Salió atraída por la curiosidad a ver a los extraños que pasaban por el lado de su casa, se quedó parada en el portal, sosteniendo el control remoto del televisor en las manos, desde el cual se escuchaba la emisión del noticiero Al mediodía.
“Cuando se acabe todo este tierrero vamos a pintar las casas, mire como he tumbado el color de las paredes de fregarlas, pero oiga, qué contentos estamos nosotros, ya esto no es lo mismo, uno hasta tenía miedo de enfermarse y morirse, con lo malo que estaba el camino, no daba tiempo a que te llevaran para Dimas o Mantua”.
Josefina Caros Pérez ha vivido toda su vida, 54 años, en el barrio Las cuevas, uno de los tantos caseríos que se encuentran situados en el borde del camino que enlaza al poblado de Mantua con Macurije.
EL ANHELO
Por años los residentes en esa vía de más de 50 kilómetros de largo expresaron reiteradamente la necesidad de reparar el vial de acceso; la falta de financiamiento, equipos y demás imposibilitaban dar solución a este problema.
Con el paso de Ian se averió uno de los puentes que permitían el tránsito por encima del río Macurije, el que con su crecida dañó la infraestructura y hasta este remoto sitio llegó la solidaridad de la Empresa Constructora de Obras Ingenieras (ECOI 25) de Villa Clara para asumir la reparación.
Desde un inicio los vecinos mostraron su voluntad de cooperar, apoyar con alimentos, café, agua, afirma José Antonio Copín Herrera, delegado de la circunscripción 11 de Mantua, quien también da fe de que le han expresado el agradecimiento por la acogida.
La idea inicial se transformó y amplió a partir de un recorrido por el territorio del General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, designado por la máxima dirección del país para conducir el proceso de recuperación en la provincia.
Al comprobar el mal estado de la vía e intercambiar con pobladores y autoridades locales, se interesó por conocer las alternativas existentes para paliar la situación; él mismo dialogó con un campesino que tiene en sus predios yacimientos apropiados para extraer la piedra que requerían y estuvo de acuerdo en cederlos para su explotación.
En cuestión de horas arribaron a Macurije los equipos y hombres de la Unión de Construcciones Militares (UCM) y empezó la transformación del camino, fuente de angustias y lamentos para los moradores de la zona.
Las proyecciones siguieron creciendo hasta abarcar el vial que une a Mantua con Santa Lucía, 70 kilómetros y las obras incluyen los drenajes, así como pintura y mantenimiento a los puentes.
Se benefician además otras sendas aledañas como la que conduce a Los Pretiles y Dimas, según confirmó Noemí Sotuyo Ventura, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP), una de las personas que no puede disimular, ni siquiera lo intenta, la alegría por la reparación del camino.
CUIDAR PARA QUE PERDURE
Copín Herrera asegura que han estado desde el primer momento intercambiando con los pobladores para crearles conciencia de la necesidad de cuidar la vía, de evitar transitar por ella con implementos agrícolas que la dañen, práctica usual en esa comunidad, que deberán transformar para que perdure lo logrado.
En su condición de delegado es también un gran alivio, porque da solución a un problema envejecido y no es el único que experimenta esa sensación, pues la ruta comprende los consejos populares El Roble y Dimas, más dos comunidades especiales, atendidas desde la AMPP, Las cuevas y Macurije, de esos asentamientos habían emanado más de un centenar de planteamientos con dicho reclamo.
Mantua es un lugar en el que se puede escuchar algo que resultaría insólito en otras partes de Pinar del Río: “Después de todo, Ian nos dejó algo bueno”.