Se ha vuelto con los años un hombre imprescindible para la institución partidista. El edificio de la avenida Comandante Pinares ha sido testigo de sus últimos tiempos al servicio de los ideales más revolucionarios, y es que Argudín, como le llaman todos, esquiva a sus casi 76 primaveras y regala la voluntad de hacer lo que sea necesario.
Ya es medio siglo de trabajo para una persona que ha visto en su labor la vida misma. En la actualidad se desempeña en la piquera centralizada de la sede del Comité Provincial del Partido en Pinar del Río en la distribución de los vehículos en dependencia de las necesidades del organismo.
EL INICO DE CINCO DÉCADAS
Las filas partidistas agruparon a Juan Argudín Espinosa allá por los años ‘60 como joven rebelde, después como integrante del Partido Unido de la Revolución Socialista (PURS) y seguido como parte del primer llamado del Servicio Militar Obligatorio en Pinar del Río, allí tuvo el privilegio de ser uno de los apenas seis regocijados con la entrega del carné que los acreditaba como militantes del aún joven PCC.
En 1966 Raúl Castro estuvo en la unidad a la que pertenecía, la 3234, en Artemisa, y de sus propias manos recibió el carné.
Al finalizar la década y también el servicio, el primer centro en el que laboró fue el Comité Regional del Partido, ubicado en lo que es hoy la Dirección Provincial de Educación.
«Allí empecé como funcionario, atendía a estudiantes de secundaria y otras cuestiones de la misma esfera educativa, hasta pasar posteriormente al llamado Pinar Urbano, con el mismo encargo», recuerda.
Al crecer la nomenclatura de cuadros pasó a la sede del Comité Municipal, también cursó estudios en la escuela provincial de cuadros en donde concluyó la licenciatura en Ciencias Sociales, una carrera que disfrutó durante cinco años. Para los años ‘90 es que inicia su faena en la sede provincial, específicamente en el Comité de Control.
ORGULLO DE UN HOMBRE INSPIRADO EN SU TRABAJO
Argudín declara sentirse orgulloso por coincidir en espacio y tiempo con los grandes dirigentes de la provincia, ejemplo de ellos son Julio Camacho Aguilera y Jaime Crombet.
Atesora entre sus anécdotas predilectas la oportunidad de estrechar la mano de quien fuera para él el hombre más grande que existió sobre la tierra: Fidel Castro Ruz, momento que recordará para toda la vida.
La entrega constante hizo de Argudín una persona admirada entre sus compañeros y familiares, considera sentirse satisfecho con lo que ha logrado y espera continuar hasta que las fuerzas le alcancen.