La temporada ciclónica en el área geográfica del océano Atlántico tropical, incluido el Golfo de México y el mar Caribe, comienza a calentarse durante el octavo mes del año, confirmaron especialistas del Centro de Vigilancia del Clima, del Instituto de Meteorología.
Un hecho demostrativo es que se intensifica su aparición en el transcurso de la segunda quincena de agosto que, en unión de la primera de septiembre, constituye el período de máxima actividad del semestre peligroso desde el punto de vista hidrometeorológico, del primero de junio al 30 de noviembre.
Tanto es así que en septiembre de 2002 y agosto de 2004 ocurrieron ocho en total, lo que constituyó el récord mensual de más ciclones que reciben su nombre cando rebasan la fase de tormenta tropical, según historiadores del sector.
Sin embargo, en el caso de Cuba, agosto es el tercer mes de mayor peligro de azote de un ciclón tropical, después de octubre y septiembre, cuando suelen estar acompañados por una extensa área de nublados con chubascos, lluvias, tormentas eléctricas y hasta tornados.
Una lista de los más significativos huracanes que impactaron entonces el país en el curso de este siglo contempla en 2004 el Charley, cuyo centro penetró en tierra firme por la costa sur de la entonces provincia de La Habana en la madrugada del día 13, con categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, con vientos máximos sostenidos de 180 kilómetros por hora y rachas superiores a los 200 km/h.
Además, en 2008 Gustav, de categoría 4, que el 30 de agosto de 2008 atravesó la porción oeste de la Isla de la Juventud y luego tocó suelo de Pinar del Río por un punto de la costa sur del municipio de Los Palacios, donde provocó cuantiosos daños materiales.
A la sazón, la estación meteorológica de Paso Real de San Diego registró una impresionante racha de 340 kilómetros por hora, la más alta velocidad del viento medida de manera oficial en archipiélago.
Por su naturaleza sumamente fuertes, engrosaron la lista Camille en 1969, Allen en 1980, Andrew en 1992 (devastó zonas del sur de la Florida), y Katrina en 2005, que ocasionó un desastre de gran magnitud en la ciudad estadounidense de Nueva Orleans.
Cuba es una de las pocas naciones de la región que elabora sus propios pronósticos para el actual período ciclónico, los cuales están a cargo de los centros de Pronósticos, de conjunto con el del Clima, ambos del Instituto de Meteorología, perteneciente a la Agencia de Medio Ambiente, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Especialistas de la institución coincidieron en calificar de activa la nueva campaña, cuando en sus meses pueden formarse 17 ciclones tropicales en toda la cuenca del Atlántico Norte, de los cuales nueve podrían alcanzar la categoría de huracán.
Precisaron que, de ellos, 12 se desarrollarán en el área oceánica del Atlántico, tres en el mar Caribe y dos en el golfo de México, cuando existe la elevada la probabilidad de que se origine e intensifique al menos un huracán en el Caribe (60 %) y de que uno de procedencia atlántica penetre en esa subregión (75 %).
Advirtieron que es alto el peligro de que Cuba sea impactada por al menos un ciclón tropical, con un 85 % de posibilidades y al menos uno con categoría de huracán, con un 60%.
Un semestre durará ese período y al margen de la probable cantidad de organismos ciclónicos tropicales para la Cuenca Atlántica, lo más importante es estar listos y atentos con el propósito de eliminar y disminuir vulnerabilidades, a fin de proteger la vida y los bienes de la economía popular y personal.
De acuerdo con la lista aprobada por el Comité de Huracanes de la Región IV de la Organización Meteorológica Mundial, a la cual Cuba pertenece, sus nombres son Alex, Bonnie, Colin, Danielle, Earl, Fiona, Gastón, Hermine, Ian, Julia, Karl, Lisa, Martin, Nicole, Owen, Paula, Richard, Shary, Tobías, Virginie y Walter.
Los ciclones tropicales reciben denominación una vez alcanzada la fase de tormenta tropical (de 63 a 118 kilómetros por hora).
Por sus vientos máximos sostenidos promediados en un minuto, se clasifican en depresión tropical, cuando son inferiores a 63 kilómetros por hora; tormenta tropical de 63 a 118, y huracanes si son iguales o superiores a los 119.
En el caso específico de los huracanes, la escala Saffir-Simpson los divide en cinco categorías.
La primera incluye a los que tienen vientos máximos sostenidos de 119 a 153 km/h; la segunda de 154 a 177; la tercera de 178 y 208; la cuarta de 209 a 251 y la quinta a partir de los 252 km/h, mientras de la tercera en adelante reciben la denominación de huracanes de gran intensidad.