Muchos segmentos de la población en Pinar del Río piensan en la administración tributaria, por lo general, en cada inicio de año. Calculadora en mano, se sacan las cuentas de débitos y, no siempre con agrado, se separan los fondos para las arcas del Estado porque en Cuba se sabe que “la ONAT no cree en nadie”.
A propósito del 25 cumpleaños este 29 de junio, llegó Guerrillero a su sede provincial, y aunque íbamos tras la información sobre conquistas y resultados, desafíos y proyecciones, el diálogo cambió la intención primaria de estas líneas, que ahora versan sobre la espiritualidad de una entidad que, más allá de su misión fundacional, ha calado en el compromiso de los contribuyentes con las causas sociales, con el bien común.
Creada en 1995, su misión es velar por la aplicación de las normas, organizar la recaudación de los ingresos y dirigir el control fiscal, adoptando las medidas requeridas para contrarrestar las conductas evasoras, acorde con lo establecido por la Ley 113, del 2012, que estipula los requerimientos del sistema tributario cubano, incorporándose nuevas figuras al pago de impuestos.
LAS PAUTAS DEL CAMINO
Para Odalys Borges Ramos, directora provincial, estos años han sido de intensa labor.
“La ONAT se ha fortalecido en la tarea de gestionar y cobrar las entradas necesarias para el presupuesto del Estado, al mismo tiempo que se perfecciona el servicio a los contribuyentes”, apuntó.
Como todo camino, tensiones y obstáculos han intentado obstruir el paso. Dentro de los más trascendentales recuerda: “En el año en que comienza la implementación de la Ley, que conllevó a intensificar el ejercicio del control fiscal, las cuatro letras (ONAT) se anclaron con una representación aterradora, lo que nos impuso un nuevo desafío, que comenzamos a enfrentar sin perder de vista nuestros objetivos”.
Una ardua labor educativa tuvo que sumarse a la actividad cotidiana del sistema, que incluía la prestación de servicios de calidad y la información sobre el pago de impuesto y sus destinos en función de subsidiar las conquistas de la Revolución, lo que ha instaurado, paulatinamente, una cultura que se materializa en la disciplina y compromiso de los registrados.
“En la actualidad hay mayor disponibilidad para el cumplimiento de las obligaciones personales con la liquidación, aunque aun se tramitan denuncias por hechos de evasión fiscal, que, por suerte, son la minoría en la provincia”, aseguró.
Por su contenido, la Oficina requiere de un personal altamente calificado, con dominio técnico y habilidades para el trato con la población. Al respectó informó: “Ya contamos con una Escuela de Capacitación a nivel central, en La Habana -que se fundó en el 2019- y, a futuro, se pretende ir creando en cada provincia el técnico medio de Administración Tributaria, a lo que estaremos muy atentos por la importancia que le conferimos a la superación”.
DIALOGO CON FUNDADORES
Diana Pérez Mollinedo y Carlos Luis Pantoja Rodríguez, ambos licenciados en Contabilidad y Finanzas, son de los 14 trabajadores pinareños que llevan en la ONAT “toda la vida”. A Guerrillero contaron la travesía de 25 años, la que, a pesar de estar sujeta a factores internos y del contexto internacional, nunca perdió la esencia de justicia y equidad social.
“Este ha sido un tiempo de retos y dificultades. El surgimiento se da en medio del abandono del campo socialista y del recrudecimiento del bloqueo económico para Cuba, déficits presupuestarios del país, sumergido en una total inflación, para lo que era imprescindible sanear las finanzas internas”, nos relata Diana, quien en la actualidad atiende la esfera de la comunicación y atención al contribuyente.
Y Carlos, que ocupa el rol de máximo responsable del control fiscal de la entidad provincial, está convencido de que para la gente él es “el hombre de los impuestos”, una especie de brujo, cuya presencia incita a los evasivos a esconderse o salir corriendo. Sin embargo, está convencido de que: “La esencia del sistema tributario es la vida de todos.
“El país necesita de los rubros para cubrir funciones, de ello deriva la importancia de abonarlos, razón por la cual hay que perfeccionar los mecanismos de concientización con la importancia del pago voluntario, hacerle entender a la gente de que este aporte es para la calidad de vida de su familia, de su pueblo. Poco a poco se gana en esta noción y ya se percibe el orgullo de muchos con la contribución que hacen a las conquistas de la Revolución”, apuntó orgulloso el fundador.
EL MOMENTO ACTUAL
En correspondencia con el ingreso opera la política tributaria en Cuba, sin mellas a la economía personal, pero pensando en el bien común, como principio sustantivo de todo sistema político y social que apuesta por las mayorías.
Gracias a su gestión por mantener el equilibrio para el ejercicio de las finanzas públicas, muchos se beneficiaron con el aumento salarial para la actividad presupuestada en el 2019.
Durante el periodo de confinamiento, las oficinas en los 11 municipios reorientaron la prestación de los servicios a través de sus plataformas electrónicas, en aras de no detener la entrada de los ingresos a las arcas del Estado. El sistema garantiza, en la segunda etapa de la recuperación pos COVID-19, que el pago de impuesto anual tenga descuento del cinco por ciento y, en caso de uso de la telefonía móvil, del tres, según disposiciones del Ministerio de Finanzas y Precios.
Más allá del control y la gestión del ingreso, los trabajadores se han apropiado del arte de hacer que las personas paguen impuestos, por el acto comprometido de apostar al país de todos. Y aunque decía Gardel que 20 años no eran nada, para la ONAT sus 25, con avances y tropiezos, han permitido afianzar una política revolucionaria de pago de impuestos y calar en el compromiso y la cultura de la gente con sus deberes, con el progreso de su pueblo.