Desde hace mucho tiempo donde quiera que esté Alejandro Bosmenier León hay alegría. Ese espíritu suyo se lo impregna a cada tarea, en cada lugar. Por eso y por el empuje de los muchachos que lidera, los pasillos de la universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca tienen en la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) un pilar.
Estudiante de tercer año de la licenciatura en Pedagogía Psicología, Alejandro asume la responsabilidad de ser, en tiempos tan complejos como los actuales, el presidente de la FEU de la casa de altos estudios vueltabajera, una misión que tuvo como antesala su participación activa en la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).
Por estos días vuelve Alejandro a dejar claro su compromiso con los jóvenes universitarios de la “Hermanos Saíz” y con los de toda Cuba. Él fue uno de los que recibió la Distinción por el 4 de Abril y el reconocimiento solo parece impregnarle más fuerzas para seguir construyendo un tiempo que exige de la Juventud entrega y lealtad.
Señala que su tránsito por las organizaciones estudiantiles y juveniles ha sido, sobre todo, un reto: “He podido aprender y asumir grandes desafíos que por momentos he pensado utópicos, imposibles. Mi escuela fue sin dudas la FEEM. Mientras pertenecí a ella tuve a mi cargo varias responsabilidades y cambió mi perspectiva de la vida. Luego la FEU ha sido un punto transformador en mi actuar, ya que las tareas nos exigen muchísimo”.
Alejandro sueña con una UJC que logre representar la diversidad de jóvenes cubanos y sus intereses: “Debería ser cada día más parecida a nuestras juventudes, a sus códigos y a sus ideas retadoras. Quizás, dice, el principal problema de la UJC en la actualidad es que muchas veces es pasiva. Nos toca ser entes activos que protagonicemos la vida de este país”.
Señala que “en una organización como ella, que va de la mano de la FEU, los universitarios buscan el lugar y la oportunidad para ser útiles y sabernos parte activa de los destinos de Cuba”.
Para él el trabajo que desarrollan de conjunto la FEU y la UJC en la universidad Hermanos Saíz, una institución que vela por el futuro profesional de sus estudiantes, es solo comparado con el de una gran familia, en la que juntos sueñan, luchan y hacen realidad los mayores empeños, entre ellos, eventos, festivales, intercambios, apoyan el movimiento de alumnos ayudantes y todo cuanto haga crecer la comunidad universitaria y su proyecto extensionista.
Alejandro pasa los días al lado de los estudiantes. No hay mejor forma para saber qué le preocupa a sus muchachos o qué les interesa, porque son estas jornadas en las que un alumno universitario no solo tiene como prioridades su carrera, sino otros desafíos, muchas veces económicos.
“Creo que siempre tengamos la voluntad y los deseos de hacer, todo es posible. Además, nada personal puede superar la grandeza de la UJC, una organización capaz de hacer siempre una Revolución constante.
“Nada es ajeno en la UPR para la FEU y la UJC. Más que tomar decisiones, la FEU y la UJC somos protagonistas en todos los procesos de nuestra sede. No existe un proyecto que les sea indiferente. Ambas organizaciones transversalizan la vida universitaria en todos los ámbitos”, resalta.
Dentro de las prioridades de trabajo de las dos está la atención a los estudiantes en situación de vulnerabilidad. “Hoy tenemos un nuevo frente, la Secretaría de Proyección Social que enfoca su accionar en los alumnos que se encuentran en esta condición, a partir del convenio firmado entre la FEU y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social”.
En una universidad la FEU es la vida del centro. La UJC su mano derecha. Las dos hoy en la UPR juegan en el mismo equipo.
Parafraseando a Fidel militan en el bando de los impacientes, y en el bando —no de los dinámicos, porque puede parecer una inmodestia—, diría el líder, de los apurados, y de los que siempre presionan para que las cosas se hagan y de los que muchas veces tratan de hacer —en ocasiones— más de lo que se puede.