Con los espectáculos Sueños de cantante y Espigas de Primavera, la compañía lírica pinareña mostrará próximamente sus nuevos talentos, egresados de la unidad docente de la agrupación
Tres grandes compañías de teatro lírico existen en Cuba: la Rodrigo Prats, en Holguín; el Lírico Nacional, en La Habana, y la Ernesto Lecuona, en Pinar del Río, que es la más antigua de todas.
El maestro Francisco Alonso, director de la radicada en Vueltabajo, está convencido de que ya no existieran estos conjuntos en el país, si no fuese por la formación de nuevos profesionales en las unidades docentes adjuntas.
Según contó a Guerrillero, para inicios del 2000, ya resultaba preocupante el envejecimiento de los elencos. Los egresados del Instituto Superior de Arte eran pocos y, por lo general, encontraban otras propuestas de trabajo en la capital del país. Fue entonces cuando se propusieron la creación de una estructura educativa que garantizara la preparación del necesario relevo.
“La idea tuvo más detractores que amigos”, confiesa el maestro. Pero, sin dudas, el tiempo ha demostrado lo certero de la iniciativa pinareña, hoy extendida al resto del país.
MÁS QUE CANTANTES O BAILARINES
De la unidad docente de la compañía Ernesto Lecuona han egresado hasta la fecha unos 60 profesionales del canto lírico. De acuerdo con Francisco Alonso, las matrículas siempre han estado sujetas a las necesidades de la agrupación.
“Pero en todo este tiempo, hemos preferido la calidad antes que la masividad, tanto en estudiantes como en el claustro de profesores”, asegura.
El buen desempeño de los muchachos, incluso en contratos de trabajo en el extranjero, les complace sobremanera, aunque tensen un poco más la cuerda en estos momentos de tanta fluctuación de los recursos humanos en el ámbito artístico.
Los alumnos de la especialidad reciben unas 13 asignaturas, entre las cuales destacan Canto, Piano, Solfeo, Actuación e Idiomas. Para el ingreso disponen de dos variantes: una desde la culminación del noveno grado, que comprende cuatro años de estudio, y otra para quienes ya concluyeron el 12 grado, con tres años de estudio.
“Asimismo, organizamos talleres vocacionales con meses de antelación a los exámenes de ingreso, que nos permiten visualizar a los aspirantes con más aptitudes”, precisó el artista.
En la última etapa, en la Compañía también se forman bailarines de teatro musical, otra idea defendida por la institución, contra todos los vientos, en busca de un cuerpo de baile verdaderamente preparado para asumir la diversidad de géneros y estilos que abarca el trabajo de la “Ernesto Lecuona”.
“Hablamos de un bailarín de teatro musical que pueda bailar lo mismo folclor que bailes de salón o bailes populares y, además, que tenga algún conocimiento de música y canto, o sea, hay diferencias con los programas de estudio de quienes cursan Danza o Ballet en otras escuelas de la Enseñanza Artística”, explicó el director.
Comentó que los alumnos de Canto, a la par, reciben nociones de danza, pues, la premisa de la Unidad Docente es apuntar a la integralidad de sus educandos, tal y como requiere el arte lírico. “Siempre me gusta decir que no se trata de formar cantantes o bailarines, se trata de formar artistas, con todo lo que implica esa palabra”.
ENSEÑAR, UNA EXPERIENCIA FABULOSA
Las profesoras Nixie Díaz Pozo y Sandra Otero del Castillo coinciden en afirmar que el trabajo docente en la agrupación lírica pinareña ha sido una experiencia fabulosa.
Nixie, que forma parte del claustro desde sus inicios, destaca que esa labor la ayudó a descubrir que realmente prefería actuar como pianista repertorista; que de sus alumnos ha aprendido mucho y que ha crecido como profesional, porque acompañarlos la ha obligado a estar a tiempo completo en el escenario y no ser solo la maestra. “Tengo la satisfacción enorme de, sobre todo, sentirme útil”, asevera.
Por su parte, Sandra habló de lo oxigenante que es involucrarse con las ansias de aprender de los más jóvenes. “Uno se ilusiona junto con ellos”, confiesa.
Ella imparte la asignatura de Montaje Escénico, la cual permite que los muchachos conozcan todas las partes del escenario y la importancia de cada espacio.
“Eso determina que nuestros ejercicios de graduación no sean meros recitales, sino montajes amenos, dinámicos, que incorporen todos los conocimientos adquiridos”, declara.
LOS FRUTOS
Los graduados de la Unidad Docente del Lírico reciben la titulación de nivel técnico medio superior profesional en la especialidad cursada, con el correspondiente reconocimiento de los ministerios de Educación y Cultura. El servicio social lo cumplen en la Compañía.
Casi al final de nuestra visita a la institución, conocimos a Thalía Cabrera Bracho, quien realizará su ejercicio de graduación el próximo 27 de marzo, como parte del espectáculo Sueños de cantante. La presentación, en el teatro José Jacinto Milanés, transitará por diferentes épocas y estilos del arte lírico, todo un reto para la jovencita.
“Para mí cantar siempre fue un hobby, hace pocos años que decidí tomarlo en serio. Ya no tenía edad para entrar a una escuela de arte, pensé que estaba todo perdido y, entonces, apareció esta oportunidad en la Unidad Docente del Lírico”, contó la muchacha, quien dijo sentirse muy agradecida de la formación recibida.Igualmente, cinco bailarines de teatro musical culminarán estudios en las próximas semanas. Ellos serán los protagonistas del espectáculo Espigas de primavera, previsto para los días 24, 25 y 26 de abril, también en el teatro Milanés.