Lo que comenzó siendo una jornada histórica, terminó dejando en la armada atlética cubana un sabor agridulce, cuando no se concretaron los mayoritarios pronósticos de que al terminar la prueba femenina de triple salto la Isla aparecería oficialmente en el medallero de los Juegos Olímpicos que se celebran en esta ciudad.
Todo fue felicidad durante la sesión matutina, después que Rose Mary Almanza dominara la serie de repechaje que le convirtió en semifinalista de los 800 metros. Y para rematar, el velocista Reynaldo Espinosa cortaba con sus piernas una sequía de 44 años, los transcurridos desde que el último cubano había desembarcado en una semifinal de los 100 metros.
En medio de buenos augurios cayó la noche en la capital francesa y también una lluvia que llegó como invitada furtiva a una fiesta que no pudo celebrarse. La triplista pinareña Leyanis Pérez (14,62), la favorita de muchos, alcanzaba el quinto puesto, uno por detrás de su coterránea Liadagmis Povea (14,64), quien también partía con opciones de premio.
La competencia fue casi un reflejo de lo sucedido en el segmento clasificatorio. La frustración de Leyanis contrastaba con el deseo de Povea para superar sus problemas técnicos e ir de menos a más. Y mientras esto sucedía, la dominiquesa Thea Lefond esperó con tranquilidad su momento, iluminado en el segundo intento, y en lo adelante nadie se acercó siquiera a la marca ganadora de 15,02 metros, el nuevo récord de su país.