La Tarea Ordenamiento es un proceso nuevo, con un impacto directo en el sistema de la Cultura y los artistas, un proceso que actualiza las relaciones financieras entre las instituciones y los creadores. Como todo cambio, genera satisfacciones en unos, inquietudes en otros.
A continuación ofrecemos pormenores sobre los salarios y las protecciones que el Ministerio de Cultura destina a los artistas, sus preocupaciones y las soluciones institucionales que, hasta el momento, intentan subsanarlas.
ARTISTAS SUBVENCIONADOS Y COMERCIALES
La Resolución 97 de la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, del 29 de diciembre de 2020, establece nuevos salarios para los artistas subvencionados de la música, los espectáculos, el teatro, la danza, el circo, el cine y los animados que tienen relaciones de trabajo en los sistemas de Cultura, Radio y Televisión, Turismo, Salud Pública y otras entidades autorizadas.
Por citar algunos ejemplos, un solista instrumentista y/o vocalista de música popular, según su nivel de evaluación artística, gana entre 4 010 y 4 810 pesos; un DJ entre 3 260 y 3 810; un poeta decimista improvisador de 3 110 a 4 210. Asimismo, un director de escena en el teatro percibe de 3 410 a 5 310 pesos; un actor (titiritero, clown, teatro lírico) narrador oral escénico de 3 260 a 5 060; el bailarín solista de espectáculos musicales de 3 260 a 3 610; el director de cine y audiovisuales y el asesor de 4 010 a 4 810 pesos.
Debido a la suspensión de la programación cultural en vivo por la presencia de la COVID-19 en el país el Ministerio de Cultura, en consulta con los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, Economía y Planificación y Finanzas y Precios y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, decidió proteger salarialmente a los artistas no subvencionados (comerciales), quienes han contribuido con su arte al entretenimiento de la población en las redes sociales y la televisión durante el aislamiento.
Para definir el monto de las unidades artísticas no subvencionadas se tomaron como referencia los salarios regulados en la ya citada Resolución 97, de acuerdo con la manifestación, la ocupación y el género artístico. De esta protección se exoneraron a las personas que tenían vínculo laboral y, por tanto, un salario.
Como resultado, el director de orquesta de música popular percibe 5 060 pesos, el instrumentista y/o vocalista de música popular 4 810, el DJ 3 810, el poeta decimista improvisador 4 210… y así sucesivamente.
Esta resolución prorroga hasta junio de 2021 la vigencia de los contratos de trabajo vencidos, suscritos antes del primero de mayo de 2020 entre las unidades artísticas y las entidades de representación.
INQUIETUDES
Músicos comerciales, algunos como la cantautora Miriela Mijares, con más de 40 años de vida artística dedicada al arte, describen su incertidumbre respecto al tema. Reconocen el esfuerzo titánico que hace el país por proteger a los artistas a pesar de las carencias económicas palpables. Pero se preguntan, ¿qué precios regirán la comercialización de sus presentaciones cuando la protección acabe? Si hasta el momento las instituciones de la Cultura son aquellas que disponen del presupuesto para la programación ¿aumentará ese presupuesto o disminuirá en función de un país que debe estrechar paulatinamente las subvenciones?
Respecto al pago en los medios audiovisuales, el locutor, director y escritor, Luis Hidalgo Ramos afirma:
“No comparto el criterio de que en radio y televisión el arte se pague por el tiempo trabajado. Eso es como suponer que un poema o una canción se escriben en dos horas. Hay artistas muy fértiles que pueden concebir muchas obras en poco tiempo, mientras que otros requieren de un tiempo mayor. Tampoco estimo adecuado que a los artistas les apliquen evaluaciones para otorgar niveles. El arte no se valora ni por minutos ni por calificaciones de un jurado que mide condiciones a partir de una sola actuación. El arte debe pagarse por los resultados e impacto de sus hacedores”.
Por otra parte, los creadores de obras literarias cobran por presentación de libros o lecturas de obras, ¿se incrementará el monto de esos desembolsos?, ¿cuánto devengarán los escritores por sus colaboraciones en los medios y las revistas especializadas?
