Eduandris Boloy Velázquez es el bebé más pequeño operado este año de cataratas congénita en el hospital pediátrico Pepe Portilla. Con apenas dos meses y medio de nacido, fue sometido a una cirugía en el ojito derecho, justamente el pasado 20 de noviembre. Desde entonces, nos comenta su padre Eduandris Boloy Tamayo, se mantiene arropado como una “oruguita” para evitar que se lleve las manos a la cara y se lastime.
“Ha sido compleja la recuperación. Al ser tan pequeño, está incómodo, lleva gotas cada dos horas y como es un lactante, hay que despertarlo. No obstante, somos muy disciplinados con eso”, refiere el papá vía telefónica. En la consulta de Oftalmología, radicada en “Especialidades”, Zabeisy Palomares Aguilera, especialista de Primer Grado en Oftalmología, explicó que el caso fue diagnosticado por la especialista que atiende al bebé por su área de Salud en Consolacióndel Sur.
De ahí fue remitido a la consulta provincial, donde asisten pacientes en edades pediátricas de todo el territorio vueltabajero. “Las cataratas congénitas, refiere Palomares Aguilera, son diagnosticadas muchas veces al nacer el bebé o en la primera consulta que tienen al mes. Este caso transitó de esa manera. Fue evaluado y tenía criterio quirúrgico”.
La catarata es una opacidad del cristalino, que normalmente debe ser transparente, expone la especialista. Entre otros criterios para operar, la catarata monocular (en un solo ojo), debe medir más de tres milímetros y ocupar casi toda el área pupilar, de manera que impide que entre la luz y el bebé no desarrolla la visión.
En 2024 en el “Pepe Portilla” se han operado tres casos: una niña de seis años con cataratas infantil, un bebé de tres meses y, más reciente, el pequeño Eduandris. Según refiere la doctora, estos casos entran a cirugía entre las tres y seis semanas de nacidos, y siempre se dialoga con la familia sobre los pormenores de la intervención quirúrgica.
ATENCIÓN SIN REPAROS
“Desde que llegamos a la consulta, nos explicaron al detalle las características de la patología. Incluso, la doctora ha sido muy atenta y, fuera de su horario laboral, ha respondido cada duda que como padres hemos tenido. Eso ayudó a que estuviéramos relativamente tranquilos”, comenta Boloy Velázquez.
Palomares Aguilera precisa que es extremadamente importante el papel de la familia, que es la que está al cuidado del paciente y vela y cumple su tratamiento. “Al mes de operado se hace una medición, entonces le ponemos espejuelos o lentes de contacto para corregir ese cristalino que se quitó. Haciéndolo todo a tiempo, aunque cada caso es uno, está descrito en los libros de Medicina que las cataratas monoculares tienen un
pronóstico visual reservado, no así las que son binoculares, con un mejor pronóstico quirúrgico”, señaló.
Agregó que a los 10 o 12 meses al niño operado se le hace un tratamiento con oclusiones. Todo ello responde a una rehabilitación visual: “Le quitamos la opacidad, pero tratamos que después vea lo más posible”.
En Oftalomología, la mayoría de las cirugías que se hacen son estrabismos, obstrucción de vías lagrimales, tumores de párpados, pero lo más priorizado dentro de esta especialidad pediátrica son las cataratas, asegura la doctora. “Cuando llega un caso se evalúa por el equipo y se planifica la cirugía si tiene criterio para ello. Contamos en esta institución con un grupo preparado para asumir estos casos, que no se hacen todos los días ni todos los meses”, señaló.
Entre 30 y 40 pacientes son atendidos diariamente en la consulta de Oftalmología de “Especialidades”. Casi todos están evaluados con antelación en el área de Salud, aunque reciben a los que llegan hasta ella. Las patologías más recurrentes son estrabismos; defectos refractivos como miopía,
hipermetropía, astigmatismo, obstrucción de vías lagrimales y conjuntivitis alérgica.
El papá de Eduandris y su esposa Miriam Velázquez la Rosa, ambos trabajadores de la Salud, no tienen palabras para describir la atención constante y meticulosa del equipo médico, ese que encabeza la galena Zabeisy Palomares Aguilera, y que no escatima en llamar por teléfono para saber de la evolución del pequeño, incluso, después de la primera consulta posquirúrgica, justo a los siete días.
“Todo el mundo se puso en función del pequeño”, dice el padre. Por eso están muy agradecidos. Desde que vieron aquella manchita azul en su ojo derecho hasta ahora, no han hecho más que cultivar la esperanza de que su visión no tenga dificultades en un futuro.