuando le damos una vuelta al “Paquito”.
Propuestas existen para el disfrute, para la recreación sana y el aprendizaje: tenemos una Biblioteca Provincial con espacios concebidos para los niños con el objetivo de fomentar los hábitos de lectura desde edades bien tempranas, pero también los padres deben sacar el tiempo para darles oportunidades diferentes a los hijos.
Por otro lado, varias veces las opciones culturales se concentran en la arteria principal de la ciudad o en las cabeceras municipales y sabemos las dificultades que hoy existen con el transporte, por lo que no todos pueden acceder con frecuencia a espectáculos que por ejemplo se programan en La Piscuala o el teatro Milanés.
Es cierto que las guerrillas artísticas de la Asociación Hermanos Saíz y la Brigada José Martí se vuelcan a aquellos lugares más recónditos y su trabajo es más que meritorio, pero tampoco debemos sentarnos a esperar a que nos lleven la recreación cuando a veces está en nuestras manos.
Es por ello que resulta necesario articular actividades recreativas desde la comunidad, encaminadas a explotar espacios subutilizados, a aprovechar el talento local y las potencialidades que hay en todos los frentes; que surjan desde las iniciativas y posibilidades de las organizaciones de masas los promotores culturales, los líderes naturales y el resto de los actores de cada localidad.
Dinamizar la comunidad en el verano también depende de la escuela como centro cultural más importante de ese entorno, y no verlo como un concepto acuñado que se convierte en eslogan, sino que funcione de manera objetiva más allá del periodo lectivo.
A pesar de que la tecnología ocupa un espacio cada vez mayor en la vida de los más jóvenes, sería oportuno rescatar juegos tradicionales; encuentros de conocimientos; torneos deportivos; concursos de baile, de canto, iniciativas en las que puede contribuir bastante la labor de los profesores de Educación Física y los instructores de arte, por supuesto, con el apoyo de los gobiernos locales.
Establecer alianzas entre los centros educativos y los Comités de Defensa de la Revolución podría resultar en atractivas propuestas para que la etapa de asueto tenga un matiz diferente y que en aquellas comunidades identificadas como vulnerables o socialmente complejas, niños y jóvenes no solo reciban variedad de ofertas comestibles, sino que puedan aprender y divertirse al mismo tiempo.
El próximo dos de julio inicia la jornada de verano en toda Cuba. Llevábamos dos años sin celebrarlo como de costumbre, incluso sin logo temático o banda sonora acompañante. Esta vez, volvió la tradición como iniciativa de la Unión de Jóvenes Comunistas y a través de un concurso surgió el tema musical que la identifica. Que sea un Verano con tod@s implica agradecer a quienes han contribuido a controlar la COVID-19 desde todos los frentes y a mantener la responsabilidad individual ahora que algunas medidas se han flexibilizado. Implica también incentivar la creatividad desde las posibilidades endógenas y poner cada cual un pedacito desde el objeto social que corresponda. Hagamos que en realidad sea de todos.