Lo que por varios años cargaba en sus paredes la etiqueta de ser un sitio subutilizado, adonde solo se entraba a beber o a hacer necesidades fisiológicas, cambia hoy su panorama. Desde las nuevas formas de gestión no estatal, La Esquinita vuelve a invitar a los pinareños, esta vez lo hace ConKashé.
Amarilys Maciel Peraza Rodríguez asegura que la vida le dio un reventón. Después de vivir 14 años en el exterior y estar en la cima de su vida profesional, fuerzas de marca mayor la pusieron a tomar decisiones, y como dice una colega, eligió dar la pastilla antes de mandarla.
Ese cambio tan brusco que olía a derrota, la hizo comenzar de cero y fue entonces que surgió una mipyme con varios encargos sociales que, entre otros proyectos, concreta hoy en La Esquinita.
SIN ETIQUETAS
“Las esquinas son lugares donde la gente converge en distintas direcciones y se para a mirar. Me gustan los portales, tienen como vida propia, magia, eso de sentarte y disfrutar de la cotidianidad. También me gustó la distribución del local, incluso sueño con tener un piano bar aquí”, comenta.
“Lo primero fue tratar de cambiarle la imagen, ese concepto que tenían las personas de que era un lugar de borrachos. Entonces tenía que hacerlo de forma tal que llamara la atención, que la gente pasara y dijera, quiero entrar ahí.
“Lo otro que he hecho es seleccionar al personal, crear un equipo que le dé valor al tiempo, que tenga disciplina, eso es esencial”.
Desde el pasado cuatro de abril nació el emprendimiento, y aunque sabe que aún llevan pañales, intenta que su lugar marque la diferencia, que sus trabajadores se sientan identificados y que sientan también la libertad de crear.
“Trabajé muchos años en Cultura y me encanta la labor de los artistas. No me gustan las etiquetas, ya una vez estuve al frente de un centro como La Sitiera y pude convertirlo en un lugar asequible para todos los grupos etarios. Si lo haces una vez, ya la segunda es más fácil.
“Uno de los encargos sociales que tenemos es visualizar el trabajo de nuestros artistas, que ya antes de la Covid-19 estaban carentes de trabajo, y aparte de la gastronomía, que me encanta, es una de las cosas que potenciamos aquí: rescatar la parte cultural para todos, que sea lo más heterogénea posible”.
Ante la avalancha de centros que llenan las principales arterias de la ciudad, Amarilys se empeña en ir más allá de servicios de gastronomía y música.
“No quiero que este lugar se repita. Pretendo rescatar el trabajo con los jóvenes, por eso converso con los presidentes de la FEU de las universidades. Ahora mismo esto es para ellos un espacio de geolocalización, donde vienen a tomarse un café, a conversar, pero que puedan también hacer las reuniones de la organización aquí.
“Los jóvenes de esta ciudad están como dormitando y hay otros espacios que los convocan los fines de semana, por las noches, que no tienen nada que ver con lo que propongo aquí”.
Insiste en que no es su intención imponerles un espacio, ellos tienen libertad de creación. Los martes, miércoles y jueves son netamente juveniles, para la FEU, la AHS y todo el que quiera venir y sentarse a disfrutar de su arte.
“De viernes a domingo potenciamos la actividad cultural con artistas de la empresa provincial de la música Miguelito Cuní. Quiero que lo sientan como un lugar de pertenencia, como su casa. También quiero hacer un espacio de trova y trabajar con artistas subvencionados, además explotar el horario de seis de la tarde a las nueve de la noche, sobre todo para esas personas que salen del trabajo o llegan de viaje y quieren sentarse en un lugar a tomarse un café, escuchar música agradable…”
La heterogeneidad del centro también incluye trabajar con la comunidad LGBTIQ+, espacios caracterizados, actividades con los niños especialmente los domingos, y ofrece opciones de celebración de eventos, cumpleaños y fiestas.
MARCAR LA DIFERENCIA
Distinguir la gastronomía es una de las prioridades de Amarilys, pues aunque es ingeniera de formación, ha dedicado gran parte de su vida a estudiar otros sectores como la coctelería, la gastronomía, las ventas…
“La gastronomía es sencilla, todavía no es la que quiero, va a ser mucho mejor, pero estamos empezando. Por el momento tenemos desayunos, café, meriendas a base de hamburguesas, panes, jugos naturales; también ofrecemos coctelería y servicio de almuerzo.
“Mis expectativas son poner una parrillada en el patio, para que los domingos haya guateque campesino y un puerquito asándose, o música mexicana y tacos para comer, o música española y yo cocinando y que pueda venir la familia a comerse una paella.
“Mi eslogan es ser diferente, y para eso tienes que hacer cosas diferentes. Por eso tenemos tragos característicos, un café ConKashé (con algodón de azúcar encima) y hasta damos la posibilidad de que el cliente cree su propio cóctel. Además, nada de precios extremos, a veces me han preguntado que sí estoy segura de que mi carta de precios está bien”.
A ConKashé lo distinguen el rojo y el blanco, el nombre surgió desde el malecón pinareño, de casualidad. “Quise que sonara, que trasmitiera alegría y lo escribí diferente porque Ashé viene de la suerte, del camino que te abras, de lo que puedas lograr.
“He contado con el apoyo de la dirección municipal de Gastronomía, ha sido un puntal. Es muy bueno sentirse acompañado en el empeño. También he buscado la forma de encadenarme con los demás actores de la provincia Pinar del Río, es algo que a veces le falta al cubano en general. Primero, no puedes temerle a la competencia, es bueno que exista, pero hay que crear alianzas.
“El arranque es duro, pero sale, cuando le pones la fuerza, las ganas, la intención. Queremos ser un lugar de referencia, donde la gente venga, se encuentre, que digan hoy voy a ir allí a comer con mi familia.
“En muchos lugares y centros nocturnos se acostumbra a que cuando viene un comunitario le tiran la alfombra roja, fíjate que la mía es verde. Ese es el color que todo el mundo busca cuando se aferra a la esperanza. A mí el comunitario no me interesa, me interesa el de aquí, el que cobra un salario de 3 000 o 4 000 pesos y quiere llevar a su niño el día de su cumpleaños a algún lugar y ha pasado meses ahorrando para ello, el que tiene miles de problemas y está todos los días en la cola del pan o buscando arroz para comer. A ese es al que hay que tratar bien”.
De martes a domingo ConKashé abre sus puertas desde las 10 de la mañana hasta las 12 de la noche. Algunos ya comentan que es un lugar con encanto. En su interior te recibe una barandilla de acero inoxidable, ajustada a la pared, que armoniza con el patio y retrata a Pinar del Río.
“No le tengo miedo a los comienzos, me ha tocado caerme y levantarme muchas veces. Pero de todo lo malo siempre busca en el fondo que algo bueno hay, y de todo lo malo que me ha pasado, lo bueno ha sido ConKashé”.