Pareciera una enfermedad lejana, perdida en los años en los que la esperanza de vida era muy baja. Un padecimiento que de solo nombrarlo, uno se estremece completo y piensa en el peor de los finales.
La tuberculosis cobró miles de vidas en Cuba, sobre todo, en grupos de personas de bajos recursos, limitado acceso a la salud, residentes en barrios insalubres, y aunque a fuerza de prevención, tratamiento y control, los números hoy no alarman, la TB existe y hay personas que se contagian: en el mundo sigue siendo un problema.
Con una tasa inferior a 10 infectados por cada 100 000 habitantes, Pinar del Río es una de las provincias con resultados destacados en el Programa Nacional de Control de la Tuberculosis (PNCT), que iniciara en fecha tan temprana como 1962.
Tras el triunfo revolucionario de enero de 1959, uno de los primeros propósitos del joven gobierno y su naciente sistema de Salud, fue emprender una batalla campal contra la TB, uno de los flagelos que ocupaba en la década del’50 entre el octavo y décimo lugar como causa de muerte en Cuba.
En esa época “la lucha contra la tuberculosis estaba centrada fundamentalmente en el aspecto del tratamiento médico e higiénico -dietético de la enfermedad, y su centro radicaba en los sanatorios y dispensarios que existían a lo largo del país. Estas actividades no estaban concebidas con un enfoque epidemiológico. El diagnóstico era eminentemente realizado mediante radiología, así como su seguimiento evolutivo; los servicios de bacteriología eran muy limitados, y a pesar de contar con la vacuna BCG, fue muy escaso su empleo”, según consta en el artículo Los programas de control de la tuberculosis de 1963 y 1970 en Cuba. Análisis histórico, del autor Enrique Ramón Beldarraín Chaple, publicado en la revista Medisur.
Una de las primeras medidas registradas en aras de reducir el número de contagios fue la administración de la vacuna de Bacilo Calmette-Guerin, BCG.
Entre el primero de enero de 1959 y el 30 de junio de 1961 se aplicaron un total de 808 475 dosis en todo el territorio nacional, lo que significó una elevación importante del nivel inmunitario de los recién nacidos, dirigido a la disminución del riesgo de enfermar con formas graves en la población infanto-juvenil, refiere el citado artículo.
UN CAMBIO RADICAL
En 1962 el PNCT inició una lucha incansable por transformar esta realidad, una vez que se entendió que las mayores posibilidades contra la enfermedad estaban en el trabajo epidemiológico y en la prevención.
Sobre el enfrentamiento en la actualidad, Guerrillero dialoga en esta edición con la doctora Yisel Ramos Águila, especialista de Primer Grado en Higiene y Epidemiología, subdirectora de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, quien resalta desde un inicio que “los indicadores del Programa en Pinar del Río y en el resto del país obedecen a la gratuidad de nuestro sistema de Salud, la eficacia de los medicamentos, las garantías de seguridad alimentaria y laboral, así como el seguimiento sistemático por el médico y enfermera de la familia”.
Explica la doctora que en Cuba siempre ha existido la perspectiva de eliminar la tuberculosis como problema de salud: “De ahí que el PNCT se ha ido fortaleciendo con la necesidad de profundizar en el enfrentamiento de los determinantes de la TB y su enfoque social, de reforzar la integralidad dentro del Sistema Nacional de Salud, así como de la intersectorialidad, de modo que se corresponda con la situación actual de la enfermedad en vías de su eliminación como problema de salud pública”.
Agregó la especialista que en 2014, en la 67 Asamblea Mundial de la Salud desarrollada en Ginebra, se adoptó La Estrategia Fin de la TB, cuyo propósito es terminar con la epidemia de tuberculosis en el mundo, y está vinculada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), bajo tres indicadores de alto nivel: reducir el número de muertes por tuberculosis en un 95 por ciento comparado con 2015, reducir los nuevos casos en un 90 por ciento entre 2015 y 2035, y garantizar que ninguna familia enfrente costos catastróficos debidos a esta enfermedad.
