Como cada año, vuelve la Marcha de las Antorchas, un suceso de gran significación patriótica cuya primera edición se dio en 1953. Fueron los jóvenes de la Generación del Centenario quienes el 27 de enero de ese año se lanzaron a encender la noche con un fuego redentor que nos llega hasta hoy.
Aquella vez fundacional la peregrinación comenzó en la escalinata de la Universidad de La Habana y culminó en la Fragua Martiana, donde voces de jóvenes líderes se alternaron para recordar a José Martí en su centenario. La marcha tuvo el apoyo de organizaciones juveniles, grupos revolucionarios y parte del pueblo habanero, que se sumó durante el recorrido y apoyó las consignas de “Revolución” y “Libertad”.
La Marcha de las Antorchas es una marcha martiana. En consecuencia, debe servir para evocar lo mejor del ideario del Apóstol, que es evocar sabiduría, que es evocar ética, que es evocar patriotismo.
Y es que la grandeza de Martí no se da en una única esfera de su vida, sino en varias: fue un relevante hombre de las letras hispanas, un hábil periodista, un extraordinario pensador y un político exitoso que logró cohesionar los esfuerzos de los patriotas cubanos para hacer la Guerra Necesaria en los últimos años del siglo XIX.
Durante la primera mitad del siglo XX, líderes populares como Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena reivindicaron su legado político, si bien no fue posible en esos años materializar el proyecto martiano de país. Para 1953, una nueva generación de jóvenes, inquieta ante el declive de la república, irrumpió en la escena política nacional cuando parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario.
La primera Marcha de las Antorchas señaló la existencia de la que desde entonces sería conocida como Generación del Centenario. Prominentes hombres y mujeres, entre los que se inscriben Fidel y Raúl Castro, Juan Almeida, Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés Menéndez, Abel y Haydée Santamaría, Raúl Gómez García, Frank y Josué País, José Antonio Echeverría, Armando y Enrique Hart y Alfredo Guevara, rescataron las ideas del Héroe Nacional y las llevaron a la praxis revolucionaria.
La Marcha de las Antorchas de 1953, en el marco de la tiranía batistiana, se convirtió en una de las primeras escenas de la trama revolucionaria que culminaría con el triunfo de 1959.
En la actualidad, esta peregrinación se da en un contexto diferente, con otras complejidades, pero también con certezas del camino que necesita seguir andando esta patria, la que fue patria de Martí, y que ha de ser con todos y para el bien de todos.
El pueblo de Pinar del Río y toda Cuba participa esta noche en la tradicional Marcha de las Antorchas, a llevar consigo el legado martiano en virtud de celebrar, como cada 28 de enero, el natalicio de quien fuera el más universal de todos los cubanos.