Luego de contener la respiración, Hugo soltó el brazo. El último disparo en París sería un nueve, y aunque sabía que no era suficiente para alcanzar a su rival, estaba tranquilo. La mañana de este 31 de julio, un tímido sol bañó la cancha levantada sobre los Inválidos, luego de que la lluvia despertara a París.
Pero Hugo no perdió la sonrisa. Un abrazo culminó el duelo y se le vio marchar despacio hasta las carpas blanquecinas, que sobre la arenisca se alinean, de forma casi perfecta, detrás del césped verde.
Comenzó bien la jornada. El primer duelo ante el mexicano Bruno Martínez concluyó 7-3 y le dio paso a la próxima ronda. Nervioso, así se describió luego de este momento.
Quizás por ser sus primeros Juegos Olímpicos, o por querer igualar la mejor actuación de un cubano en estas lides impuesta por Juan Carlos Stevens, cuando terminó en el quinto puesto en Beijing 2008.
Lo cierto es que nada lo detuvo. Ubicado en mejor posición en el ranking, el chino Yan Wang sería su oponente. Y salimos venciendo. La primera ronda culminó 28 a 27.
Sin embargo, poco a poco fue cediendo. El 25-29 del segundo encuentro, quizás, fue el vaticinio.
“Está la presión, está el escenario, y cómo se enfrenta la competencia. Sabemos que estamos preparados, pero hay que dominar la mente y el cuerpo», comentó.
“Hoy había mucha humedad, pero son casi las mismas condiciones que tenemos en Cuba.
“Sé que estoy por encima de lo que logré, pero siempre hay presión por este lugar. Siempre pensé en medallas, porque uno tiene que pensar en grande».
Quizás algunos le reprochen el resultado, pero no se debe olvidar que lo realizado en la ronda de clasificación, cuando ancló en el lugar 21, es el máximo alcanzado por un arquero cubano en una fase de clasificación de Juegos Olímpicos.
La anterior mejor ubicación la poseía Juan Carlos Stevens con su lugar 28 en Beijing 2008, mientras que el propio Stevens consiguió en Londres 2012 un total de 663 puntos, lo máximo reportado en una doble vuelta olímpica hasta los 669 de Hugo aquí en París.
Para Hugo han sido tres años de duro esfuerzo, con pérdidas familiares importantes que hicieron más escabroso el camino.
“Detrás de esto hay mucho esfuerzo y sacrificio”, repetía, al tiempo que declaraba su actuación en homenaje a sus padres que ya no le acompañan.
En 2022 llegó a la final en el Campeonato Panamericano de Tiro con Arco de Santiago de Chile. Allí cedió ante el brasileño Marcus D’Almeida, pero demostró que estaba en la elite del continente.
Los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 le brindaron la oportunidad de ganar tres medallas de bronce. La primera, junto a Juan José Santiesteban y Javier Alejandro Vega, en la competencia por equipos. La segunda, en la modalidad mixta, con Maydenia Sarduy.
Y la tercera fue la más emotiva de todas, porque su arco se rompió previo a la discusión de la medalla. El colombiano Jorge Enríquez le prestó parte de su implemento y pudo derrotar en flecha de desempate al mexicano Caleb Urbina.
Hugo fue el séptimo arquero cubano en competir en unos Juegos Olímpicos y, aunque no pudo avanzar, nos hace soñar en grande. Aplausos, rómpase el silencio de la competencia, que sobra estirpe en ti.
HUGO Y EL FLECHAZO EN EL ÓVULO DE LORY
Cuando el arquero cubano Hugo Franco partió a París, sabía que Lory podía dar a luz en cualquier momento. Ella velaba celosamente una niña que viene a completar una familia de arqueros. Ya con un campeón que los tiene ocupados, la joven pareja de deportistas apostó por ampliarse, y así lo hicieron.
Lo más significativo es que su nuevo retoño vio la luz el mismo día que su papá culminó en Francia una actuación que le valió el puesto 17 a nivel olímpico. Entre las cosas más bellas la había contado en declaraciones recientes a Guerrillero.
Hoy ya es un hecho, Valentina Franco Ojea, hija de Hugo y Lory, está entre nosotros y llena de felicidad, no solo a los progenitores, sino que es la mejor medalla alcanzada por su padre en París 2024. Celebrar el nacimiento de esta pequeña, es la bendición de la familia y del movimiento deportivo pinareño.
Muchísimas felicidades para esa familia de arqueros.
Por Oscar Figueredo Reinaldo y Osbel Benítez Polo