El ajetreo humano no ha abandonado las naves correspondientes al Pozo dos del yacimiento de Matahambre, una robusta torre, la última que condujo obreros hacia las entrañas de la mina, es testigo, por más de 20 años, de la actividad del Despalillo VD-9 de este poblado.
Todavía se encuentran las estructuras de muchos de los locales que otrora estaban dedicados a la actividad minera, razón de ser del poblado hasta que en 1997 se decidió el cierre del yacimiento y con esto hubo que reubicar a muchos obreros en otras actividades.
El despalillo fue, y es, una opción importante como fuente de empleo en un pueblo que de pronto vio su principal actividad económica paralizada para toda la historia, cuando el primero de mayo de 1997 desfilaron los obreros mineros, última vez que se reunió ese gremio.
También con la aparición de la pandemia del coronavirus, este centro laboral acogió a muchos mineros para garantizarles empleos.
TABACO POR COBRE
Raúl Junco, fundador del despalillo y funcionario de Recursos Humanos de este establecimiento, era por 1997, jefe de personal del yacimiento Capitán Alberto Fernández Montes de Oca, conocido popularmente como el Pozo dos. Afirma que trabajó 12 años en la minería, donde, además, fue jefe de servicios.
‟Desde el principio se decidió que el comedor, el área de las lámparas de los obreros y los baños de estos más el lugar donde los mineros consumían la cerveza de su dieta, fueran los locales que ocuparía este despalillo”, afirmó Junco, testigo del ocaso minero y el nacimiento tabacalero.
Luis Alberto Espinosa Acosta, actual director del VD-9 y también fundador, dijo que fue este el primer despalillo de la provincia donde hubo hombres que comenzaron a despalillar, una actividad que históricamente desarrollaban mujeres.
‟Aquí sucedió tal fenómeno, debido a que la mano de obra de la minería era casi en su totalidad hombres y estos debían ser reubicados en esta labor”, aseveró el que fue primer jefe de producción en la historia del VD-9, orgulloso de los años que ha entregado en este despalillo.
‟En mi caso, sí tenía conocimientos del tabaco y de despalillar, porque había trabajado en el despalillo del poblado de Pons, por tal razón me inicié como jefe de producción. Yo no provenía de la minería, antes trabajé en Industrias Locales”, relató Espinosa Acosta.
A PESAR DE LA PANDEMIA, HAY PRESENTE EN EL VD-9
Actualmente laboran 159 personas en el despalillo, de ellos 121 son despalilladores directos en la producción; además cuenta con grupos de apoyo para garantizar el funcionamiento del establecimiento, entre ellos para trabajar con la materia prima, en el departamento para mojar y lograr la humedad del tabaco; así como para sacudir y pesar; para el emburre y otros obreros en la kalfrisa.
Además cuenta con una lectora de tabaquería, quien tiene la tarea de actualizar al personal, principalmente en lo referente a la pandemia, y diariamente se informa el cumplimiento de cada trabajador y qué ganó en cada jornada.
Raúl Junco afirma que, a pesar de la COVID-19, nunca se cerró el centro ni fueron disminuidos los planes, aunque más de 60 trabajadores fueron enviados para sus casas, por distintos conceptos como el factor vulnerabilidad o aquellas madres que se acogieron al cuidado de sus hijos.
‟Entonces, la Dirección Municipal de Trabajo se encargó de suministrarnos personal para garantizar el funcionamiento del despalillo, en ese caso trabajadores provenientes de otros sectores, como el Turismo, o cuentapropistas que trabajaban en Vinales, así como obreros de las distintas brigadas del municipio que prestan servicios en La Habana”, explicó el funcionario.
Por su parte, Espinosa Acosta planteó que a pesar de la pandemia, el 30 de diciembre del año pasado se logró cumplir el plan, luego de aplicar estrategias como el trabajo durante los fines de semanas o algunas horas extras en los demás días.
BONANZAS DEL ORDENAMIENTO
A raíz de la Tarea Ordenamiento, afirmó el encargado de Recursos Humanos que el salario de los trabajadores que se encuentran directos a la producción oscila en 2 810 pesos como básico y aclaró que a esto se suma el pago por rendimiento, concepto por el cual pueden llegar a percibir alrededor de 200 pesos diarios.
También relata que para los operarios, que se encuentran en apoyo a la producción, sus ganancias mensuales están entre 2 540 y 2 640 pesos, aunque también están vinculados al pago por rendimiento, por lo que sus salarios finales aumentan al ser superadas las normas de producción de la unidad.
En otro sentido, indicó que, a raíz del Ordenamiento, se le venden semanalmente 30 libras de distintos productos alimenticios a cada trabajador del centro, objetivo para el cual se habilitó un organopónico de autoconsumo, aunque estos productos se le cobran a precio de mercado a los obreros.