Kamikazes en la Cuba de hoy

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Autodestructivas, como los Kamikazes, son las manifestaciones de segregación racial para cualquier sociedad. No en balde, el joven artista visual Lázaro Prieto González utiliza ese término japonés para nombrar su más reciente exposición personal, inspirada en las manifestaciones racistas que persisten en la sociedad cubana actual, con énfasis en las originadas entre personas del mismo color de piel. 

La fuerza de imágenes contundentes en las que se contraponen blanco y negro, el simbolismo de objetos confeccionados artesanalmente con materiales reciclados, el poder de la palabra… son algunos de los resortes que utiliza el creador para armar su discurso, sin tapujos ni ambigüedades.   

Abierta al público en el Centro Provincial de las Artes Visuales, la muestra es resultado de la Beca de Creación El Reino de este mundo, que otorga la Asociación Hermanos Saíz. De sus motivaciones y expectativas con el proyecto, Prieto González explica: 

“El motivo principal para hacer una muestra de este tipo es poner en contexto pinareño la temática de la discriminación racial; no se trata de la mirada habitual al tema sino que yo parto de mi propia imagen visual, soy yo el centro y el detonante de todo el discurso, y eso no es más que un pretexto para mostrar públicamente que hay una buena parte de los que laceran y discriminan que está entre nosotros mismos, los de raza negra, aunque en Cuba se suele circunscribir la discriminación a la ejercida por la persona de raza blanca hacia la persona de raza negra. 

“Parto de experiencias muy personales, me ha pasado, por ejemplo, que personas de mi propia raza me han dicho que debo casarme con una mujer blanca para adelantar la raza o que hablo tan bonito que no parezco negro, ambos son actos discriminatorios. También la literatura fue fundamental como parte de la investigación previa, sobre todo el texto Elogio de la altea o las paradojas de la racialidad, de Zuleica Romay, premiado por Casa de las Américas en 2012”. 

Teniendo en cuenta que has tratado el tema de la racialidad en tu obra durante años, ¿Kamikazes es un resumen de lo investigado en toda la etapa o lo más reciente al respecto?

“No son piezas recientes, pero sí inéditas, excepto dos, una premiada en el Salón 20 de Octubre y otra seleccionada para la muestra-concurso Post-it 9. Gracias a la beca El reino de este mundo, de la AHS, el proyecto ve la luz pues yo lo tenía prácticamente engavetado. Creo que estoy cerrando un ciclo que inició en 2014, cuando obtuve la beca de creación del Salón Tiburcio Lorenzo, de la UNEAC en Pinar del Río. Esa fue la puerta que se abrió para adentrarme en el tema”. 

Kamikazes se articula a partir de géneros propios del arte contemporáneo. ¿Por qué los eliges?

“Me gusta provocar al espectador y no solo mostrar el hecho discriminatorio sino también el elemento que ha hecho que te discriminen. Eso yo lo resuelvo con objetos, ahí está el uso de la instalación. También hay videoarte porque me interesa que la gente vea el movimiento, que vea ese sufrimiento mío, ese sudor, el quitarme lo que me está molestando, pero que lo vea hasta con el sonido y si yo el día de mañana pudiera incorporarle el olor, también lo hiciera”. 

A partir de la investigación que antecede a esta muestra, ¿qué opinión tienes del tema de la racialidad en la Cuba de hoy?

“El tema de la racialidad en nuestro país está anclado a todo un acervo e imaginario cultural que hemos construido entre todos nosotros, que de alguna manera arrastramos y del que quedan secuelas que se pueden apreciar, por ejemplo, en los dicharachos populares y en las marcas que desde el juego y la burla se han hecho evidentes. Es un tema que se ha puesto sobre la mesa de los debates buscando erradicar todas esas manifestaciones de racismo y que a ellas se sobrepongan los valores y el humanismo, pero, no es menos cierto que estamos todavía muy distantes de eso. Yo sí creo que hay una especie de velo que a veces trata de enmascarar lo que evidentemente todavía agrede al sujeto negro y lo coloca en una posición de desventaja”. 

¿Qué puede hacer el arte ante ese fenómeno?

“El arte puede unir fuerzas e inculcar valores y detectar los lunares… pero no creo que el arte, en sentido general, sea el motor que impulse por sí solo el cambio de mentalidad que se necesita; sí es una fuerza importante porque el arte pone al descubierto los fenómenos y señala con un dedo acusador hacia dónde están los verdaderos culpables, pero no creo que sea el arte la herramienta fundamental para erradicar una serie de males que dentro del imaginario social cubano hemos arrastrado durante mucho tiempo”. 

¿Qué pretendes aportar entonces con Kamikazes?

Kamikazes coloca sobre la mesa de debates el fenómeno, intenta que la gente conozca de qué trata, y mi objetivo, además de señalar dónde está el problema, es que la gente también tome partido por medio de la provocación misma que es la muestra, por medio de la invitación a que el espectador no sea un sujeto pasivo, sino que la manipule, la agreda, que se involucre con ella. Creo que vital es que desde las edades más tempranas se empiece a deslindar cuáles son los valores más importantes que nosotros como seres humanos debemos defender y que eso no se convierta en una especie de queloide, de tarea pendiente que nunca llegamos a materializar, porque nos estamos dando cuenta que los maltratos a veces llegan a un grado verdaderamente impresionante”.  

Por Claudia Ledesma Hernández 

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