La Real Academia Española define eyacular como lanzar con rapidez y fuerza el contenido de un órgano, cavidad o depósito, en particular el semen del hombre. Para los expertos en sexología es la respuesta del cuerpo en la que se expulsa el semen de los testículos, la mayoría de las veces cuando se reciben estímulos excitatorios.
Si bien casi todas las definiciones apuntan hacia el género masculino, las mujeres también eyaculan durante el acto sexual, y aunque por mucho tiempo se consideró un problema de incontinencia, desde hace algunos años estudios demuestran que existe y es totalmente normal.
En el 2014 una investigación determinó que el fluido se acumula en la vejiga durante la excitación y sale a través de la uretra durante la eyaculación. Según la Sociedad Internacional para la Medicina Sexual, entre el 10 y el 50 por ciento de las mujeres eyaculan durante las relaciones sexuales.
Expertos consideran que muchas féminas experimentan la eyaculación, pero no lo notan, y esto se debe a que el fluido puede desplazarse hacia atrás, hacia la vejiga en vez de salir del cuerpo, y otras veces se expulsa a través de la micción.
Según un artículo publicado en la revista Medical News Today, existen dos tipos de eyaculación femenina: derramar fluidos y eyacular fluidos. El primero usualmente se presenta en grandes cantidades, es incoloro e inodoro. Mientras el segundo es más parecido al semen masculino, usualmente es espeso y lechoso.
Sin embargo, investigaciones más actuales hablan de las glándulas de Skene, consideradas la próstata femenina. Se dice que el 80 por ciento de las mujeres las poseen y están ubicadas alrededor de la uretra con una estructura similar a la del hombre. Estas glándulas tienen un conducto bífido que las comunica con el mundo exterior y sus salidas están situadas a ambos lados del meato urinario, o sea que la eyaculación sale por esa vía y no por la uretra.
Lo que sí es cierto es que la experiencia, las sensaciones, la cantidad y los activadores varían de una persona a otra, pues puede producirse estimulando el clítoris o cualquier otra parte del cuerpo que pueda desencadenar un orgasmo, o mediante la estimulación del punto G, porque al presionar la zona, también son presionadas las glándulas de Skene provocando la eyaculación.
Aunque es un tema que aún genera controversia en la comunidad científica se dice que puede o no ir acompañada de un orgasmo. También se estudian los beneficios que puede tener para la salud de las mujeres.
Datos curiosos:
Si bien aún no se precisan los beneficios de la eyaculación femenina, está demostrado que en el caso de los hombres eyacular con frecuencia, sobre todo más de 21 veces al mes, previene el cáncer de próstata.
Igualmente la eyaculación relaja tensiones y ayuda a dormir, combate el mal humor, contribuye al manejo del estrés y la depresión, aumenta la inmunidad y ayuda a mejorar síntomas del resfriado común y hasta enfermedades nasales como la rinitis alérgica.