¿Cómo hacer la crónica de estos hombres dotados de cualidades sobrenaturales para jugar beisbol y que, al propio tiempo, la sensibilidad los desborde? ¿Qué adjetivos llenarían la hazaña de devolverle a un pueblo el orgullo que siente por sus saberes populares, por su patrimonio cultural? Hay un campeón que tiene las respuestas: «no hay corona de laurel que pueda compararse con una corona de palma tejida por manos humildes y cubanas».
Lo ha dicho Miguel Barnet, poeta, escritor, etnólogo, intelectual de gran poder al bate, cuya «única verdadera obsesión ha sido Cuba», como lo es para el Team Asere, que acaba de ascenderla hasta la cúspide del V Clásico Mundial de Beisbol, tras derrotar a Australia en férreo combate de marcador de 4-3.
Podríamos llenar de criterios beisboleros, de estadísticas o de análisis de los más brillantes especialistas este breve espacio. Sin embargo, al margen de lo rico que es el beisbol, en cifras y detalles, los cuales no tardarían en explicar por qué Cuba está de regreso a los cuatro grandes del planeta, hay posturas que no van a los libros de récords, pero ganan partidos. La unidad y el sentimiento de familia ha hecho que los encumbrados de las Grandes Ligas, los del torneo de Japón, los de los certámenes de circuitos caribeños, sean uno solo tras un mismo objetivo.
«Me siento muy orgulloso de ser el capitán de un equipo que no se da por vencido, que siempre cree que es posible llegar. Sabemos que todas las madrugadas Cuba se ha levantado, y satisface mucho que no haya sido en vano», nos dijo Alfredo Despaigne.
Este es el equipo de la alegría. Así se le ve en el entrenamiento, en el juego, incluso cuando combaten. Están haciendo alegre a una afición conocedora, cuyas raíces están en la pelota como fenómeno y patrimonio cultural de la nación. Por eso es que, por muy difícil que haya sido el camino hasta los cuatro grandes, han salido a defender esa alegría.
La ha protegido, como dice Mario Benedetti en su poema: «defender la alegría como una certeza / defenderla del óxido y la roña / de la famosa pátina del tiempo / del relente y del oportunismo / de los proxenetas de la risa».
Cuba se levantó a las 6:00 a.m. y ya no se acostó más. Se llevó al Team Asere para el trabajo, para la escuela o para la cola del agro; para seguir peleando, con alegría y con firmeza… para llegar.