“Hay que cortar sábanas para Matanzas”. La mirada de sorpresa de las costureras duró solo unos segundos, enseguida pusieron manos a la obra y en un día y medio 129 juegos de sábanas estaban listos para apoyar al hospital Faustino Pérez, donde se atendían a los heridos del siniestro ocurrido en la Base de Supertanqueros.
Diana Hernández Gallardo sintió que desde su pedacito podía ayudar, y en eso estuvieron de acuerdo las seis costureras de su proyecto Diana Bri, un taller de costura ubicado en la calle Maceo, esquina a Colón de Pinar del Río.
“Fue algo espontáneo. No es la primera vez que lo hago en momentos críticos que lo ameriten. Le dije a mi esposo ‘nos vamos para Matanzas’. Él me apoyó totalmente, todo fue bien rápido y lo logré gracias a mis trabajadoras, a mis guerrilleras”, cuenta Diana.
“Estábamos en la casa, porque no había corriente y Diana nos convocó a venir. Nos preguntó si dentro de nuestras posibilidades podíamos apoyar su iniciativa. Recogimos la tela y nos pusimos a coser, las hicimos a pedal limpio. Realmente nos llena de orgullo haber contribuido en momentos tan difíciles”, narra Arelys Guerra Romero, una de las costureras.
Después de pedir orientación al Partido y al Gobierno de la provincia, Diana y su esposo salieron rumbo a Matanzas, eran las dos de la tarde. Rememora la esmerada atención que les dieron a su llegada. Luego los llevaron hasta el “Faustino” a entregar la mayor parte del donativo, el resto lo destinaron a familias que habían sido evacuadas a causa del trágico suceso.
Las cuatro de la mañana marcaban el regreso. No importaba el cansancio, la satisfacción les rebosaba el espíritu. Todo el esfuerzo tuvo por recompensa el agradecimiento eterno a la hermandad entre cubanos. “Fue una experiencia conmovedora”, enfatiza Diana.
En el taller las labores no se detienen a pesar de que la prensa invade la jornada. Clientes llegan a recoger los pedidos, a curiosear en las perchas. Distintos tejidos marcan la variedad de las confecciones: manteles, cortinas, sábanas, guayaberas, vestidos… disponibles para personas naturales y entidades que solicitan el servicio incluso de otras provincias.
Desde hace cuatro años Diana es trabajadora por cuenta propia y hace solo cinco meses inició el proyecto del taller que ya está validado como mipyme. Confiesa que siempre quiso dedicarse a la costura, montar su propio negocio, crecer.
“Aprendí a coser desde chiquita. Me viene como herencia de mi abuela y mi mamá. Ellas me enseñaron bien. Desde que terminé el duodécimo grado dije que quería dedicarme a esto y aquí estoy hoy”.
En Diana Bri se trabaja de lunes a viernes de ocho de la mañana a cinco de la tarde, excepto cuando la solidaridad toca a la puerta y todas las manos se juntan para dar puntadas de amor.