Julio Moreno González, fue un lanzador estelar, derecho, conocido por (Jiquí). Nació en el pueblo de Güines, La Habana, el 28 de enero de 1921 y falleció en el exterior, el 2 de enero de 1987. Alcanzó 5´8 de estatura y 165 libras de peso. Había comenzado a sobresalir en su tierra con las Estrellas de Pancho.
Fue todo un símbolo con el Círculo de Artesanos de San Antonio de los Baños, en la Liga Nacional Amateur, adscripta a la Unión Atlética de Amateurs de Cuba, donde en cinco años acumuló una marca de 85-28 y récord de 1 045 ponches, 129 juegos lanzados y 102 completos.
Durante casi 20 años, su nombre apareció en las nóminas de equipos amateurs y profesionales de Cuba, México y Estados Unidos. Lo apodaban “Jiquí”, porque sus envíos eran tan duros como la madera de ese árbol y así pasó a la historia, Julio Moreno, uno de los mejores lanzadores cubanos de la primera mitad del siglo XX.
Comenzó a practicar béisbol en clubes de esa localidad y con 18 años no pocos elogiaban la velocidad del joven pitcher, blanco y derecho. La rapidez de sus envíos fue su mejor carta de presentación para unirse al Círculo de Artesanos de San Antonio de los Baños, uno de los equipos más potentes que intervino en la Liga Nacional Amateur.
Realmente, es difícil precisar cuándo apareció el sobrenombre de “Jiquí”; pero lo que sí está claro es que el origen del mote estuvo en la velocidad de Moreno. En aquella época no existía el velocímetro; pero por las historias y crónicas de la época, sus picheos superaban con frecuencia las 90 millas.[1]
Su debut fue en 1940, donde concluyó con registro de 9-8 y 83 ponches. Mejoró a 10-6 y 160 ponches en 1941. En 1942 tuvo una labor soberbia con marca de 20-5 y 213 ponches, renglón en el que fue el puntero, como también en los juegos ganados. En 1943 volvió a obtener 20 victorias, con apenas 6 fracasos, y subió a 270 el primado de los ponches. El día final del torneo sacó por la vía de los strikes a 14 bateadores del Regla para establecer una marca que después mejoró. Fue en un choque ganado por los Artesanos (9 x 1) que lo empató con el Deportivo Matanzas en el primer lugar. En los finales los matanceros superaron en el último juego al Círculo Militar y Naval, para coronarse.
Su momento cumbre en la Liga Nacional fue en 1944, cuando ganó los 26 partidos de su equipo, con apenas tres derrotas, efectividad de 1,19 y 315 ponches en 256,2 entradas, cifras no superadas en aquel circuito. Con problemas en su control, encabezó varias veces las bases por bolas. Como bateador tuvo realce en 1945: 23 anotadas, 30 hits, 2 dobles, 3 jonrones y 13 impulsadas, con promedio de .261. Sin su ayuda hubiera sido imposible la coronación de su escuadra por primera y única vez en 1944.
La temporada de 1944 fue una de las más interesantes, con veinticuatro equipos participantes. El brazo de Jiquí Moreno guio el primer gallardete del Círculo de Artesanos. Las 26 victorias logradas las obtuvo Moreno.[2]
El 19 de marzo propinó un cero hit cero carreras a Santiago de las Vegas y en un juego contra el Vedado Tennis Club, ponchó a 21 bateadores, solo superado por Evelio Hernández (22), el 24 de mayo de 1953, y reeditado muchos años después por el zurdo del equipo Pinar del Río de las Series Nacionales, Faustino Corrales, ante Holguín. En aquel choque Jiquí contribuyó también al éxito como bateador, al lograr un jonrón. El 8 de febrero de 1944 tuvo otro encuentro memorable en la Liga Inter-Provincial, luego de ponchar a 16 bateadores del Cromo, de Camagüey.
Marrero, de 27 años (en realidad de 30), medía 5’7 y pesaba 147 libras, mientras que el veloz Jiquí Moreno, de 19 años, medía lo mismo, pero pesaba solo 130 libras… Es sorprendente que un hombre como Moreno, de tan poco peso, pudiese lanzar a la velocidad que se dice que lanzaba, y generalmente por nueve entradas.[3]
Figura protagónica en las primeras Series Mundiales Amateurs. Debutó en 1941 y estuvo también en 1942, 1943 y 1944, esta última en Venezuela. En 1942 su picheo fue determinante para el triunfo del Cuba, al finalizar segundo en efectividad (1,36) con el coliderato en promedio (3-0). Muy parecido sucedió en 1943, cuando comandó los juegos ganados y las carreras limpias (0,70). El 25 de septiembre, México lo venció 4 x 3 en 14 entradas. Sus resultados como amateur en la Liga Nacional Amateur: 129 desafíos lanzados, 102 completos, con balance de 85-28 (.753) y 1 045 ponches. En eventos internaciones: Obtuvo balance de 9-4, con efectividad de 1,79.
