Fue la noche más larga que he vivido, probablemente la que hemos vivido muchos de los pinareños. El temor por lo que estaba pasando nos embargaba a todos. Sabíamos que al amanecer la destrucción y desolación harían presa fácil en nosotros. No estábamos equivocados. No fue diferente.
Sobre las 6:00 a.m. del 27 de septiembre hizo su primera llamada del día, preocupado por las afectaciones y la situación de la provincia en ese momento.
“No te preocupes, no están solos y de esta también saldremos”, fueron sus primeras palabras. En ese momento nos encontrábamos todavía en el ojo del huracán. Miguel Mario Díaz Canel Bermúdez, el presidente de este país, estaba al teléfono.
Me hizo saber que en unas horas saldrían para Pinar. Que vendría acompañado de Alejandro Gil, viceprimer ministro y los titulares de Energía y Minas, Comunicaciones, Recursos Hidráulicos; también viceministros del Micons y la Agricultura. Era la certeza de que en verdad no estábamos solos.
Acto seguido me indicó abrir de inmediato frentes de trabajo para cosechar todo lo que fuera posible en la agricultura, rehabilitar las plantaciones afectadas, potenciar la siembra de alimentos de ciclo corto, recuperación de huertos- organopónicos y organizar la movilización popular para apoyar las tareas de la recuperación en la agricultura.
“El tabaco también hay que recuperarlo rápido para arrancar la campaña”, me sentenció como quien no olvida que ese es el renglón fundamental de estas tierras.
Es justo decir que desde el viernes, y ante la inminencia del evento meteorológico, había dado indicaciones a través de video conferencias y mantuvo una comunicación permanente desde el Comité Central con la provincia.
Bien temprano el lunes 26, otra vez en video conferencia, informó la decisión de designar a los compañeros Felix Duarte Ortega, miembro del Secretariado del CCPCC y a Jorge Luis Tapia Fonseca, viceprimer ministro de la República, a partir de los pronósticos ofrecidos por el Instituto de Meteorología, para que permanecieran en la provincia en total acompañamiento al Partido y al Gobierno.
Ya el Presidente el 27 en Pinar del Río intercambiamos en la sede del Comité Provincial del Partido. Allí le informamos que aún no habíamos podido salir a ver los daños, pero le trasladamos los datos muy preliminares que pudimos recibir por parte de algunos presidentes de consejos de defensa municipales y radioaficionados que estuvieron toda la madrugada activados.
No se puede olvidar que la provincia estuvo más de cinco horas siendo azotada por fuertes vientos y rachas que alcanzaron hasta 217km/h. Además, estuvimos una hora en el ojo del huracán y eso tiene un impacto en el estado emocional de los seres humanos.
Tanto encono de la naturaleza provocó afectaciones considerables en la infraestructura habitacional, la mayoría en techos y cubiertas; instituciones de Salud, Educación, Comercio, entidades estatales.
Se vino abajo la mayoría de las casas de curar tabaco, colapsó la telefonía móvil y se afectó el ciento por ciento de la electricidad; viales interrumpidos por la caída de los árboles y municipios como Mantua y San Luis sin acceso por el derrumbe de puentes.
Teníamos más de 40 mil pinareños evacuados en casas de familiares y amigos y en centros de evacuación.
Con un panorama tan desolador y hasta traumático Díaz Canel indicó ofrecer mucha información a la población (utilizar todas las vías posibles), promover la solidaridad a través de las organizaciones de masas, prestar atención a la situación de abasto de agua –agudizada por la falta de energía– y atender adecuadamente a los evacuados.
La entrega de nuestro pueblo se puso de manifiesto una vez más, muchos pinareños aun con afectaciones en las viviendas salieron a participar en la recuperación, ayudando a los otros, salvando lo que era posible, tanto en la comunidad como en muchos centros laborales.
Por ejemplo, en los depósitos de tabaco, no pocos obreros se volcaron a recuperar cuanto antes lo afectado. Maestros, personal de Salud que de inmediato comenzaron a restablecer los servicios, choferes, bodegueros, nuestros eléctricos, los comunicadores y junto a ellos los delegados del Poder Popular, muchos con daños considerables en sus viviendas o en las de familiares cercanos. De igual forma lo hicieron los integrantes de las oficinas de trámites; cuadros del Gobierno, las organizaciones de masas y el Partido.
Díaz Canel inició el mismo 27 de septiembre y hasta el tres de noviembre una serie de visitas a Pinar del Río que le permitieron en 37 días personarse en todos los municipios de la provincia.
