Lo había puesto al tanto por teléfono la noche anterior, en cuanto el jefe me indicó dejar a un lado otros textos en hechura y meterle el cuerpo a la entrevista, por mí propuesta, a Eduardo Toledo Cruz, ingeniero agrónomo que asistirá mañana como parte de la delegación de La Palma a la asamblea provincial de balance del Partido.
“El hecho de haber sido elegido para representar al municipio entre varios candidatos, me lleva a darle el frente a la responsabilidad de intervenir sobre los temas en debate. En particular, creo que puedo hacer aportes en un punto que al seguro será centro en la asamblea, como es el caso de la producción agropecuaria, vital para el pueblo al punto que se le ve como un asunto de seguridad nacional”, y, después de quitarse el sombrero de lona color marrón, se enjuga con el dorso de la mano el sudor, ese hilillo que le corría por la frente como prefacio de los meses por venir.
“Lo cierto es que hoy día se trabaja duro en el sector, en particular en la calificación del personal que dirige las diversas estructuras con que contamos, que en nuestro caso son 29, entre CPA, CCS y UBPC. Es lógico que sea en la base donde estén las principales dificultades en este sentido, pues no en todos los lugares quienes están al frente han comprendido la transformación que se propone para nuestros campos, a partir de las 63 medidas aprobadas en fecha reciente por el Gobierno. Se plantea una verdadera revolución, y la meta está no solo en volver a recuperar los niveles que una vez tuvimos, sino en ir más allá con el auxilio de la ciencia y la técnica.
Hay que pensar en grande, si no, nos quedamos enanos en el propósito a cumplir…”, y hace una pausa en el momento preciso en que su mirada me ha alertado de que ya es hora de arriesgarse a opinar sobre la calidad del café.
“Fíjate, hasta esto reclama que nos metamos de lleno en la batalla por reanimar un rubro típico de la zona”, me indica con el mentón, suspicaces los ojos, al tiempo que sujeta la taza con la diestra. “Es importante para la provincia que las lomas de San Andrés, en donde vivo, se pueblen de nuevo de miles y miles de cafetos, y que la calidad en la atención cultural a las plantaciones sea una constante, independientemente de la estructura que se ocupe de ellas. Se está poniendo en marcha una estrategia que en el plazo mínimo posible debe de empezar a revertir la situación”, y se le nota animado a estas alturas del diálogo.
Después de las lisonjas a la suegra, ella nos deja —literalmente— con nuestros líos y caemos entonces, exprofeso, en terreno pedregoso: el tema de la no rentabilidad en el accionar de varios de los actores del territorio se abre ante nosotros como caja de Pandora.
“Sigue siendo hasta el momento uno de los principales asuntos que es preciso resolver si aspiramos en breve plazo a dejar atrás las insuficiencias que se presentan en la esfera agropecuaria, responsables en buena medida de este periodo de inflación en los precios que vivimos todos, de una u otra manera. A pesar de los esfuerzos que se han hecho a lo largo de los últimos años, ahora mismo tenemos en el municipio 12 cooperativas con problemas financieros, y estos, por supuesto, repercuten de modo negativo en su quehacer. Eso sí, hay que dejar en claro que el Ministerio de la Agricultura está ocupándose de esto con seriedad y que ya se implementan disímiles acciones destinadas a facilitarles la recuperación.
“Tal vez la de más alcance sea la pronta creación del Banco de Fomento y Desarrollo Agrícola, institución que a mi entender puede despejar el camino de malas hierbas. Te aseguro que en el ánimo de los directivos implicados en los diferentes niveles está que dichas estructuras productivas prevalezcan; pero que, sobre todo, lo hagan cumpliendo con su encargo social de modo eficiente”.
Vuelve a tocarse la punta del sombrero, como si este gesto le ayudara a buscar concentración. Le insto a darle vuelta a la moneda y a que opine sobre el otro gran escollo que por tradición ha lastrado las intenciones de que la mesa de los palmeros esté bien surtida: la comercialización. Al respecto, es alentador lo que nos dice, principalmente porque hemos palpado en nuestros recientes viajes a San Andrés —sin engañifas de escena preparada— que rinde sus primeros frutos la iniciativa que el entrevistado refiere:
“La creación de puntos de venta directa a los consumidores está dando los resultados que nos hemos propuesto. La no existencia de intermediarios propicia que los precios se mantengan en el rango de lo que acontece en otros lugares del país, y, en particular, el principal beneficio tiene que ver con la variedad y calidad de los productos que se venden. Sin duda, la experiencia va a ir cobrando fuerza en los diferentes enclaves poblacionales del territorio, en igual medida en que las acciones de superación concebidas al respecto y las indicaciones derivadas de las mismas comiencen a surtir efecto.
No poseemos una varita mágica para, de un día a otro, poner las cosas en su lugar. Lo que sí tenemos es la perseverancia en continuar abriendo posibilidades y cubriendo las expectativas de quienes dependen de nosotros para una sana alimentación. Para eso vamos a la asamblea: a compartir las experiencias acumuladas y a sumar las buenas que se digan allí”.