Nuevamente las calles de Pinar del Río se llenaron de colorido y de la algarabía que distingue a los niños para homenajear a José Martí en el aniversario 171 de su natalicio.
Menores de los círculos infantiles y pioneros desfilaron, como es tradición cada año, para recordar al más universal de los cubanos, el que pensó en los infantes y para ellos regaló La Edad de Oro.
Meñique, Pilar, Nené Traviesa, la bailarina española fueron algunos de los personajes recreados esta mañana, porque hablar del Apóstol es sinónimo de diversidad y arte.
En la ciudad capital, como en todos los territorios, rindieron tributo a quien dedicó la mayor parte de su existencia a la lucha por la liberación de Cuba y la instauración de una república democrática «con todos y para el bien de todos».
Acompañados por familiares y maestros evidenciaron, otra vez, que el Héroe Nacional no murió aquel 19 de mayo de 1895, sino que se multiplica en las nuevas generaciones de cubanos.
En el prólogo de su libro Ismaelillo, dedicado a su hijo José Francisco Martí Zayas-Bazán, el Apóstol dejó clara su “fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud (…); que lo guiaron hasta el fin de su vida.