Mayo estaba escrito en la historia de Cuba como el mes en el que se apagarían las luces de los que amaban esta Isla, así pudiera considerarlo hoy, después de que, los libros y los maestros encargados de enseñarme a interpretar la historia, narraron ante un aula la pérdida de uno de los hombres más grandes del devenir cubano, ya no existiría tal vez, más esperanzas para continuar las luchas.
Los relatos llegados a las clases de este siglo, mostraban a uno, que no por tan lejano, dejaba de impresionar como si cabalgaran entre nosotros, los corceles de un Martí, acompañado por Gómez y Masó.
Tal vez la imprudencia o las ansias por defender con sus propias manos, ya sin plumas ni papel, dominaron la mente del Apóstol, quien cabalgó sin temor por los campos cercanos a Dos Ríos.
Gómez apremió al hombre que sabía, causaría el desplome de los nacidos en esta tierra, si llegaran a faltar sus ¨arengas revolucionarias¨. Mas, sin hacer caso y ya a cierta distancia del enemigo, no acató las instrucciones de volver a la retaguardia, pues ¨aquel no era su lugar¨, como leí en alguna página un día, ¨él no era uno de aquellos centauros capaz de batir al enemigo con tajos poderosos de su machete o disparar el remington de manera certera desde la montura de su cabalgadura¨.
Fue más grande el deseo de la Independencia, fue más profundo el amor a la Patria, se marcaba así el 19 de mayo de 1895, no como el fin de la guerra, pero sí como el instante en el que reposaría uno de los más intrépidos mambises, se retiró físicamente desde aquel mediodía, a quien no le faltó ni un solo cartucho por disparar de su revólver colt con empuñadura de chapas de nácar, preciado regalo de Panchito Gómez Toro.
Y sí, dije que era Mayo predestinado para apaciguar los ímpetus, para opacar los halos, bastó poco más de un lustro para que el mes en donde debían florecer rojos los rosales, se marchitara la independencia de los cubanos, llegó a Cuba un 20 de Mayo, y 1902 fue el año para afirmar definitivamente, que quedaban al campo los esfuerzos del héroe que erguía en cada cubano sediento de libertad.
Esta misma libertad soñada por el niño José Julián Martí Pérez hasta el momento de soltar las bridas del corcel, fue interrumpida por una Nueva República, fue pura pamplina el fin a la ocupación militar de Estados Unidos, la historia demostró que nada de eso significaba la independencia por la que su pueblo había luchado durante más de 30 años.
Aquel martes, también de Mayo, muchos cubanos festejaron; otros no dejaron morir los ideales del más universal de todos, publicaría así, la revista El Fígaro el mensaje del patriota Juan Gualberto Gómez: ¨Más que nunca hay que persistir en la reclamación de nuestra soberanía mutilada; y para alcanzarla, es fuerza adoptar de nuevo en las evoluciones de nuestra vida pública las ideas directoras y los métodos que preconizara Martí¨.
Pero ya es siglo XXI, 63 años de conquistadas nuestras batallas, hoy ya no hay España ni Neocolonia, pero sí muchos Martí, multiplicado en la visión emancipadora de la República de Cuba.