El asedio a varias sedes diplomáticas de Cuba es resultado de los llamados a la agresión, la violencia y el terrorismo desde Estados Unidos, según denunciaron autoridades de la nación caribeña.
La víspera el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla antillana llamó la atención sobre el caso de su representación en Washington DC, en cuyo perímetro fueron colocados carteles de contenido denigrante y mensajes de odio.
Dicha embajada sufrió el pasado año un ataque terrorista con arma de fuego, sobre el cual el Gobierno estadounidense no emitió ningún comunicado de condena, como recordó la cancillería cubana.
Otras misiones diplomáticas, como la de Panamá, también vivieron este martes el asedio de personas que gritaron ofensas contra la Revolución Cubana y parecían tener intenciones violentas.
Todo ello ocurre luego de que en la noche de 26 de julio la representación de Cuba en París, la capital de Francia, fuera víctima de un ataque terrorista con bombas caseras, el cual recibió el rechazo de la administración gala, que investiga los sucesos.
Diversas personalidades de la nación europea igualmente expresaron su solidaridad con el país antillano, entre ellos varios parlamentarios como el presidente del grupo de Amistad Francia-Cuba, Francois Michel Lambert.
La presidenta de la comisión de Relaciones Internacionales del Parlamento de la isla, Yolanda Ferrer, agradeció esas manifestaciones de apoyo y señaló que tales sucesos son el resultado de la guerra que Estados Unidos promueve.
Así lo consideró también el canciller Bruno Rodríguez, quien responsabilizó a Washington con lo sucedido en París, y a las campañas alentadas con total impunidad desde territorio norteamericano.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, cuestionaba en su cuenta de Twitter si volvería el terrorismo contra las embajadas de la nación caribeña; en tanto la diplomática Johana Tablada, se preguntaba si los funcionarios estadounidenses comprendían el alto costo de sus ‘mentiras y anticomunismo irracional’.
Cuba vive bajo una intensa campaña comunicativa que tergiversa la realidad para fomentar el caos y la desestabilización, y bajo la cual, paralelamente a las acciones contra sus misiones en el exterior, se difunden falsas noticias sobre supuestos ‘levantamientos populares’ y represión policial en la isla.