Recorrió áreas en todos los territorios, presenció el estado de organopónicos, constató las condiciones de no pocas viviendas, intercambió con el pueblo, fue abordado por la ciudadanía, recepcionó quejas, abrazó y se dejó abrazar, estrechó la mano de campesinos, tabacaleros, se detuvo en las carreteras para transmitir aliento y confianza, explicó con objetividad y transparencia la realidad del momento que vivimos y fue siempre muy sensible con todos a su paso.
En reiteradas ocasiones al subir al carro me expresó: “Por esta gente hay que darlo todo”. Es una idea persistente en él, un compromiso irrenunciable, una necesidad de su responsabilidad social, por lo que constantemente iba aportando ideas de qué más hacer por el pueblo, cómo agilizar el trabajo, cómo minimizar los daños, en fin, cómo transformar la realidad que nos estaba (aún está) golpeando.
Recuerdo que en una de las visitas a la provincia para chequear la recuperación le trasladaron la preocupación con la demora en la reparación de las casas de curar tabaco.
Fuimos señalados por eso y cuando le explicamos la rutina de los campesinos en situaciones de esta magnitud, que primero era necesario recuperar su vivienda (pues las afectaciones fueron severas), después hay que plantar los canteros porque la mayoría se perdieron y eso es lo que asegura que haya campaña tabacalera y posteriormente la recuperación de las casas de tabaco, inmediatamente entendió las razones e incrementó la sensibilidad hacia los campesinos pinareños.
Durante estos días ha caminado por las calles de Pinar del Río, los campos, los trillos, ha entrado a las viviendas de la gente, los besa, los abraza como si fuera un familiar cercano. A no pocos escuché decir: “Sabía que nos vendrías a ver; eres nuestro Comandante ahora, qué bueno que viniste a vernos, hace falta que todos hagan lo que hace Usted”.
Igualmente una señora en Montezuelo, Mantua, que lo llamó aparte para decirle que “en este ciclón nos han atendido muy bien, se han ocupado mucho de nosotros”.
En Sandino otra señora le trasladó la satisfacción de haber conocido a Fidel, a Chávez, a Maduro y ahora a él. Lo abrazó, lo besó y lo apretó en sus brazos.
Lo vi coger una hojita, en la primera visita, y relacionar todos los municipios y agregarle a cada uno la cantidad de fuentes de bombeo, las que estaban funcionando, las electrificadas. Asimismo hizo con el tema energético, municipio a municipio y anotó las brigadas con que contábamos para la recuperación, en aras de acortar los tiempos de la misma.
Donde habían niños era un padre en acción, interesado por la escuela, los maestros, siempre con una interrogante clave: “¿Tuvieron afectaciones en sus viviendas?”. Y es que esa es una de sus mayores preocupaciones: lograr mejorar el fondo habitacional de Pinar del Río.
El círculo infantil Futura Generación, en San Luis, que fue devastado por Ian, volvió a la normalidad gracias a los compañeros de BioCubaFarma. Palpó Díaz Canel allí todo lo grandioso que nuestros científicos hicieron. Emocionado por la solidaridad mostrada les agradeció y reiteró la admiración de que son merecedores.
En sus palabras dijo, más o menos así, “… ustedes no solo hacen vacunas, sino que ponen sus manos para reparar lo roto. A ustedes se les quiere mucho, pero cuando vemos estas cosas los admiramos más”.
A pesar de todo lo que Díaz Canel ha andado en Pinar, de todo lo que ha tocado con la mano, de todo lo que sus ojos han percibido, siente y reconoce que a no todos los lugares pudo llegar, pero sí chequea a “punta de lápiz” cada tarea, cada indicación, cada orientación, siempre pensando en el bien colectivo.
Y a favor precisamente de este y en medio de tanto destrozo teníamos que pensar también en el proceso de nominación de candidatos a delegados a las asambleas municipales del Poder Popular. Se llegó a evaluar la posibilidad de aplazar en Pinar este momento, pero conscientes de la humildad, la laboriosidad y la nobleza del pinareño, dijimos: Sí se puede.
Y se pudo. Hubo reuniones en zonas sin recuperar la energía, en otras se cambiaron los horarios o el día previsto, pero nos queda la satisfacción de que Pinar fue la provincia de mejores resultados en la asistencia de los electores a las urnas. Eso dice mucho de la valía de quienes habitamos estas tierras.
No pocos han comparado a Díaz Canel -con la mejor de las intenciones- en estos días aciagos, con el Comandante en Jefe, de cuyo magisterio bebió y es fiel discípulo. Personalmente he pensado y es verdad: Por estos días yo también he visto a Fidel en Pinar del Río.