Presenciar un buen ballet siempre estremece, desborda y enriquece el alma; estas y otras sensaciones danzan a la par de un ser magistral que con luz propia cautiva dentro y fuera de escena.
Con pies de ángel y sonrisa de mortal, el bailarín español Joaquín de Luz es puro arte y sentimiento, esos que te hacen volver una y otra vez a esta manifestación y a él.
Gracias a su madre que desde pequeño le inculcó el amor por el ballet, De Luz se convirtió en fiel exponente de una disciplina que lo colma de premios y momentos inolvidables.
Cautivado por la interpretación de Mijaíl Baryshnikov y Cynthia Harvey en Don Quijote con el American Ballet Theatre (ABT), se propuso integrar la compañía que le otorgaría tiempo después reconocimiento a nivel mundial.
Quiero hacer lo mismo que ese señor, quiero llegar allí y bailar en el Lincoln Center con el ABT, fueron las palabras a su madre. Desde entonces, supo que ese sería el camino y afortunadamente todo conspiró para que sucediera.
UNA ESTRELLA EN ASCENSO
Una vez finalizada su formación en la Escuela de Ballet de Víctor Ullate, en Madrid, pasó a trabajar con él en su compañía hasta 1995, y un año más tarde audicionó para el Pennsylvania Ballet, donde fue seleccionado y debutó como solista.
Posteriormente se unió al elenco del ABT, agrupación con la que interpretó roles de primera figura en Bruch Violín Concerto No. 1 (Clark Tippet) y Theme and Variations (George Balanchine), además de otras obras.
En 2003 pasó a formar parte del Ballet de la Ciudad de Nueva York (NYCB), siendo promovido en poco tiempo al rango de bailarín principal y donde se enriqueció con las influencias y el repertorio de George Balanchine y Jerome Robbins.
Al decir del artista, Balanchine usó Nueva York como inspiración, revolucionó el ballet clásico y le añadió la velocidad y el dinamismo de la propia ciudad, mientras Robbins, por su parte, rozó un poco más las zonas íntimas, capaz de crear una comunidad en el escenario.
Durante mis 15 años en el NYCB me sentí más a gusto con el repertorio de Robbins, agradezco la suerte de haber integrado compañías como el ABT y el NYCB así como las experiencias vividas en ambas, comentó en exclusiva con Prensa Latina.
Para el bailarín todo influye en su formación, incluso aquello que no se considera parte de la danza, cada movimiento tiene un porqué en la pieza del dominó que constituye la vida y en cómo se escribe la historia.
Grandes maestros de flamenco intervienen en mi forma de bailar y en mi musicalidad, el duende se nutre de nuestras raíces y de la forma en que percibimos el ballet, afirmó.
Según su opinión, el baile español tiene una gran fuerza interior que se traslada al público con cada ejecución, “eso me inspira mucho”.
El multipremiado intérprete, quien participa en la edición 27 del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, considera al evento como el más importante de su carrera, y confiesa que la elección de la obra que le tocó interpretar resultó la mejor.
Acabo de bailar Albrecht con María Kochetkova, en el Festival de La Habana y con el Ballet Nacional de Cuba, es que no puedo pedir más, agregó.
Manifestó, además, que la comunidad instantánea que se logra con todos los artistas invitados y cómo aprecian el ballet, convierte a la magna cita en su lugar favorito.
Este festival no solo aporta a mi carrera, sino a mí como ser humano, me agrada mucho la humanidad que tenéis aquí, los bailarines y todos en general me tratan como familia y eso es una experiencia que no se repite en muchos sitios, destacó.
De Luz siente especial admiración por el Ballet Nacional, con quien mantiene vínculos desde que la escuela cubana se presentaba en Madrid.
Tiene una gran tradición, de él salen talentos impresionantes con los cuales he compartido escenario, la cualidad humana que posee la compañía no se percibe en otras alrededor del mundo, significó.
HONOR A QUIEN HONOR MERECE
Dueño de un impecable desempeño y de destreza y autoridad en sus movimientos, el bailarín conquistó los mayores lauros a los que puede aspirar un artista en el ámbito danzario.
La Medalla de Oro en el Segundo Concurso Internacional de Ballet Rudolf Nuréyev en Hungría (1996), el Prix Benois de la Danse, concedido a la mejor actuación masculina en Moscú (2009) y el Premio Nacional de Danza a la interpretación en España (2016), entre varios, enaltecen el catálogo del español.
Sobre el galardón conferido en su país expresó: ser reconocido en España donde la danza se aprecia muy diferente a como se valora en Cuba tiene un significado especial, que luego de tantos años se sintió bien recibirlo.
Igual fue su satisfacción cuando en 2009 recibió el premio Benois de la Danse por su actuación en El hijo pródigo, obra del maestro y coreógrafo George Balanchine.
Es el ballet que más dolores de cabeza me dio, nunca estuve contento con el desempeño en los dos momentos que tiene la puesta y con la conexión hacia ese camino por donde debes llevar al público, refirió.
Pero al final, como si de homenajear su retirada de los escenarios se tratara, o para cerrar con broche de oro la última función de una pieza a la que se entregó en cuerpo y alma en numerosas ocasiones, Joaquín de Luz se sintió complacido y feliz por comprender el proceso.
Como si no bastara con el compromiso que le exige la profesión, desde marzo de 2019 dirige la Compañía Nacional de Danza de España, a la que procura crearle una identidad que la distinga del resto.
Aunque el reto es bien complejo debido a que no es una compañía de autor y tu obra no es la única que se representa, tenemos varios proyectos que le van a otorgar mayor identidad, recalcó.
El también coreógrafo consideró que su país posee un vasto patrimonio cultural y se dispone a utilizar la literatura y la música en producciones que contarán con poemas de Federico García Lorca, Antonio Machado y Miguel Hernández.
Para deleite del público cubano, la compañía española estrenará una versión del clásico Carmen los días 11, 12 y 13 de noviembre en el Teatro Nacional como parte del programa del Festival de Ballet que culminará el 13 de octubre.
Casi al final de su trayectoria como bailarín e inmerso en la dirección de la compañía, llega como luz que inspira la disfrutada paternidad que se refleja en sus labios cuando se dice papá.
Este niño vino con un “pan debajo del brazo” de inspiración, me motiva a bailar, a disfrutar el presente y a aceptar lo que llega con resiliencia, porque si luchamos contra eso corremos el riesgo de ser infelices, puntualizó.
Se muestra afortunado por interpretar en el mes de diciembre del próximo año en Madrid uno de los ballets más célebres de Roland Petit, “El joven y la muerte”. Aunque no reveló qué partenaire lo acompañará, declaró que es un gran nombre de la danza con quien le apetece mucho bailar.
Joaquín deviene orgullo para la danza en el mundo; como rayo de luz la ilumina y de ella se apropia para deslumbrar y dejar detrás de sí una estela de talento bajo sus pies.