En las primeras horas del primero de enero de 1959, después de conocerse la noticia de la huida del tirano Fulgencio Batista, los combatientes del M-26-7, encabezados por su jefe, Alejo Bouzón Díaz, en la localidad y parte del pueblo ocuparon el Puesto Naval de la Marina de Guerra batistiana y todo su armamento, y procedieron a la detención de su jefe, Francisco Velasco Morejón. Se nombra al frente de la unidad militar a Amado Placeres Socarrás, quien formaba parte de las fuerzas de esa institución, pero a su vez pertenecía a la célula del 26 que operaba en la localidad.
Ese día también son confiscadas las viviendas que Panchín Batista tenía en La Coloma, quien, además de ser hermano del tirano, era gobernador de La Habana. En La Coloma poseía un muelle donde permanecía atracado su yate denominado YEMAYÁ, propiedades adquiridas mediante un crédito que le fue entregado para la construcción de una planta de hielo, que nunca existió.
En el mes de febrero de ese propio año, en un acto político celebrado en la localidad en apoyo a la Revolución, y presidido por el comandante Dermidio Escalona, jefe del Ejército Rebelde en la provincia, se ratifica a Alejo Bouzón Díaz en su condición de coordinador del M-26-7 en La Coloma, y se crea así la Casa del 26, donde laboraron de forma voluntaria Eda Pérez Marrero (Milo), en atención a la población, y Ramón Hernández Hernández, como mecanógrafo.
Estas oficinas fueron las encargadas de la creación de las brigadas obreras revolucionarias Ceferino Fernández Viña, las que después se convertirían en las Milicias Nacionales Revolucionarias; de realizar la campaña para que la localidad fuera incorporada al municipio de Pinar del Río; así como de incorporar a los trabajadores necesarios para la construcción de las obras y la creación de la AJR, UJC, CDR, FMC, entre otras actividades.
En los primeros meses de ese año llegan a La Coloma, enviadas por Salud Pública, una doctora nombrada Isolina con su enfermera, las que se presentaron a prestar sus servicios de manera permanente en la localidad, y al consultarse con Daniel Solana Piñera (colomero), dónde situar estos servicios médicos, que por primera vez tendría La Coloma, pues anteriormente solamente existía un boticario, orienta ubicarlos en las casas ocupadas a Panchín Batista, donde hasta la fecha se mantiene el policlínico.
Los servicios de Salud en La Coloma están conformados por una consulta de ópticas y optometría; una farmacia en el servicio extendido; sala de apoyo vital avanzado para el paciente grave, con equipos de última tecnología que incluyen desfibrilador, ventilador mecánico, aspiradora, carro de paro; además local de vacunación, sala de rehabilitación, estomatología, departamento de prótesis, proyección comunitaria con 16 especialidades médicas, siete consultorios con siete médicos y siete enfermeras, laboratorio clínico, centro de esterilización, y en el futuro se instalará un departamento de rayos X y ultrasonido.
A mediados de 1959 comenzaron las construcciones en la localidad con las obras del centro escolar para las clases de Primaria con 22 aulas, dos de las cuales para prescolar y más tarde un comedor para los alumnos, en sustitución de una escuela que solo poseía cuatro aulas con cuatro maestros y dos auxiliares; posteriormente se hizo el muro del malecón y la avenida del puerto, obras todas dirigidas por el ingeniero Carlos Insera, de Consolación del Sur.
En 1962, en los terrenos del cuartel de la guardia rural demolido, se construyó el círculo infantil Marina Azcuy.
En 1975 se construye la secundaria básica Feliberto Acanda Borrego, hoy convertida en centro mixto, en el cual se imparten clases de secundaria y pre.
Más tarde se construye otra edificación para el círculo infantil, y el Marina Azcuy se convierte en una escuela especial.
Otro hecho relevante de la Educación en esta localidad lo constituyó la Campaña de Alfabetización, que hizo posible a todos sus habitantes, que eran analfabetos, aprender a leer y a escribir, para lo cual fue necesario incluir en las tripulaciones de algunas embarcaciones a maestros alfabetizadores, quienes compartían las labores de pesca y, a la par, enseñaban a leer y a escribir. Cabe destacar la participación, preocupación y tiempo que le dedicó a esta tarea Araselis Paredes, al frente de esta campaña.
En la actualidad, en La Coloma, la Educación mantiene una matrícula de 952 alumnos y un personal docente de 156 profesores, con 97 trabajadores en los servicios contra seis con que contaba la localidad antes del triunfo de la Revolución.
Es válido destacar que antes del primero de enero de 1959, ningún colomero alcanzó la enseñanza Superior, y al cumplirse 65 años de poder revolucionario ya se puede decir que suman cientos los universitarios, y una parte de ellos, hijos de este pueblo de pescadores, dirige la Pesca, la Salud Pública, la Educación y otras esferas de la sociedad.
Hoy la comunidad cuenta con un seminternado de primaria, una escuela mixta de secundaria y pre, escuela especial, círculo infantil, base náutica, escuela primaria en el kilómetro 21 y un centro de computación.
