El 23 de febrero de 1958, Juan Manuel Fangio, campeón del mundo en cinco ocasiones, fue secuestrado por miembros del Movimiento 26 de Julio
“Disculpe, Juan, me va a tener que acompañar”, escuchó el cinco veces campeón del mundo de Fórmula 1 mientras conversaba con sus mecánicos en el lobby del Hotel Lincoln de La Habana. Era alrededor de las nueve de la noche.
La escena se produjo cuando un integrante del Movimiento 26 de Julio se le acercó al quíntuple campeón. Ayudado de una pistola calibre 45, el revolucionario lo obligó a que lo siguiera hasta la calle, donde los esperaba un automóvil.
Lejos de sobresaltarse, el piloto, famoso por su sangre fría, accedió a acompañar a los hombres que le llevaron a un vehículo. Los secuestradores se disculparon con Fangio y le explicaron que no pensaban hacerle daño. Ya lo habían intentado sin éxito el año pasado. No tenían nada contra él ni contra Argentina, sino contra Batista.
La carrera de autos en el Malecón de La Habana, con los mejores pilotos del mundo, fue una estrategia de Batista, presionado por su creciente impopularidad, para cambiar el ambiente que reinaba en el país.
Ante esto, el M-26-J decidió mandarle un mensaje al dictador, y a la vez desmentirlo, al demostrar que la mencionada “estabilidad” de la que presumía el entonces presidente de la República no era más que un ardid para ocultar la inestabilidad de un gobierno que se tambaleaba debido a la audacia de los hombres y mujeres que luchaban, tanto en la sierra como en el llano. La Isla era un caos, y Batista se resistía a reconocerlo. Es así que se planea el secuestro de Fangio.
El piloto no sufrió ningún daño las 26 horas que permaneció secuestrado. Estuvo charlando amigablemente con los integrantes del Movimiento, e incluso, fue gracias a esta acción que regresó a su país con vida.
Ironías de la vida, a pesar del secuestro del campeón, Batista no canceló la competición y la carrera se efectúo, pero un terrible accidente, causado por un piloto local, provocó la muerte de seis personas y una cuarentena de heridos entre el público. Además, posteriormente detectaron un fallo en el Maserati 450 que conducía habitualmente campeón.
«Me hicieron un favor», declaró Fangio luego del secuestro, según detalla la prensa de entonces.
UN PINAREÑO EN LA HISTORIA
Manuel Núñez León es conocido por Manolo, nació el cuatro de septiembre de 1928, en Viñales, territorio en el que aún reside.
Durante los años de la dictadura, su familia, al igual que otras, sufrió el cruel desalojo. Los pusieron al lado de allá de la carretera con sus trastos, sin saber para dónde enrumbar. A partir de allí, la vida se les hizo mucho más difícil.
Más tarde, aconsejado por varios amigos, decidió irse para La Habana. Ya allí, se incorporó al Partido Ortodoxo, posteriormente, formó parte de lo más radical de la vanguardia revolucionaria: el Movimiento 26 de Julio.
Durante esos años participó en varias acciones, la más importante fue, quizás, el secuestro del reconocido piloto de Fórmula 1, Juan Manuel Fangio, y que constituyó una de las operaciones más riesgosas de ese año.
“Mi misión era cubrirlo con una ametralladora Thompson y tres peines de 30 tiros que llevaba debajo del saco, porque aquello estaba rodeado de policías”, comentó en una entrevista hace algunos años, y prosigue: “Mientras un integrante del comando encañona al campeón, y le pide que lo acompañe, yo rastrillo el arma y advierto a los presentes que no se muevan.
La operación se lleva a cabo sin que suene un solo disparo. “Cuando ellos salen, yo retrocedo de espaldas hasta la puerta, sin dejar de apuntar, y digo que aquello estaba cercado por el “26 de Julio”, que nadie fuera a salir antes de cinco minutos”, refiere Manuel en la misma entrevista.
El comando revolucionario escapa en tres automóviles. En el primero, va el astro argentino, en el segundo, lo hace Manuel.
La lucha de los barbudos en contra de la pobreza y la represión ya era un hecho. Y resonaba en el mundo.