Sobre el pago por derecho de autor -otra de las inquietudes del gremio- “el Ministro emitirá una resolución al respecto próximamente, que se debe derogar a final de año o principio de 2022”, informó Yusleyvi Ríos, directora del Centro Provincial del Libro y la Literatura.
No obstante, son los artistas de la plástica quienes se encuentran en mayor desventaja en estos tiempos de pandemia. Aún no existe un mecanismo legal para ampararlos por su condición de independientes. No tienen protección salarial, y obviamente, la COVID-19 ha anulado el mercado del arte a nivel mundial. Si no pueden comercializar su obra, cómo sobreviven la avalancha de precios después de un largo 2020 tirando del bolsillo. A ello se le suma la no disponibilidad de materiales para ejercer su oficio, lo que conlleva a un final de la producción creativa.
ATEMPERANTES
Niurka Llambía, directora provincial de Cultura, explicó cómo desde las instituciones apoyaron a los creadores en situación más desventajosa:
“Siete de nuestros escritores no poseen ningún vínculo laboral, entonces pensamos en tramitarles una contratación como editores en la Loynaz, actividades por el Centro del Libro y una participación en programas radiales”, comentó.
“A los artistas de la plástica hemos tratado de incorporarlos en algunos murales que se han hecho y el Centro del Libro les ha comprado piezas. Estamos proponiéndole al Gobierno que nos pueda gestionar con los organismos, sobre todo con algunas empresas, la adquisición de obras.
“Tenemos identificados los artistas que pertenecen a los grupos de creación del Fondo Cubano de Bienes Culturales, ellos obtienen ingresos por esa vía. Con el resto, acordamos la compra de algunas de sus piezas para el coleccionismo institucional, pero contamos con 30, 40 mil pesos, y sabemos que ese dinero solo es suficiente para comprar dos, tres obras.
“Por eso, también buscamos dónde existen plazas de instructores de arte vacías para cubrirlas, y ubicar a algunos de nuestros creadores, que, además, han venido aquí con el deseo de trabajar. En el caso de los municipios ocurre igual.
“Institucionalmente no le hemos podido dar otra respuesta, pues son artistas independientes”, añadió.
UN PARAL
Indagamos con la filial provincial del Fondo Cubano de Bienes Culturales sobre la posible comercialización digital de la obra visual, como una alternativa a la supresión del mercado del arte en el actual contexto epidemiológico.
Dayamí Ferragut Barrios, especialista de promoción y comunicación de la Filial, explicó que “desde julio del año pasado a la fecha, en la galería comercializadora Valle Soy, sita en Viñales, se han realizado tres exposiciones en la plataforma virtual ArtSteps. En la exhibición el cliente puede obtener toda la información de las piezas mediante su ficha técnica, escoger la que prefiera y comunicarse mediante los contactos que están previamente expuestos en la información inicial de la muestra. Si desea comprar puede hacerlo a través de la pasarela de pago. En el año 2020, cuatro obras se vendieron por esta vía, a solo dos meses de inaugurada la institución.
“En estos momentos, solo se vende la imagen de la obra con la calidad requerida para una posterior reproducción. Si algún cliente estuviese interesado en la pieza original hará la negociación pertinente con el especialista de la galería. El pago se le concederá al artista a través de cheques remitidos por la dirección de la Filial en el banco, lo cuales deberán cobrar el 80 por ciento en USD y el 20 en CUP”.
No obstante, pese a la existencia de este mecanismo, “aún no se han obtenido los resultados esperados debido a la contracción económica y a la reducción del turismo”, reveló.
El ordenamiento ha expuesto debilidades en el trabajo de las instituciones en relación con sus artistas y las preocupaciones de estos ante los precios actuales. Es momento para actualizar las fórmulas de comercialización, repensar mecanismos, diversificar propuestas en la medida de lo posible, estudiar presupuestos, facilitar nuevas formas de empleo y contratación… y fortalecer el diálogo.
Es una tarea difícil, por supuesto, ¿qué transformación social no implica batallar? Pero aquí estamos, 62 años después.