Un día de noviembre, de Leo Brouwer y una guitarra prestada marcaron el camino a seguir para José Carlos Miló Morejón. Las raíces, su padre, Polo Montañez y su infancia en el campo le hicieron encontrar su sello.
Dos temas musicales sonando en varias emisoras del país, sendos videoclips y un disco a punto de lanzar, ubican a J Milo, como decidió darse a conocer en el mundo del arte, entre los 100 artistas noveles del año en algunas listas de hits cubanos.
Tal vez sea este joven, integrante de la Asociación Hermanos Saíz desde 2016, uno de los pocos artistas que hace carrera desde su terruño, y aunque reconoce que en La Habana existen más oportunidades de trabajo, es en Pinar del Río desde donde quiere darse a conocer.
“No me he ido por varios motivos, primero porque la familia “hala” mucho, y por otra parte no me gustaría que me pasara como a Polo Montañez, que primero fue reconocido en otro país y después en Cuba.
“VENGO DE TIERRA COLORÁ”
Aunque hace tiempo reside en el reparto Hermanos Cruz de la capital pinareña, rememora con agrado los momentos de su infancia en el kilómetro nueve de la carretera a San Juan (Río Feo), y cómo aquella tierra colorá ha tenido marcada influencia en su obra.
Fue su padre quien descubrió que su hermano, el artista de la plástica Carlín Miló, tenía dotes artísticas cuando a los tres años hizo una jicotea de barro. Lo mismo pasó con él al ver la inclinación por la música y la danza cuando apenas cursaba el cuarto grado.
“Me gustaba mucho la percusión, de hecho, la batería sigue siendo mi instrumento favorito, pero era muy difícil adquirirlo, entonces opté por el baile que también me gustaba y al mismo tiempo estudiaba la música.
“Ya en la secundaria quería hacer las pruebas del ISA por convocatoria libre, entonces había que tener un instrumento y lo más accesible era una guitarra. Me empezó a preparar un profesor muy bueno llamado Lupercio, en la Escuela de Arte, pero era mucho: solfeo, armonía, la guitarra, leer partituras, la escuela, muchas cosas”.
Por un tiempo dejó la guitarra hasta que gracias a un amigo encontró a Un día de noviembre, de Leo Brouwer y comenzó su andar en los festivales de aficionados de la FEU. Era su primer año como estudiante de Biología y Química en la Facultad Pedagógica Rafael María de Mendive. Gracias también a la ayuda del guitarrista Yosniel Rivera se preparó, ganó oro a nivel de facultad y luego se presentó en el festival nacional.
“Era el año 2016, el jurado estaba integrado por Digna Guerra, Jorge Gómez y Yusmany Gaínza, entre otros iconos de la música cubana. Yo tenía una guitarra con cuerdas de acero y Yusmany Gaínza me dijo que consiguiera una de cuerdas de nailon. Al final no pude resolver ninguna y me prestó la suya en un gesto de tremenda humildad”.
Aquel día fue inolvidable para Miló, problemas de fallas eléctricas le pasaron factura a su presentación y a petición de Jorge Gómez tuvo que repetir su pieza de forma acústica. El jurado en pleno lo aplaudió y lo felicitó por su ejecución y en ese festival nacional recibió el premio especial de la Asociación Hermanos Saíz.
“Te confieso que desconocía lo que era la AHS, no sabía que tenía que ver conmigo. A la semana de aquel suceso un grupo de la Asociación va a mi casa a entrevistar a mi hermano y Misael ve el premio en la sala. Después de que les contara la anécdota grabé unos temas y me hicieron el crecimiento, fue uno de los logros de la organización ese año. Puedo decirte que la Asociación Hermanos Saíz es como una madre para mí”.
“Hasta esa etapa de la universidad tenía la música como un hobby, pero después de haber recibido felicitaciones de Jorge Gómez y de aquel jurado, decidí que era eso lo que quería hacer”.