Participó en doce temporadas de la Liga Profesional Cubana y en un torneo independiente. En 1944-1945, con el Marianao (1-10), 1946-1947, con el Havana Reds, del torneo independiente de la Liga de la Federación (4-3), 1947-1948, con el Marianao (3-5), 1948-1949, con el Cienfuegos (0-0), 1949-1950, con el Habana (0-2), 1950-1951 (3-2), 1951-1952 (7-4), 1952-1953 (9-9), 1953-1954 (8-7), 1954-1955 (3-4), 1955-1956 (2-1), 1956-1957, con el Cienfuegos (1-3) y 1960-1961, con el Habana (3-5). Total, incompleto: en 243 desafíos, 31 completos, obtuvo balance de 44-55 (.444), con 370 ponches, 381 bases y efectividad de 3,65.
Fue el 6to. de la Liga en juegos lanzados (243) y empatado en perdidos (55). En 1945-1946 encabezó los perdedores (10). En 1952-1953 resultó líder en ponches (106) y obtuvo balance de 9-9 (.500) en 30 juegos, de ellos 7 completos. En 1960-1961, último año del profesionalismo, quedó líder de los lanzadores en carreras limpias, con promedio de 2,03.
En 1946 estuvo en la Liga de la Federación, donde hizo yunta con Marrero. Así lo describe Roberto González Echevarría, en el texto citado, p. 85:
“Los dos mayores atractivos de este campeonato fueron Julio (Jiquí) Moreno —que llevaba el sobrenombre de una madera dura cubana— que había jugado en el Círculo de Artesanos de San Antonio de los Baños, cerca de La Habana, y había sido uno de los mejores lanzadores amateurs de la historia de Cuba, y Conrado Marrero, a quien se considera el mejor pitcher aficionado de todos los tiempos en la Isla…”
También en 1946, había integrado un equipo Cuba, con figuras de la Liga Profesional, para enfrentar a las Estrellas Americanas en el estadio La Tropical, los días 9 y 15 de octubre de ese año, en un intento por mantener la publicidad para dicha instalación deportiva, a solo unos días de inaugurarse el Gran Stadium de La Habana. Lanzó los dos desafíos, perdiendo el primero, el día 9 de octubre (3 x 2) y se alzó con la victoria el 15 (7 x 2).
En 1950-1951 se integró al Habana, que resultó campeón, y compitió en la III Serie del Caribe, celebrada en Caracas, aunque sin resultados; repitió, también sin resultados, en la IV Serie, igualmente con los Rojos, campeones de 1951-1952. Este evento se celebró en Panamá, y los Leones alcanzaron el título. Su despedida fue en la V edición, donde tampoco tuvo decisiones, celebrada esta vez en la capital cubana, en febrero de 1953, donde se impusieron los Cangrejeros de Santurce.
Según EcuRed, la Enciclopedia Cubana:
“A pesar de recibir ofertas tentadoras de los Gigantes de Nueva York por conducto de Adolfo Luque, El Jiquí prefirió debutar como profesional en México, vistiendo la franela del Veracruz, con récord de 14-10 en 1945, convencido por los salarios que pagaban Jorge Pasquel y sus hermanos. Once años después regresó a México y permaneció allí hasta 1966. Durante sus 12 años en la tierra azteca, dividió su labor con el Veracruz, Yucatán, Nuevo Laredo y Puebla, donde permaneció las últimas siete temporadas. En su paso por la Liga Mexicana finalizó con marca de 124-99, 3.85 carreras limpias y 883 ponchados”.
Actuó durante cuatro años en Grandes Ligas, con el Washington Senators, terminando con récord de 18-22 (.450), en 73 partidos lanzados, de ellos 14 completos, con 119 ponches, 157 bases otorgadas y efectividad de 4,25. Fildeó para .987 y bateó .132.
