Hace unos meses la madre de dos escolares cayó enferma de la COVID-19; fue dada de alta, pero le quedaron muchas secuelas manifestadas con fuertes dolores de cabeza, falta de aire y dificultades al caminar. Cada día los infantes le escriben una carta en la que le dicen que es la mujer más hermosa del mundo y la colocan al lado de la almohada; al leerla, llora. Durante la cena expresó que las cartas que ha recibido la ayudan a levantarse en estos días en que se siente triste, que le dan fuerzas para seguir adelante.
En el asilo en el que trabaja la vecina, vio a una pareja de ancianos comer juntos. Han estado casados por 52 años. Ella tuvo un derrame cerebral y no puede pararse ni comer ni hablar. Él no necesita del asilo, pero para estar con ella se sacrifica. Todos los días la alimenta y se sienta a su lado mirándola como si fuese el día en que se casaron. Él es incondicional, muestra lealtad y su amor eterno.
Después de pasar casi 24 años de mi vida consciente de ser una mujer de seis pies de estatura y ser admirada por los hombres, me enamoré y me casé con uno que anda en silla de ruedas, y no es un impedimento para ser feliz.
Reflexión. El amor real es ese amor inexplicable que atrapa y envuelve con sentimientos intensos y apasionados que se forman en la cotidianidad y permiten construir un afecto real y consciente.