EN EL ALMA LA RAÍZ
“Un día hablando con mi tío, gran conocedor de la música me dijo que para tener tu propio sello hay que buscar en las raíces primero que todo. Eso se me quedó grabado. Pensé durante semanas y ahí salió Cubano Asere, el tema que da nombre al disco. Me senté a pensar en mis raíces, en mi papá, en mi infancia y ahí salió.
“En aquel momento todo fue con guitarra y voz, no tenía ni idea de que iba a marcar mi propia identidad. Cuando entré al estudio y me senté con Yosbel Ruiz, (Dj Nice) con quien siempre he tenido una excelente comunicación, le digo ‘trata de sacar todo lo que tengo en mi cabeza, empezamos y surgió el tema”.
Cubano Asere y Los besos de tu boca forman parte de su álbum debut que cuenta con ocho canciones, casi todas de su autoría. También se incluyen colaboraciones con Abel Geronés, Christopher Simpson, PiQ Montano y Los Compinches.
Cuando le inquiero por sus referentes, no duda en poner en primer lugar a su hermano, como uno de los artistas que, desde la plástica, ha marcado su carrera, pues el tema del paisaje, la tierra y la cubanía son recurrentes en sus canciones.
“Cuando escuché la versión final de Cubano Asere supe que ese era el estilo que iba a defender, que ese sería mi sello. Mi objetivo es llevar esa sonoridad a la juventud, aunque la tendencia actual sea otra”.
Polo Montañez, Leoni Torres, Waldo Mendoza, Van Van, son algunos de los pilares en los que basa su obra: una mezcla de música tradicional cubana con elementos urbanos actuales.
“Siempre cuido la letra. Los artistas somos el reflejo de una sociedad e influenciamos mucho cuando nos convertimos en referente. Eso trato de mantenerlo también en los videoclips”.
CONSTANCIA Y SACRIFICIO
Hacer un disco es bien difícil, al igual que un videoclip, mucho más desde provincia. No solo le ha costado económicamente a J Milo echar a andar el proyecto musical que eligió como carrera, sino que ha llevado sacrificio y un constante empuje ante los obstáculos y barreras.
La creación del disco ha sido dura, ha llevado mucho gasto económico. Para serte sincero dejé de salir, de fiestar para lograr cosas. También lo he logrado gracias a la ayuda de gente buena y de amigos. Debo agradecer a Egoclip y a REstudio por el trabajo con los videos y sobre todo a los artistas que me han abierto los brazos para trabajar con ellos.
“Hay que tocar puertas, algunos dicen que soy muy atrevido, pero creo que un artista se labra su carrera a base de sacrificio y constancia. No hay peor gestión que la que no se hace”.
A la par lleva su labor como profesor de Biología en la secundaria básica Tania la Guerrillera, y a pesar de que le gusta enseñar, luego de terminar su servicio social en noviembre se dedicará por completo a la música.
“Me encanta enseñar, creo q es un arte maravilloso, pero es muy difícil llevar las dos cosas a la par. La pedagogía y la universidad en general me han preparado mucho. Me han dado herramientas para poder intercambiar con los medios, con personas preparadas, con profesionales. Además de darme un bagage cultural en todos los sentidos.
NACER PARA LA MÚSICA
J Milo asegura que aunque el tiempo de confinamiento por la Covid-19 incidió negativamente en mucha gente, a él le hizo descubrir su razón de ser y para ello trabaja cada día, desde su Pinar, el de Polo Montañez, el del tabaco y la bondad.
“No creo que sea cantante, sino un compositor que canta. Mi papá siempre me ha dicho que entrene la voz, pero tuve miedo por esa parte. Me he dado cuenta de que con ser afinado y colocar bien la voz no hace falta tener un gran registro, entonces quien mejor que yo para cantar lo que compongo, lo que realmente siento.
“La música es vida. Mi objetivo como artista es alimentar el alma de otras personas, que con mi música se le alegre el día a alguien o que se identifique con alguno de los temas. En los videos siempre voy a intentar robar una risa, creo que el artista va de eso, de hacer feliz a los demás”.