Debutó el 8 de septiembre de 1950 y su despedida fue el 26 de junio de 1953. Llevaba como estandarte el día que le ganó a los New York Yankees (4 x 2) y dominó a Joe DiMaggio.
Tanto amó su desempeño desde el box, que después de su retiro, ya longevo, sirvió como lanzador de práctica del Detroit Tigers que ganó la Serie Mundial de 1968. Fue el 8vo. en jonrones permitidos en 1951 (18).
En Ligas Menores estuvo cuatro campañas con los Havana Cubans de la Liga Internacional: 1947 (19-4), 1948 (3-2), 1949 (12-6) y 1950 (16-4). Total: en 79 desafíos, 48 de ellos completos, obtuvo balance de 50-16 (.758), con 284 ponches, 223 bases concedidas y efectividad de 2,24. Con ese equipo resultó 2do. en porcentaje (.758), ganados (50), completos (48), 3ro. en bases por bolas (223), 4to. en innings (570), en hits permitidos (452) y en lechadas (11), el 5to. en lanzados (79) y en ponches (284). En dos temporadas lideró el porcentaje: 1947 (.826) y 1950 (.800). En 1950 encabezó la efectividad en la liga con 1,47.
Integró los Cuban Sugar Kings, en la Liga Internacional Triple A, en 1954 (7-7) y repitió en 1955 (4-2). Total: en 66 desafíos, 7 de ellos completos, alcanzó balance de 11-9 (.550), con 88 ponches, 79 bases concedidas y efectividad de 4,78. En total estuvo trece campañas en Ligas Menores, entre los años 1947 y 1966, con Havana Cubans, Chattanooga y Jacksonville, así como en la Liga Mexicana.
En estos circuitos lanzó en 340 partidos, con balance de 72-51 (.585) y efectividad de 2,56. En 1950 fue el más efectivo (1,47) en la Liga Internacional de la la Florida y ese mismo año fue escogido mejor lanzador de la Liga del Valle de Río Grande, Clase C, con el equipo Del Río.
En México fue puntero en carreras limpias en 1958 con Nuevo Laredo (2,70). Con el Puebla, en 1961, fue reconocido en el Todos Estrellas de la Liga de Verano, luego de liderar la efectividad (3,01). En ese país lanzó para el Veracruz, Yucatán, Nuevo Laredo y el Puebla. Al final de su carrera mexicana, acumuló 124-99, con 3,85 promedio de carreras limpias y 883 ponchados.
En 1961-1962 actuó con el Marlboro en Panamá. Estuvo cinco campañas en Nicaragua, donde debutó en 1957-1958 con el 5 Estrellas. Con estos últimos actuó en la lid siguiente, pasando al León en 1959-1960. En 1962-1963 regresó a ese país con los Indios de Bóer, y finalizó en 1963-1964 con el 5 Estrellas.
Ha sido, sin dudas, uno de los más brillantes lanzadores de la pelota cubana. En sus años finales, dominaba más por su experiencia y control, pues su recta dura había disminuido.
Liga Profesional Cubana:
JL | JC | JG | JP | PROM | INN | SO | BB | PCL |
243 | 31 | 44 | 55 | .444 | 853 | 370 | 381 | 3,65 |
Grandes Ligas:
JL | JC | JG | JP | PROM | INN | SO | BB | PCL |
73 | 14 | 18 | 22 | .450 | 337 | 119 | 157 | 4,25 |
(Con documentación de Enciclopedias de las Grandes Ligas, Guías del Béisbol Profesional Cubano, de México, Panamá y Nicaragua; Carlos Castillo Barrio, Jesús Alberto Rubio, Jaime Cervantes, Jorge Figueredo, Baseball-Reference.com, Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga, Roberto González Echevarría, Elio Menéndez, Raúl Diez Muro, Eladio Secades, René Molina, Jess Losada, Nelson Varela, Marino Martínez Peraza, Severo Nieto, Miguel Ernesto Gómez Masjuán, Alfredo Santana, Ángel Torres, Yasel Porto Gómez, y otras fuentes).
[1] Miguel Ernesto Gómez Masjuán: Habana Radio, La voz del Patrimonio Cubano, 8 de febrero de 2013.
[2] Marino Martínez Peraza: Por amor a la Pelotas (Historia del Béisbol Amateur Cubano). Ediciones Universal, Miami, Florida, 2009, p. 57 y 58.
[3] Roberto González Echevarría: La Gloria de Cuba. Historia del béisbol de la Isla. Editorial Colibrí. Madrid, España, p. 30.