Este noviembre no hubo encuentro entre el amigo y los participantes en la IV Conferencia La Nación y la Emigración, realizada los días 18 y 19 pasados en La Habana, no existió la oportunidad, esta vez, de contar físicamente con la figura del líder de la Revolución Cubana.
Es la primera ocasión en la que Fidel Castro Ruz no hizo gala ante el auditorio, pero seguro, en más de una persona, estuvo presente en pensamiento y alma, no así de fácil se olvida al iniciador, en 1978, de un diálogo que representó el inicio de un proceso continuo e irreversible de acercamiento entre Cuba y la comunidad cubana en el exterior.
ENCUENTROS QUE ABRAZAN EL AMOR POR ESTA TIERRA
La conferencia última se vio consolidada gracias a la premisa que defendiera el Comandante hace 45 años, y que quedara perpetua en el devenir histórico, al plantear: “(…) a la Comunidad hay que respetarla. La Comunidad existe. La Comunidad es una fuerza y a la Comunidad se le toma en cuenta”.
Fue cuando expresó la disposición de Cuba de discutir tres temas fundamentales: la cuestión de los presos, la cuestión de la reunificación y la cuestión del derecho de viajar a Cuba.
Con esta voluntad inequívoca de continuar profundizando los vínculos con sus nacionales en el exterior, el Gobierno de la República de Cuba convocó este año a dicho encuentro, porque todos somos herederos de las tradiciones de lucha legadas por nuestros predecesores, los de allá constituyen igual un importante pilar en la defensa de la Patria, de la cultura, la historia y los valores.
En La Habana se reunieron los nacidos en esta Isla, y también los que no, para respetar, amar y defender la libertad de este país y oponerse activamente al bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra la nación. Este era el punto de partida que protegía Fidel, y hoy, a más de cuatro décadas, persiste en la idiosincrasia de su gente tal inspiración, por ello decimos que sí estuvo el amigo, que sí estuvo el hermano.
REMEMBRANZAS DE LAS PRIMERAS CONSIDERACIONES
Por estos días se recordaba que el inspirador de la hermandad entre los hombres de buena voluntad, en un marco de respeto mutuo, fue el Comandante en Jefe.
Fue precisamente el seis de septiembre de 1978, durante una conferencia de prensa ofrecida por Fidel a periodistas y medios vinculados con la comunidad cubana en los Estados Unidos, que se anunció esa posibilidad. La única condición que se fijó para la selección de los participantes en la conferencia fue que no podían asistir “cabecillas de la contrarrevolución”.
“Cualquier otra persona representativa, independientemente de su orientación ideológica, si estaba dispuesta a trabajar con seriedad por la solución de los problemas que afectan las relaciones entre el Gobierno cubano y la comunidad cubana en los Estados Unidos, podía participar en las conversaciones”, dijo Fidel.
Según publicaciones recientes de Cubadebate, las primeras pláticas entre representativos de la Comunidad y el Gobierno cubano se celebraron en La Habana los días 20 y 21 de noviembre de 1978, y en ellas estuvieron presentes 75 miembros de la Comunidad cubana en los Estados Unidos.
Unos días después, el ocho de diciembre, se celebró el segundo momento del diálogo, y en esta ocasión la cifra de integrantes de la Comunidad llegó a 140.
Entre los participantes habían 30 representantes de la izquierda; 34 intelectuales de diversas profesiones y tendencias ideológicas; 19 dirigentes de organizaciones coexistencialistas; cinco religiosos de varias congregaciones; expersoneros del gobierno de Batista sobre los que no pesaban acusaciones de crímenes durante la dictadura, expresos contrarrevolucionarios, así como algunos que habían pertenecido a organizaciones contrarrevolucionarias o participado en la invasión por Playa Girón.
PALABRAS DE AYER QUE VIVEN HOY
Desde los inicios mismos de aquella primera conferencia, Fidel planteó: “Es cierto que esta nueva política -no les oculto- puede ser de resultados positivos para nuestro país, sencillamente porque se trata de una política constructiva; pero nosotros nunca hemos seguido una política constructiva para buscar determinados beneficios u objetivos, sino que todo lo que nosotros hacemos, o creemos que hemos hecho y creemos que hacemos y creemos que haremos, será teniendo por objetivo una política constructiva. Es decir, la política constructiva no es un instrumento de la Revolución, es un objetivo de la Revolución. Y siempre que hay una política constructiva en cualquier sentido, es útil para el país, y así será útil para nosotros”.
Al concluir el encuentro del día 21 de noviembre de aquel ´78, expresó el Comandante: “Siempre he partido del criterio de que estas banderas que estamos discutiendo aquí son banderas muy buenas y son banderas invencibles. (…) No hicimos esto para escribir una página en la historia, pero tal vez sin pensar la estamos escribiendo.
“(…) No se desalienten por la mala fe de alguien. No se desalienten jamás por las campañas, las intrigas, las mentiras, los insultos. Sosténganse en la convicción de que han hecho algo absolutamente correcto, lo más correcto que puede hacerse. Y estoy seguro de que ningún resentimiento, ninguna mala fe, ninguna envidia podrá arrojar ninguna mancha sobre lo que ustedes han hecho. Y estoy seguro de que tanto ustedes, como nosotros, nos sentiremos siempre satisfechos de este esfuerzo que en común hemos realizado”.
La confirmación en este 2023 de unos 400 connacionales a la cita habanera, muestra el interés de sumarse a los esfuerzos de la nación por un desarrollo sostenible, en medio del cruel y criminal bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos hacia nuestro país, y a la guía del indiscutible líder de todos los tiempos.
Aun cuando es un anhelo de antaño, aquella vez lo dejó bien claro: “Nosotros les agradecemos infinitamente la lucha contra el bloqueo, pero ni siquiera les hemos puesto nosotros a ustedes la condición de que para que lleguemos a determinados acuerdos tienen que hacer una campaña contra el bloqueo”.
DEFINITIVAMENTE: LA NACIÓN CRECIÓ
La periodista Angélica Paredes López recreó de sentida manera en el sitio oficial de la Presidencia de Cuba que, “cuando el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez entró al salón plenario del Palacio de las Convenciones, un auditorio diverso y plural, de pie, exclamó ‘¡Viva Cuba!, ¡Viva Cuba!…’ con la fuerza con la que los hijos aman a la tierra que los vio nacer.
“Las notas del Himno Nacional, cantadas con el orgullo que encierra su combativa letra, dieron paso después a los aplausos sostenidos y a vibrantes exclamaciones de ‘¡Abajo el Bloqueo! y ¡Viva Fidel!”’, sostuvo.
No hay dudas, allí estaba, y estará para siempre, nuestro Comandante, porque ya lo afirmó en el contexto de esta IV Conferencia el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla al decir que “…nuestra cultura es una sola, nuestra historia nos lleva a la fórmula martiana de que el amor triunfante, es nuestra fe. La nación crece entre los cubanos residentes en el exterior, donde quiera que haya un cubano que lleve en el alma el sentimiento de la Patria”.
El evento La Nación y la Emigración es continuidad hoy de aquel proceso de dialogo, materializado en cada conferencia. La primera, tendría lugar en el Palacio de las Convenciones los días 22, 23 y 24 de abril de 1994, con la presencia de más de 200 cubanos residentes en 77 países. En noviembre de 1995 se celebraría una Segunda Conferencia, con la presencia de 332 invitados de 34 países. En el mes de mayo de 2004 sería la Tercera Conferencia con la asistencia de 521 delegados de origen cubano, residentes en 49 países.