El país se encuentra integrado a la iniciativa mundial, por tanto, a partir de las metas que se ha trazado, ha incorporado paulatinamente cambios en el PNCT, con el objetivo de encaminar acciones dirigidas a la eliminación de la enfermedad.
Enfatiza Ramos Águila que para lograr su eliminación es esencial el diagnóstico oportuno, el tratamiento y cortar la cadena de transmisión, tareas en las que se enfoca el Programa del médico y la enfermera de la familia.
DESDE LA ATENCIÓN PRIMARIA
“La vigilancia de la enfermedad comienza en la Atención Primaria de Salud, a nivel de los consultorios médicos, en el que el médico evalúa posibles contagios a través de la búsqueda pasiva de nuevos casos de TB, a partir del sintomático respiratorio por más de 21 días (SR+ 21) en las consultas médicas y en la pesquisa activa en grupos de alto riesgo o grupos vulnerables, con prioridad para las personas que presentaron una TB anterior, personas que viven con VIH, aquellas que residen en lugares con internamiento prolongado, personas socio-económicamente desfavorecidas, y niños menores de 18 años”, expone la subdirectora de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología.
¿Qué protocolos se siguen ante sospecha y confirmación de casos?
“Al detectarse un SR+ 21 se le indica la toma de dos muestras de esputos para realizar baciloscopia, estas se efectúan en todos los laboratorios de las áreas de Salud, y a la primera muestra se le hace cultivo en nuestro Centro Provincial de Higiene, o en el Centro Municipal de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Guane.
“Al detectarse un caso positivo es evaluado por el especialista de Medicina Interna del área de Salud o por el especialista en Neumología. Posteriormente, el Equipo Básico de Salud es el responsable de la administración controlada de los fármacos y del seguimiento sistemático de los casos, además de realizar acciones de control de foco en busca de contactos intra y extradomiciliarios para estudiarlos y administrarles quimioprofilaxis, y de esta forma, detener la propagación de la enfermedad.
“Aunque afecta a todas las edades y regiones, cabe destacar que es una enfermedad prevenible y tratable”, resalta Ramos Aguilar.
“En nuestra provincia, agrega, la ejecución del PNCT se realiza, tanto en las áreas de Salud como en los hospitales, lo que ha contribuido al cumplimento de los diferentes indicadores del programa; además, contamos con los recursos necesarios para el diagnóstico de la enfermedad, disponibles en toda la red de laboratorios nuestra y con los medicamentos para el tratamiento, el cual es supervisado y controlado por el médico y la enfermera de la familia, lo que ha permitido que tengamos una tasa de curación superior al 85 por ciento”.
SÍNTOMAS Y PREVENCIÓN
La tuberculosis es causada por el Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. La infección se transmite de persona a persona a través del aire. “Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada”, aclara.
Entre los síntomas más frecuentes, refiere la especialista vueltabajera, suelen presentarse tos, sudoración nocturna, fiebre, pérdida de peso, decaimiento, expectoración con sangre, entre otros; “pero debemos decir que la TB es una gran simuladora y puede aparecer de varias formas clínicas como una neumonía, un catarro común o, incluso, como una lesión”.
La afección, refiere, es un padecimiento crónico, que no se cura inmediatamente, sino al cabo de los seis meses de tratamiento efectivo y controlado. “La misma se previene a través del uso del nasobuco, cumpliendo las medidas de distanciamiento físico, manteniendo una buena higiene personal y ambiental, así como lavado frecuente de manos”, sintetiza la doctora.
A pesar de los siglos, la TB sigue siendo para el mundo una causa importante de mala salud, añade, y también una de las principales causas de mortalidad debido a un agente infeccioso. “Este año el lema será: Unamos esfuerzos. Llevemos a cero la TB”.