Es muy probable que Sergio Luis del Pino Maqueira sea de los campesinos consolareños que más le sepa al cultivo del plátano. A sus 60 años afirma que le ha dado buenos resultados y que, aunque el clima a veces le hace daño, lo importante es aplicar ese conocimiento que los especialistas le han transmitido.
“Nos han educado en el cultivo, y nosotros, a partir de ello y basándonos en la experiencia adquirida a lo largo de los años, lo trabajamos con los recursos que tenemos, porque en realidad no disponemos de los que lleva”, asegura.
“No obstante, lo importante es hacerle las labores culturales cuando las lleva y con lo que se tenga. Sé las condiciones existentes en el país, pero si nos pudieran ayudar con un poquito de abono, sería muy bueno.
“De todos modos, voy a hacer la campaña como sea, hasta con materia orgánica si es necesario; yo sí no tiro para atrás, pero si aparece un poquito de químicos será bienvenido, porque eso implicaría mayores rendimientos”, comenta este guajiro que conoce cada una de las variedades de plátano y sus características.
“La gente decía que las tierras de Consolación del Sur no eran buenas para plátanos, pero al menos, esta parte en la que está la finca, es óptima. Aquí se da de todo. Estas tierras eran conocidas hace muchos años como los platanales de Obeso”, explica, a la vez que conduce a la visita a otras áreas que tiene con maíz seco y guayabas.
“Normalmente no uso controladores biológicos, pero sí curo mucho con tabaquina, por lo menos el trips en el frijol, y para la sigatoka en el plátano uso el humus de lombriz. Eso lo aprendí también de los especialistas, se hace la mezcla y se fumiga el plátano, le sirve de fertilizante foliar y de insecticida.
“También le he hecho mejoramiento a la tierra con excremento animal como gallinaza, y con lo que encuentre; uno tiene que emplear lo que se tenga al alcance; pero hay que sembrar, porque siempre se coge algo.
“Ahora mismo tengo maíz seco, guayaba, yuca, y ya entregué melón y pepino. Casi toda la vega está sembrada de plátanos, que es el fuerte aquí, y otras están preparadas para seguir con él.
“De un total de 13 hectáreas, ocho son de plátanos; y todo lo que se siembra está contratado”.
Además, tenía listas otras dos ha para la siembra del “frijol temprano”, y coloca sus empeños en un punto de venta a la orilla de la Autopista, para la comercialización directa de parte de los productos que cosecha.
Lamenta que no puede entregarse al trabajo como antes, pues se recupera de una operación de la vista que le impide hacer determinadas tareas.
Sin embargo, otros cuatro trabajadores se encargan, ellos, y algunos que aparecen a tiempo parcial, “porque la vida está muy dura y hay que buscar el dinerito. Entonces pago por ajuste, así ganan ellos y yo. Un obrero puede salir entre mil y pico y hasta 2 500 pesos en la semana, eso depende del hombre y del trabajo”, acota.
“Generalmente pago los sábados, pero si lo quieren diario, diario lo tienen. Mis dos hijos igualmente están aquí, uno todo el tiempo, y el otro cuando no está estudiando. Mis trabajadores, además, tienen el almuerzo gratis garantizado y un aporte de la vianda, el grano o la fruta que se coseche”.
Sergio Luis casi pasa más tiempo en la vega que en la casa. “Esto hay que cuidarlo, a mí nunca me han comido un animal y da pena decirlo, pero duermen en el patio, en la misma entrada, y se les hacen guardia”.
Esencial es la garantía de riego. Este campesino posee una fuente de abasto con una bomba sumergible que, aunque asegura que no es la idónea, porque es solo de 12 litros cuando debía tener una de 25, le resuelve el problema.
Al momento de la visita de este equipo de prensa de Guerrillero, Sergio pactaba con la Empresa Integral y Tabaco Consolación del Sur, de la cual es un productor independiente, la siembra de un área bajo manejo para lograr la semilla del plátano y así extender su cultivo en el municipio. Los primeros pilotes ya estaban puestos.
Antes de partir comenta lo que puede ser, acaso, su mayor preocupación. “Está muy difícil la fuerza de trabajo. Se paga bien, como ya le expliqué, y así y todo, escasea. No todo el mundo quiere trabajar en el campo”.