Por la libreta, básico, medio y adicional; llegaban en julio, cuando empezaba el periodo vacacional y así los estrenábamos en esa temporada de ocio. Fue esa la forma en que por años se accedió a los juguetes en Cuba. No era equitativa ni ideal, y había familias que hacían dejación o venta del primero, que era el más caro, a núcleos más solventes para adquirir los otros; los progenitores hacían colas para obtener los turnos y al menos en la tienda que comprábamos se colocaban enun bombo sobre el mostrador con los números de los núcleos; el azar definía el orden.
Hija de profesionales, mis padres eran de los que podían pagar los juguetes más caros,tuve verdaderas joyas, y aunque solían salir de sus cajas con la visita de las amiguitas, yo prefería los libros. Una de esas compañeras de esparcimiento fue madre adolescente y a su descendencia fue a parar ese patrimonio, no me arrepiento; ella y sus hermanos, procedentes de un clan numeroso, estaban entre los que en un buen año recibían el medio y el adicional, a veces, exclusivamente el último.
¿Cómo imaginar que una década más tarde sería tan costoso y complicado adquirir esos productos para mi prole? Aunque tanto con financiamiento familiar como por regalos y “herencias” tuvieron hermosos y didácticos juguetes, todavía muñecas y peluches forman parte del decorado de su cuarto, el que hayan dejado atrás su infancia es algo que agradezco en estos tiempos.
En un breve periodo la economía familiar se montó en una montaña rusa de vértigo. Abastecer los hogares con lo indispensable es una labor harto difícil, cuando hay niños la situación es más compleja, entre el crecimiento que hace frecuente la renovación del vestuario, insumos escolares, meriendas, confituras, juguetes, junto al resto de las cosas y experiencias que queremos poner a su alcance y disfrute, el costo es elevado. Y sabemos que hay un montón de certezas para nuestros infantes, que van desde el cuidado que reciben sus madres durante el embarazo, el nacimiento en instituciones hospitalarias, la inmunización contra 13 enfermedades, acceso gratuito a la atención médica y la instrucción… por solo citar algunas de las archiconocidas conquistas que nos envanecen como nación, pero el día a día demanda más. El resurgir de los Reyes Magos, en nuestro entorno, sin duda es un agravante para muchas familias que desean que sus pequeños reciban regalos, pero no están en condiciones de propiciarlos; para otros, aún con el dinero, el problema es encontrarlos y no faltan aquellos que aprovechan la ocasión para llevar hasta sus hijos la ostentación. Desde estas mismas páginas se ha hecho referencia a la necesidad de contar con
alternativas en la industria nacional y aunque hay opciones artesanales, dista de lo que se requiere y más en un contexto en que la infancia crece en contacto directo con los entornos digitales. La importancia del juego y los juguetes en el desarrollo de habilidades y capacidades en los infantes está ampliamente fundamentada desde la ciencia, forman parte de los elementos que intervienen en el desarrollo pleno de sus potencialidades.
En lo personal, si en algo estaría a favor del racionamiento sería para estos artículos, no soy partidaria de la celebración de los Reyes Magos, creo que debe prevalecer, cuando mamá y papá pueden, compran.Como país todavía hay muchas aristas que robustecer si ansiamos invertir la actual tendencia demográfica, y sin duda una prioridad ha de ser la de incrementar la presencia de artículos destinados a niños y adolescentes, en su más amplia gama, incluyendo
alimentos, textiles, calzado, productos de higiene especiales para ellos, útiles escolares y por supuesto, los de fines lúdicos, que no son un lujo, al contrario.
Para aquellos padres o tutores que esta vez tras sumas y restas decidieron que era mejor destinar el dinero a otros propósitos, que no los acose la culpa o la frustración. Hijos sanos, bien alimentados, cuidados y criados con amor tendrán recuerdos hermosos de su infancia y sabrán que no tienen que agradecérselos a Melchor, Gaspar y Baltasar.