En el parte epidemiológico realizado por el doctor Francisco Durán el pasado 25 de abril se reportaba como crítica a una señora de 59 años natural del El Corojo, en el municipio San Luis.
La noticia fue una sombra en el ánimo de los pinareños, que en ese momento imaginamos a nuestra coterránea tendida en la cama de una terapia, a medio camino entre la vida y la muerte.
Celenia Romero Benítez es el nombre de esa mujer, ama de casa, ensartadora de tabaco y campesina.
Había ingresado a finales de marzo en el hospital Abel Santamaría Cuadrado por una neumonía. Después de tratarla con antibióticos y realizarle un PCR en tiempo real, que resultó negativo, los médicos consintieron su egreso; pero unas semanas más tarde retornaría con una bronconeumonía algo tórpida que derivó a un cuadro de insuficiencia respiratoria.
Un segundo PSR develó que era positiva a la COVID-19. La noticia la tomó por sorpresa, sin que pudiera precisar siquiera una posible fuente de contagio. El cómo enfermó todavía es un misterio; lo cierto es que los especialistas decidieron su traslado inmediato hacia el hospital León Cuervo Rubio, donde son atendidos todos los casos confirmados en Pinar del Río.
Las señales de su gravedad no tardaron en aparecer: Disnea (falta de aire), tiraje intercostal y trastornos de conciencia, entre otros síntomas.
“Estuve en terapia intensiva una tonga de días medio disociada de la cabeza. Recuerdo que me atendieron muy bien, eso sí, que yo llamaba a las enfermeras y venían enseguida con un poquito de agua o con el desayuno”, contó a la prensa local esta paciente, que en la tarde del seis de mayo recibió su alta clínica.
“Tengo que agradecerles a todos aquí, especialmente a Rafael. Lo miento mucho porque ese médico fue el que me salvó a mí”, expresó.
El doctor Daniesky Dopico Ravelo, vicedirector de asistencia médica del hospital León Cuervo Rubio, explicó que Celenia arribó a dicha sede en estado de hipoglicemia.
“Debimos regular su tratamiento ya que estaba descompensada de diabetes. La paciente presentaba además antecedentes de hipertensión arterial y de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica”.
Celenia se aferró a la vida con uñas y dientes y en su lucha desenfrenada contra el coronavirus tuvo el acompañamiento de un equipo médico de excelencia. Hoy es una sobreviviente más, ansiosa por volver a casa.
“Cuando llegue lo primero que haré es abrazar a mis hijos. Hace 15 días no los veo y los extraño tanto”, confesó emocionada.