LA VIVIENDA, LA PESCA…
Antes del triunfo de la Revolución la situación de la vivienda era otro tema caótico en sentido general, no existía ninguna casa que valiera la pena, todas eran construidas con madera, y solamente los habitantes con buena posición económica poseían algunas residencias en buenas condiciones. La casi totalidad, y en especial en el barrio de La Puntilla, tenían la cubierta de guano, piso de tierra, eran construidas con tablas de costanera, sin ninguna división en el interior, por lo que no contaban con privacidad alguna, tampoco tenían servicio sanitario y los ocupantes que residían cerca de montes y guanales hacían sus necesidades fisiológicas en esos lugares.
Estas viviendas estaban construidas de manera irracional, sin ninguna planificación. Sus callejuelas cortas, llenas de huecos, que en los tiempos de agua convertían todos los caminos en charcos habitados por puercos, carneros, reses y caballos, convirtieron el lugar en zonas intransitables y poco higiénicas.
En los años ‘70 se crea la brigada integral, por medio de la cual fueron construidos 54 edificios, que poseen 850 apartamentos, y más de 100 viviendas, propiedad de las personas que los ocupan. Cada uno de estos apartamentos posee sus habitaciones, sala, comedor, cocina y baño.
Antes del triunfo revolucionario la flota pesquera estaba compuesta por 300 embarcaciones, las cuales eran de madera y la mayor parte eran viejas y en muy mal estado. Ninguna de las dedicadas a la pesca de la langosta poseía motor, solamente unas cuantas que fueron construidas por las carpinterías de la localidad en la década de los años ’50. La flota bonitera era la única con buenas embarcaciones equipadas con motores, así como unas pocas dedicadas a la pesca de remolque o a cordel; tampoco los escameros tenían motor y ninguna contaba con medio de comunicación.
En enero de 1960 se procede a la confiscación de la flota pesquera, para lo cual fue nombrado a Francisco Triana, que es sustituido por Rafael López, y en julio de ese propio año lo sustituye Armando de Andrés Hernández, creándose de esta forma la cooperativa de pescadores Gerardo Medina Cardentey.
En junio de 1975, en saludo al 26 de julio, es inaugurada la primera parte del Combinado Pesquero de La Coloma, y en la misma fecha, pero de 1976, se entrega la segunda parte de este importante centro de trabajo para la localidad, la provincia y la nación.
También es construido el Astillero Naval, con la finalidad de reparación y mantenimiento de la flota pesquera, y más tarde se comienza la construcción de embarcaciones plásticas en sustitución de las de madera, las que se encuentran paralizadas actualmente por la falta de recursos.
Otro hecho notable lo constituye la construcción y funcionamiento de los centros de acopio en las zonas pesqueras en los años ‘90, lo que permite que las producciones se reciban en estos lugares y sean trasladadas hasta el Combinado Pesquero por embarcaciones denominadas Enviadas, por lo que los pescadores permanecen en cumplimiento de sus labores de forma ininterrumpida durante los días programados para las pesca, e igualmente son puntos de encuentro entre todos los trabajadores de cada zona donde tienen la posibilidad de intercambiar, ver la televisión y mantener constantemente comunicación.
Actualmente la pesca está dirigida por la Empresa Pesquera Industrial de La Coloma EPICOL, creada el 30 de noviembre de 2021, y posee 1 400 trabajadores en seis subdirecciones funcionales, y la UEB atiende industrialmente el aseguramiento de la extracción de Boca de Galafre, Cortes, Arroyo de Mantua y Puerto Esperanza, además del Puerto de La Coloma.
El abastecimiento de agua a la población constituye otro de los logros de la Revolución en la comunidad colomera, ya que a finales de la década del ‘40 y principios del ‘50 el consumo de agua se hacía a través de arroyos, lagunas y algunos pozos artesanales que existían cercanos a la localidad como el Jucaral, la laguna de Las mujeres, charco “el Peo”, el pocito de García, y para el abasto de las embarcaciones el río Colón, del que se abastecía un “chalanon” tipo cisterna.
En los primeros años de 1950 Juan Ramón Hernández y Ramón Bouzón comenzaron el abastecimiento de agua a la población en camiones pipas, que servían el líquido a todas las viviendas, cobrándose por una lata de agua de 20 litros cinco centavos. Estos camiones pipa comenzaron a abastecerse de agua en el charco “el Flamenco”, que se encuentra a unos siete kilómetros de la población.
A principios 1963 se crea el acueducto de La Coloma, con servicio a la población y a la pesca, sus oficinas y un tanque elevado en el centro de la localidad.
Hoy todos los colomeros tienen teléfono fijo y antes del 1959 solo existía un correo y un telégrafo, donde lo único posible era recibir y enviar telegramas.
Esta síntesis histórica es contada por un colomero protagonista y jefe del M-26-7 allí, y fundador del Partido, quien recuerda que olvidar la historia es comenzar a morir, quien no conoce la historia no sabe por lo que se lucha y no cuenta con elementos para defenderla. Queda mucho por hacer, el bloqueo es un freno y tener a Cuba en una injusta lista de países terroristas es otra calumnia, pero La Coloma es una realidad de la obra grandiosa y humana de esta Revolución por los humildes y para los humildes.
Por Alejo Bouzón Díaz