Odiados por muchos, respetados por otros. El silencio como testigo y premio, así es la profesión de un árbitro. Muchos llegan al oficio por las casualidades de la vida, otros llegan del propio deporte, y los hay que hasta por orientación. Eso sí, cada uno debe tener la justeza como premisa.
En San Juan y Martínez hace años un muchacho, de buen físico y con buenas condiciones para el béisbol, quiso probar fuerzas y optó por este deporte, hasta que parte de su sueño fue cumplido con la llegada al elenco grande de Pinar del Río.
Juan de Dios León Morales es de esos hombres de hablar fuerte, como prenunciando. De mirada recia, pero alma tierna, solo el verlo trabajar para los niños le hace sacar esa parte de su corazón que quién más la disfruta son sus nietos.
Las lecciones y la actual situación con el arbitraje en la provincia le hicieron cambiar de perspectiva en la vida, pero no de deporte.
Incansable trabajador, hombre del deporte, amante de los ejercicios y respetado en toda Cuba, al llegar a los estadios en las gradas y las bancas cuando mencionan su nombre dos certezas llegan: el juego irá rápido y hay que andar quieto porque Juan de Dios sí sabe lo que está haciendo.
Luego de trabajar en el primer partido de la concluida Serie Provincial, los propios atletas solicitaron para el último juego la presencia del avezado oficial. León Morales se ha ganado con su esfuerzo ese reconocimiento de los deportistas, y no esconde la alegría por ello, porque confiesa que árbitro y jugadores no son enemigos, solo debe mediar el respeto, algo que no se hereda, se gana.
Juan de Dios fue pelotero en series nacionales. ¿Cómo llega ahora la experiencia de ser árbitro?
“Ese paso fue gracias a Israel Redonet, jefe de árbitros en Pinar del Río. Un día tenía déficit de árbitro en la Serie Provincial y habló conmigo para que lo auxiliara, no como árbitro oficial, sino solo para ayudar a que se pudiera celebrar el evento.
“Había muchos problemas en San Juan y Martínez, precisamente con el arbitraje, yo decidí, y Redonet con su maña me fue endulzando, endulzando y, a mí, te juro, que me atrapó aquello, me gustó, después empecé a trabajar en juegos escolares, juveniles.
“Luego pasé el seminario en la Escuela Nacional que hubo en Villa Clara, donde tengo mucho que agradecer a personas como Luis Daniel de Risco, él fue importantísimo, pero todas me apoyaron y me dijeron lucha, que si tú quieres, tú puedes llegar, y puedes llegar con calidad”.
¿Cuánto le aportó su vida como pelotero al arbitraje?
“Le digo que, fundamentalmente, lo que más me ha ayudado es mi paso por la pelota activa. Porque ya uno sabe tener una buena zona de strike, y no solo eso, es tener también el grado de una zona de strike, muy particular, muy propia mía, que hasta el momento me ha dado buenos resultados”.
Ya en series nacionales, ¿cómo recuerda esa primera experiencia de árbitro principal? ¿La recuerda con nervios?
“Mi primera experiencia fue de suplente. Trabajé en un grupo escogido, y posteriormente en el grupo de Javier Rodríguez, buen árbitro, y mi primer juego en Serie Nacional nunca se me va a olvidar. Fue cuando existía la provincia Habana campo. La Habana y Santiago de Cuba en el estadio Nelson Fernández, fue mi primera inclusión en el grupo por primera vez.
“Nervios un mundo. Me ayudó mucho haber sido jugador. Por lo tanto, ese llamado prearranque fue bueno, ya estaba adaptado por haber jugado, lo cual era ganancia para mí. Después, a través del tiempo, la dedicación al terreno, el trabajo diario y en cada categoría te hace mejor profesional”.
Ha sido reconocido como mejor árbitro en Cuba, ¿cómo usted valora ahora mismo la salud del arbitraje nacional?
“La salud del arbitraje cubano no es mala porque hay promoción, pero eso no te da calidad, por eso, nosotros necesitamos que se juegue pelota, para que exista trabajo y puedan desarrollarse más profesionales, pero, de manera general, tiene muy buena salud”.
Dicen por ahí que Juan de Dios es un árbitro que impone respeto en el terreno.
“Sobre eso tengo algo que decir. El respeto no llega por herencia, en este mundo de nosotros para que te respeten tienes que respetar, y como mejor pueden respetar a un árbitro es cumpliendo con todo lo establecido por la comisión de reglas y arbitraje”.
¿Cuál ha sido la experiencia más fuerte que ha vivido en un terreno de juego?
“Mira, hoy gracias a Dios, no me han tocado muchos momentos de esos, pero una vez jugando Metropolitanos y Pinar de Río en el ‘Changa Medero’, nunca se me va a olvidar. Dejé de cantarle un tercer strike a Lázaro Madera con las bases llenas y después dio jonrón. ¡Qué momento más negro!”.
Después de una equivocación ¿cómo rectifica un árbitro?
“Primero que todo, reconociendo que te equivocaste, no creyendo que estabas bien, pues todos nos equivocamos. Pero entonces, después tienes que trabajar en base a ver qué hiciste mal, en qué fallaste, para no volver a caer en eso”.
Un asunto polémico en los últimos años ha sido el tema salario para los árbitros. ¿Cuánto se puede seguir trabajando en pos de mejorarlo?
“Estas son cosas que dependen de nuestros superiores, que ya dependen de otro nivel, ahora, sí soy del criterio que a los árbitros se les puede pagar un poquito más de salario. Nosotros tenemos bastante exigencia, exigencia de todo tipo, y no es por protagonismo, pero sin los jueces, no se puede desarrollar el play, entonces hay que cuidar a esas personas, atenderlas. Me parece que el salario con el sacrificio de los árbitros, en la actualidad no está a la altura que merecemos”.
Profesor, ¿cuánto le queda a Juan de Dios León por dar en los terrenos de béisbol?
“Mucha gente me dice que tres años, que un poco más. Pero, hoy por hoy, ya estoy pensando en una partida que no sea forzosa”.
O sea, ¿piensa ya en alejarse del terreno de juego?
“No totalmente, pero sí, poco a poco, hacerlo gradual, no trabajar tantas categorías, o solo algunas. Imagínate, entre pelotero y árbitro, casi 40 años fuera de mi casa, y uno posee familia. Tengo hijos, nietos, y a veces uno también tiene que dedicarles mucho tiempo a ellos, pero voy a estar hasta que me sienta bien físicamente y las cosas sigan saliendo como hasta ahora. Y algo muy importante, hasta que no pierda la fuerza de voluntad de correr, de prepararme, de hacer el bien a los demás, de ser justo y, sobre todo, de seguir amando este deporte”.