Desde la década del ‘30 del pasado siglo se cultiva en Pinar del Río tabaco rubio, pero por mucho tiempo las producciones de esta variedad se volvieron escasas y no gozaban de la mejor calidad.
Sin embargo, desde la campaña 2015-2016, con el nacimiento del proyecto Virginia en los municipios de Consolación del Sur y San Luis, se comenzó a recuperar la variedad en encadenamiento con una fábrica de cigarrillos en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y la empresa mixta Brascuba.
En áreas de la Empresa Integral y de Tabaco Consolación del Sur ya se encuentran plantadas las 200 hectáreas pactadas para la campaña 2021-2022, en manos de 30 productores individuales y dos estructuras.
Es esta la única empresa en Cuba que siembra todos los tipos de tabaco que se cultivan en el país. En la pasada contienda obtuvieron en el Virginia un rendimiento de 1,2 toneladas por hectárea, este año aspiran llegar a 1,8 y en un futuro no muy lejano alcanzar 2,5 a partir de mejores atenciones al campo, la siembra temprana y mayor calidad de la postura.
Así lo afirmó Yoel Hernández Acosta, director de la entidad, durante un recorrido de este equipo por áreas tabacaleras del territorio consolareño. “Es un cultivo que para ser bien rentable necesita rendimientos por encima de 1,5 toneladas por hectárea y que dé las clases establecidas para obtener cigarrillos de exportación”.
Hoy el propósito va más allá, pues la política que siguen en la Empresa también contribuye a la alimentación del municipio: “El tabaco lleva una inversión, no se puede invertir en maquinaria, sistema de riego, tierra, fuerza de trabajo y luego cuando termine la campaña dejar el área sin sembrar, seríamos unos abusadores con este país. Nuestra política es que una vez cosechado el campo de tabaco Virginia lo sembramos de boniato”, apuntó el directivo.
EN EL CAMPO
De varios túneles extraen la postura necesaria para toda el área que se siembra de Virginia en el municipio. El estado vegetativo de los campos muestra que la campaña marcha a un ritmo favorable gracias a las labores culturales en el periodo óptimo y al buen comportamiento del clima.
Pedro González Páez es uno de los 30 productores individuales dedicados al tabaco rubio en Consolación. Es su primer año con esta variedad y aspira a obtener buenos rendimientos.
“Cultivo cualquier clase porque nací debajo de una mata de tabaco, pero el trabajo con este es más fácil. El otro lleva más recursos, ensartado, pilón, este es directo al secado. Eso sí, el riego es fundamental. En comparación con el año anterior el tabaco viene muy bueno, el clima ha acompañado mucho.
“Hasta que llegue la etapa de recolección, que busco fuerza de trabajo, solo somos otro obrero y yo, sin descanso. Si quieres salir bien y coger tabaco de calidad tiene que ser así, dar guataca y cultivadora con los bueyes”.
Algunos procedimientos con esta variedad de rubio han cambiado en aras de lograr mayor calidad, expone Luis Rogelio Cuevas Matías, director de la Unidad Empresarial de Base Tabaco Virginia de Consolación del Sur, cuando preguntamos sobre las diferencias en su cultivo.
“El periodo de maduración es más lento, obtenemos mayor peso en las hojas superiores y mayor calidad, pues sube el nivel de nicotina. Ahora nos piden por encima del dos por ciento, y eso lo da el desbotonado bajo, o sea, cuando la planta está por las 18 o 20 hojas. Entonces se aplica un inhibidor que impide que crezca de manera vertical y se desarrolla la hoja con más nicotina”.
CURA CONTROLADA EXCLUSIVA
La UBPC Julián Alemán es una de las dos estructuras productivas del proyecto Virginia en el territorio. En el lugar donde anteriormente realizaban la cura controlada de la hoja en las conocidas kalfrisas cuentan ahora con un moderno sistema de cámaras integrales que funcionan con biomasa. Pinar del Río es, hasta el momento, la única provincia cubana con cámaras de este tipo instaladas.
“Opera de manera digital. Desde la sala de control se realiza todo. En las pantallas se maneja el proceso de cada cámara y puedo acceder a cualquiera desde aquí, lo mismo programo una curva de cura, que puedo interrumpir el proceso o adelantarlo si es suficiente. No hay necesidad de abrir las cámaras”, explica Eddy Rodríguez Cruz, técnico en Informática del lugar.
“Desde que instalamos este sistema de curación la calidad del tabaco es superior. Además, el ahorro es significativo. Trabajan con biomasa: leña, aserrín, paja de arroz, todo lo que genere calor y esté seco. Antes, cada vez que abrías la cámara para controlar perdías temperatura y gastabas petróleo. Solo el pasado año ahorramos más de 68 000 litros”, subrayó Evaristo Flores Peguero, administrador de la cura controlada de la UBPC.
Cada cámara tiene capacidad para 120 parrillas y se obtienen entre 18 y 20 quintales por cada una. El olor de la hoja seca inunda el espacio; advierten los expertos que el color carmelita, casi naranja, es el que demanda la industria. Lograrlo depende de muchos factores: el desbotonado, el fertilizante, el agua, la recolección en el tiempo óptimo. En ello ha influido igualmente la adecuada capacitación de los productores y la experiencia en el cultivo.
CERRAR CICLOS
El día de nuestra visita ya contaban con 25 mujeres listas para el proceso de selección de la hoja en una escogida que construyeron para las labores de beneficio.
“Es un ciclo cerrado lo que estamos logrando con el ‘Virginia’. Ahorra energía, combustible, pero también abarata los costos en la prestación de servicios a los campesinos, porque al final el productor tiene que salir bien remunerado.
“Se obtiene la postura, se siembra, se cura y ahora además se selecciona. Hace un año el tabaco salía de las cámaras y había que trasladarlo cerca de 40 o 50 kilómetros hasta una escogida en el Entronque de Herradura. Eran viajes y viajes de camiones y mucho gasto de petróleo. Por otra parte, al productor se le hacía difícil ir a ver el beneficio de su cosecha”, advierte el director de la Empresa.
Para Yosvany Arencibia Maqueira, presidente de la UBPC Julián Alemán, es en esta campaña cuando se ven los resultados que se esperaban desde el inicio del proyecto.
“Creo que estamos en el momento en que nos acercamos a las dos toneladas por hectárea, a conseguir las calidades, el porcentaje de clases, la nicotina… Antes de que se hiciera la fábrica del Mariel lo que se pedía era un cigarrillo muy bajo en nicotina.
“Aquí se sembraba sin canteros, ahora se usan porque hay una masa más grande desde el punto de vista vegetal y la planta tiene mayor aprovechamiento radicular. Son cosas que se han transformado en busca de un mercado diferente. Eso lleva consigo cambiar la mentalidad de un grupo de campesinos que tenían una forma de producir y ahora es otra. Es un proceso que requiere tiempo y esos resultados se están viendo este año”. El proyecto Virginia en Consolación del Sur apuesta por la exportación pero en consonancia con el llamado de la dirección del país. No solo trabajan por cerrar ciclos de producción, sino por contribuir al ahorro de combustible, usar energía renovable, generar fuentes de empleo y aportar a la alimentación del pueblo.