La industria química de Cuba efectuó más de 20 inversiones en sectores priorizados y estratégicos que sobrepasan los 150 millones dólares, con vistas a materializar su proceso de desarrollo y transformación gradual hasta el 2030.
De ellas, las inyecciones de capital fueron fundamentalmente en las plantas de cloro, fertilizantes NPK y de bandejas para huevos, explicó a Prensa Latina el director técnico y de desarrollo del Centro de Ingeniería e Investigaciones Químicas (CIIQ), Noel Villar.
El CIIQ es una empresa de ciencia tecnología e innovación y entre sus líneas principales para la investigación y desarrollo se encuentran las dedicadas a los fertilizantes, plaguicidas, químicos y pinturas, renglones en los cuales se prevén realizar más de 50 proyectos en 2021, amplió Villar.
Este centro ahorra anualmente por concepto de sustitución de importaciones unos cinco millones de dólares, significó, y agregó que cada año se incorporan nuevos artículos.
Ahí es donde se aprecia el ahorro, dijo, al ser capaz de crear en cada periodo un producto o desarrollar una tecnología que contribuya a disminuir los gastos por importación e incorporarlas a los programas nacionales.
Sobre los retos de la industria química, detalló que están centrados en lograr la integración con las universidades, la gestión de los financiamientos externos para implementar las transformaciones que requieren, aumentar la preparación del personal, y el mayor uso de los medios de informatización, la ciencia y la tecnología.
Entre los principales logros alcanzados por el centro, destacó que se encuentran la inscripción de nuevos formulados plaguicidas y fertilizantes para su introducción en el país, lo cual permite aprovechar al máximo las capacidades instaladas y disminuir entre un 25-30 por ciento los costos.
En este orden, la Empresa de Gases realizó un desarrollo de pintura ecológica y un producto para el tratamiento al caracol gigante africano, con la utilización residual de la producción de acetileno.
Igualmente, la Empresa de la Goma avanza estudios en cemento y cojín para el recape en caliente, y otros 38 tipos de artículos técnicos, acotó.
Mientras, añadió, a nivel de laboratorio se obtuvo policloruro de aluminio, a partir de reciclaje para utilizarlo como coagulante en el tratamiento de agua potable y residual.
Pero lo más significativo fue la inscripción en el registro de la marca Ceberfer, considerado el fertilizante insigne y el cual comprende una gama de productos. Entre sus bondades se encuentra la disminución del consumo de materias primas importadas y los beneficios medioambientales, abundó.
Para ampliar sobre ese fertilizante líquido Prensa Latina conversó con el investigador titular del CIIQ, Rolando Gil, quien explicó que Ceberfer es un nutriente de alta calidad cuyas formulaciones se basan en los requerimientos de cada cultivo y necesita menos químicos que el tradicional.
Actualmente, indicó, se elaboran en una planta semiindustrial con una capacidad de hasta 200 mil litros anuales, pero -puntualizó- se proyecta incrementar hasta 500 mil litros, así como realizar una transferencia tecnológica hacia las regiones central y oriental del país.
En este momento se pretende diversificar su empleo y se trabajan en los cultivos de arroz, soya, frijol, tabaco y otros de granos de importancia económica, subrayó.
Tras ser evaluado en diferentes cultivos, apuntó, se apreciaron mejores rendimientos agrícolas, menor penetración de plagas y enfermedades y, en algunos casos, se acortó el ciclo del cultivo.
Además, tiene potencialidades para la sustitución de importaciones al tener resultados similares a otros fertilizantes adquiriros en el exterior, remarcó.